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«He retornado al pasado, ahora que lo veo todo con más claridad me he dado una segunda oportunidad, en donde he sanado ciertas heridas pero otras siguen abiertas, y te he mostrado mi alma desnuda suplicando por más y más; dime amor mío ahora que l...

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«He retornado al pasado, ahora que lo veo todo con más claridad me he dado una segunda oportunidad, en donde he sanado ciertas heridas pero otras siguen abiertas, y te he mostrado mi alma desnuda suplicando por más y más; dime amor mío ahora que lo sabes todo de mí ¿aún serías capaz de destruirme?»

-Vía Láctea-

"Zoé & Dorian"

Ella aún recordaba aquella etapa que trataba de ocultar a los demás, y la que día a día la seguía persiguiendo como una manada de lobos hambrientos tras su presa sin escape; no se sentía presionada, pero tampoco aliviada por saber que poco a poco estaba comenzando a retomar ciertas actitudes antiguas en donde cedía a sus pesadillas, en dónde gritaban su nombre, en donde era condenada por la misma Alexandra a los ojos de los demás. Esa tarde tenía que encontrarse con el lugar en donde nacieron aquellos demonios creados por la gente y por su propio círculo social; seguía observando aquellas viejas fotos del instituto, aun podía sentir la tela incómoda del suéter escolar y la sensación de sus dedos al pasar ciertos orificios de la tela de las mangas.

—¿Estás segura de lo que haces? —le interrumpió alguien más.

Bean le preguntó desde la esquina de su habitación mientras curioseaba el librero de Wayne y comenzaba a acomodar los libros por colores.

—Por supuesto que lo estoy, sino ¿Por qué crees que tú estarías aquí? —respondió ella y al alzar la cara y verlo desacomodar sus libros añadió—: y por favor deja de desordenar mis libros, no los tengo por colores, los tengo por autor.

—¿En serio? —dudó—, porque justo ahora estoy viendo uno de Coelho en medio de toda la saga de Orson Scott.

La chica se acercó al librero y en cuanto vio aquel libro fuera de lugar maldijo en voz baja, lo cambió a la última repisa en donde estaban los libros que ni en su vida había tocado, que solo habían sido un regalo de personas que intentaban quedar bien con su familia y había terminado siendo todo lo contrario. Sabía perfectamente quién lo había puesto en otro lado y se alegraba demasiado de que la hubieran despedido al momento de que Francis había retomado su lugar como el mayordomo de confianza de la familia Wayne.

—Ahora que está todo en su lugar, ¿me vas a ayudar o no?

—¿Ayudar en qué? ¿en mentir?

La chica se quedó callada y asintió.

—No.

—¿Qué? ¡Por qué no!

—Porque no quiero hacerme responsable de lo que llegue a pasarte.

—Maravilloso, perfectamente maravilloso —siseó Wayne al momento de alejarse de él para guardar las fotografías.

El chico podía ver cierta frustración en ella, en realidad no es que no quisiera ayudarla pero no deseaba verse más involucrado en algo más, eso era parte de sus reglas al momento de convivir con los demás, sin embargo en esos momentos él era el único amigo más cercano que le quedaba si no tomaba en cuenta a Mordecai. «¿Quién era él para no apoyarla si se trataba de Wayne?» pensó; suspiró levemente y se acercó al armario de la chica, el cual abrió y comenzó a ver sus opciones.

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