24. Mil cuatrocientos veinticuatro pedazos

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Me rompió, en mil cuatrocientos veinticuatro pedazos, y le dio igual. Mi corazón estalló en mil cuatrocientos veinticuatro explosiones, a cada cual más dolorosa. Mi mente se perdió en mil cuatrocientos veinticuatro caminos y no sabía el camino de vuelta en ninguno de ellos.

Pero dio todo igual, yo seguía sin creérmelo y él seguía caminando en dirección contraria a la mía, alejándose cada vez más de mí, alejándose cada vez más de lo que era nuestro, dejándome ahí, releyendo todos y cada uno de los capítulos que habíamos sido capaces de escribir, nuestros, sin ser capaz de cerrar el libro, de pasar página, de volver a ser yo. Y es yo ya no era yo, porque yo acabé siento un poco él, y él se llevó todo de mí y con todo, mi corazón, roto en mil cuatrocientos veintiuncuatro pedazos. Y en cada pedazo abarcaba un te quiero, un recuerdo, un plan, un sueño, una ilusión, un beso, un sentimiento. Y lo siento, cielo, pero es que no esperaba que todo lo que habíamos construido se rompiese de un día para otro, porque, ha sido tanto tiempo dedicado, tanto esfuerzo, tanto amor malgastado, que ahora me siento vacía, porque te lo di todo y me he quedado sin nada. Pero tranquilo, que no te molestaré más, que acabaré superando todo esto, aunque no te voy a mentir, no sé cuánto tiempo va a tardar en recomponerse tanto daño, tanto trozo desperdigado, pero sólo te pido una cosa, cuando por fin esté bien, no vengas a destrozarme otra vez.

Versos hechos de InsonmnioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora