Phoenix se ha vuelto un foco de sangre dentro del distrito T. Un lugar donde las mujeres no han podido vivir tranquilas desde las desapariciones constantes de chicas en la ciudad.
Everlot Wayne, una estudiante de Relaciones Internacionales conocida...
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«Aquel día me traicionaron, me olvidaron y me desterraron, aquella pesadilla había empeorado, pero no estoy dispuesta a rendirme, no hasta que mi propia familia me haya asesinado»
-Happy Returns-
"Steven Wilson"
Everlot había despertado, recordaba aún ese sueño, se acercó a la orilla de la cama para tomar su teléfono de la mesita de noche. 8:40 de la mañana, para ella en temporada de vacaciones era muy temprano, se frotó las manos en el rostro, se levantó y se acercó al espejo; aún había señales de que había pasado una mala noche, abrió la compuerta de aquel cajón donde solía guardar fotografías y recuerdos, cuando observó al fondo una caja vieja azul de lunares negros.
Decidió dejarlo pasar y cerró la puerta del closet. Bajo las escaleras y se dirigió a la cocina, aquel olor a huevos fritos y tocino había inundado su sentido del olfato.
—Buenos días abuela —dijo ella al darle un abrazo por atrás.
—Everlot, ¿vas a salir?
—No, ¿por qué?
—Porque normalmente te levantas tarde.
Wayne se sirvió una taza de café, no sabía si decirle lo que había pasado en realidad o no.
—Tuve una pesadilla.
—Ajá —respondió su abuela sin voltear a verla.
—¿Recuerdas que tenía una amiga en la infancia que había desaparecido?
—Una tal Alondra ¿cierto?
—Alexandra.
—¿Y qué pasó? —pausó—, niña, ¿estuviste llorando?
Wayne se pasó de un solo trago el café que quedaba todavía en su taza.
—¿Qué es lo que le hace pensar eso?
—Tienes los ojos hinchados. Anda, dime, ¿qué pasó?
—Nada importante.
La chica no quería dar explicaciones de su situación, posiblemente terminaría más agobiada por lo que diría toda su familia si se enteraba de lo que había ocurrido, o peor aún quedaría como una estúpida por no saber prevenir ciertos imprevistos que tenían solución antes de llegar a ser un caos; su familia en cierto punto era desconsiderada con los errores de los demás al momento de escucharlos.
—No quieras engañarme, te conozco muy bien.
Wayne se quedó callada por un instante.
—Tuve problemas con una amiga.
Un leve quejido por parte de la abuela le dio la señal a ella de lo que iba a decirle.
—¿Cuántas veces te hemos dicho que los amigos suelen tener un fin? —vio a la chica con la cabeza baja—, y que solo hay personas que suelen pegarse como sanguijuelas en tu cuerpo para chupar tu energía o aprovecharse de ti... Everlot eres tan acomedida pero a veces eres muy tonta.
