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«He descubierto tu secreto, y ahora entiendo todo ese misterio, sin embargo a pesar de aquel tormento que me ha acechado durante este tiempo, por fin mi alma encuentra parte de aquella verdad que todo este tiempo me has negado»

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«He descubierto tu secreto, y ahora entiendo todo ese misterio, sin embargo a pesar de aquel tormento que me ha acechado durante este tiempo, por fin mi alma encuentra parte de aquella verdad que todo este tiempo me has negado»

-I'm Not Made by Design-

"Nothing But Thieves"

-Spellborn-

"Sham Stalin"

Secretos.

El príncipe de los Cyanolycos caminaba de un lado a otro dentro de la pequeña oficina que le pertenecía a su padre en la casita sencilla donde solían vivir antes de que supieran el verdadero poder que realmente tenían; él aún no entendía por qué su padre le había ocultado la verdad sobre ellos mientras los obligaba a vivir en la miseria, enfrentando las dificultades de posicionamiento en la jerarquía social mientras recibían las humillaciones de quienes les miraban de abajo para arriba como si fueran una simple cosa que podían manejar a su gusto, mientras destruían su imagen y autoestima haciéndolos ver como unos subordinados.

Porque esa era la palabra correcta, y esa sería la palabra que usaría sobre los demás cuando pudiera presentarse al público como el nuevo líder de los Cyanolycos, sabía que su madre no estaba conforme con lo que él estaba haciendo, sabía que ella tenía miedo de lo que él pudiera hacerle a los demás. Aquel secreto que junto con su hermano había descubierto los había llevado a desear más de lo que su padre les pudo haber dado trabajando como obrero en una fábrica de neumáticos y como mecánico durante los fines de semana; su muerte para ellos fue una desgracia convertida en una nueva oportunidad cuando una mujer con aires de poder les había visitado a aquella pobre casa de un piso y con solo dos habitaciones compartidas.

—Muchachos —se escuchó por parte de su madre algo disgustada por su presencia—, ella es su tía, la señora Olivia Barlot.

Y quien en esos momentos era la única integrante que sabía que ellos tenían en su sangre el legado Corvidae, la legítima descendencia de un Azulino.

El sonido de la puerta de la antigua oficina de su padre interrumpió sus pensamientos, alzó la mirada y vio que se trataba de su mano derecha.

—¿Hiciste lo que te pedí?

—Sí, pero existieron ciertos contratiempos —respondió.

—¿Qué demonios te pasó en la nariz?

—El maldito de Capitaine me la rompió en una pelea en el callejón del salón Hargreeves.

El príncipe de los Cyanolycos rió levemente mientras negaba con la cabeza, divertido lo que a su mano derecha le había pasado.

—¿Y por qué no lo mataste en ese instante?

—Estaba acompañado por alguien más, me parece que fue el objetivo frustrado de Ethan —pausó—, si tan solo no hubieran aparecido ellos en los camerinos...

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