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«Muchas veces las circunstancias nos limitan a aceptar cuestiones desfavorables y aceptar que otras tantas nos llevan a rechazar oportunidades inimaginables, tanto que hasta incluso las grandes mentes lo consideran una manipulación de la divina gr...

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«Muchas veces las circunstancias nos limitan a aceptar cuestiones desfavorables y aceptar que otras tantas nos llevan a rechazar oportunidades inimaginables, tanto que hasta incluso las grandes mentes lo consideran una manipulación de la divina gracia de lo que puede ser un destino, fé o incluso una casualidad de la vida»

-Dead-

"Normandie"

Everlot Wayne sabía perfectamente cuál era su mayor desafío personal desde que tenía nueve años, lo supo desde que había entrado al instituto Phoenix y había sido admitida en el programa del plan Phoenix en donde los niños eran miembros de familias que contaban con pocos recursos como para pagar una matrícula completa en la escuela, y aunque ella era un caso contrario, su familia sabía que estaba en lo correcto al pedirle a los directivos que trataran a aquella niña como una más del plan Phoenix a pesar de pagar la matrícula completa; ellos tenían un objetivo, tenían una lección que querían que ella aprendiera antes de que fuera demasiado tarde para entenderlo.

Ellos lo entendieron, y ella lo haría y sabría que no todo tiene una facilidad, no todo tiene un punto de maleabilidad para facilitar las cosas si rompes con aquellos valores y esencia que te rige como ser humano dentro de cualquier círculo social.

Pero Wayne solo comenzó a entender dos cosas a punta de golpes; con el labio roto y el uniforme manchado de césped y lodo, aprendió que los buenos muchas veces eran silenciados, que por mucho que gritaras y trataras de defender ese valor humano un simple fajo de billetes de alto valor podrían incluso cambiarlo todo y hasta incluso obligar a pagar aquel error que no cometiste de una forma despiadada, y concluyó que el valor de tus acciones podían ser opacadas por una suma de dinero más baja que el verdadero valor de las mismas.

—Este es el cuarto reporte que indica tu ineptitud al tener contacto social con tus semejantes —habló la señorita Marison al momento de sacar una hoja de un cajón de escritorio y escribir en él un citatorio para los padres de Everlot—, la escuela no va a permitir que una niña del plan Phoenix opaque el estatus de la escuela enfrente de quienes benefician su educación con donaciones, y ni mucho menos va a permitir que se violente a miembros de los mismos donadores.

Aquella pequeña odiaba cada instante en aquella dirección, y esa mujer comenzaba a irritarla de una forma tan peculiar, aquel trato era el más bajo, el más cruel y sobre todo el más nefasto para una niña de nueve años, ella había visto como la mujer hacía llorar a los niños cuando salían de dirección, todos ellos del plan Phoenix, o como ella solía decirle "becados", había escuchado como odiaba tener que lidiar con ellos, los becados eran rechazados en clase, tenían menos oportunidades de destacar en clase o incluso eran sacados de la misma por no saber una respuesta. Everlot lo supo, la señorita Marison no iba a ser considerada con quienes no le dieran un beneficio en específico, no ganaba nada con los plan Phoenix porque para ella solamente eran unos arrimados.

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