Phoenix se ha vuelto un foco de sangre dentro del distrito T. Un lugar donde las mujeres no han podido vivir tranquilas desde las desapariciones constantes de chicas en la ciudad.
Everlot Wayne, una estudiante de Relaciones Internacionales conocida...
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«No era necesario que regresaras, no era el plan que tú volvieras únicamente para verme caer ante ti; da media vuelta que en estos momentos ya no eres parte de mis problemas, regresa a tu infierno lejos del mío porque no anhelo volver a caer en el abismo de tus mentiras»
-All the King's Men-
"The Rings"
No había pasado mucho tiempo.
Everlot no tuvo otra alternativa que salir para encontrarse con las consecuencias de sus actos; sentía como el tiempo comenzaba a ir lento, estaba empezando a sentir esa ansiedad que anteriormente había sido controlada; no podía evitar ver la hora desde el reloj de pulso que tenía en su muñeca derecha.
La chica comenzaba a cuestionarse qué era lo que había hecho mal como para que todo esto se estuviera manifestando de esa forma; ella no podía más, ese desconcierto e intriga hacía ver que el transporte público iba demasiado despacio para su gusto; comenzó a analizar el mensaje, su significado e incluso sus intenciones, Wayne estaba dándole muchas vueltas al asunto pero sabía que si no lo hacía podría incluso caer desprevenida a cualquier movimiento no esperado. Su vida nunca fue espontánea, y sus acciones no eran llevaderas; ella había aprendido a tener que estar un paso antes que los demás si no quería que la trataran de forma insignificante. «¿Qué demonios era lo que estaba planeando?» pensó al momento de bajar del transporte público y caminar entre la plaza de la insurgencia «¡Cuál es el objetivo de todo esto!».
La plaza de la insurgencia era uno de los atractivos de "P", debido a la riqueza de historia que poseía, ahí bajo sus pies se encontraban miles de almas posiblemente retorciéndose del enojo por saber que después de años de lucha y negociaciones el capitalismo y el inutil control de la administración pública estaba comenzando a dejar ver los resultados de sus labores con el aumento de inseguridad ciudadana y opresión por el simple hecho de marchar en nombre de mujeres desaparecidas; sin embargo parecía que eso era solo un porcentaje mínimo de comprensión ante tales actos, porque al momento de cruzar por la estatua de los "Tres Guerreros" pudo notar que el valor que se le tenía a un pedazo de piedra esculpida era más importante de venerar e iluminar con veladoras que exigir los resultados de las nuevas carpetas de investigaciones.
La chica cruzó la calle que dividía la plaza de la insurgencia con el mercado de artes y delicias, el cual estaba a unas calles más allá de la estación de trenes de "P". Sus piernas le temblaban, su mente seguía pensando en todas las posibilidades que podían existir, a pesar de todo, esos sentimientos seguían ahí haciendo que su estómago se contrajera en esos instantes.
Deseaba ayuda. Pero Mordecai no estaba ahí.
Deseaba escapar. Pero deseaba aún más darle a este problema un final.
Caminó por unas calles hacía el oeste del centro en zig zag cuando por fin se detuvo al otro lado de la calle para observar la entrada de la estación; no esperó más y nuevamente cruzó la calle para esta vez ingresar a la central de trenes. La gente caminaba a su alrededor como alma que lleva al diablo por tratar de alcanzar el tren o tomar un taxi, mientras que otras permanecían esperando en las bancas, compraban un cucurucho de golosinas o leían dentro del kiosco las revistas o periódicos locales de la ciudad.
