Versos hechos de Insonmnio

42. Casi

A veces no sé muy bien cómo explicarte que mi mundo ahora gira casi entorno a ti, que me eres casi necesario y que casi no puedo vivir sin ti; que las palabras casi no me salen del pecho atragantadas en una sola bocanada de aire y que me salen solas del corazón, casi sin querer, casi involuntarias.
A veces no sé muy bien cómo contarte todos y cada uno de mis planes, casi en las manos, pero a la vez tan lejos, que me gusta verte pasear descalzo, casi sin ropa, o acostado a mi lado, casi dormido; que tu sonrisa se ladea más hacia el lado derecho, casi imperceptible, que cuando miras algo con atención abres mucho los ojos, casi embobado, que cuando me desnudo estudias casi todos mis movimientos y que cuando me acaricias, casi no me tocas, es casi un roce.
A veces no sé cómo decirte que no te vayas nunca, que el reloj casi no mueve sus agujas cuando te tengo demasiado lejos, pero que corre casi adelantado cuando te tengo aquí al lado; que tus dedos casi bailan derritiendo mis adentros, deleitandome, que te mueves casi como un gato, elegante y sensual, casi provocando.
A veces no sé cómo dejarte muy claro, que sin casis, te amo, por decirlo por haber, que sin casis, nunca había sentido esto, que casi es una punzada y que casi duele, es casi placer, no sé si me explico.
Porque a veces eres casi lluvia, que a veces enfrías y otras mojas, empapas, inundas, invades, penetras. Casi sin razones de ser, y por qué tu risa casi me dispara hasta lo más profundo del alma, haciendo añicos aquel muro que conseguiste destruir sin que casi me diese cuenta, casi sin hacer ruido.
Salvo tu risa.