12. Al que todos llamaban 'caballero'

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Eran los golpes, con las manos

Más duros que la piedra,

Más doloroso que las púas

Que fue clavando al ritmo

Que se fueron infectando con el tiempo.

Ya no creía en el amor,

Esa mierda que llaman amor,

Que a mi no me supo a amor.

Cada grito, cada vez que alzaba la voz

Para insultarme

O tal vez decirme que era suya

Que nadie se acordaría de quién fui

Y que nadie me echaría de menos.

Ni si quiera él.

En la cama me follaba sin compasión,

Me decía que me amaba,

Me ataba a la cama y me amordazada,

Gritaba mi nombre como un salvaje.

Yo no quería follar

Porque lo único que hacía era fallarme a mí misma

Como él me fallaba a mi tantas veces

Cada vez que se enfadaba y la pagaba conmigo.

Convertía mi piel Inmaculada

En un auténtico desastre,

De moratones y cicatrices

Manchada por su ira.

Pero él, como siempre decía,

Me quería como a nadie.

Y yo tenía que contestar 'y yo'

Porque si no volvía a desenvolver esas manos largas,

Se quitaba el cinturón,

Se calentaba las manos,

Y me ponía en su regazo.

A mí, sinceramente,

Los latigazos ya no me dolían,

Ni si quiera los bofetontes,

Ni las hostias contra la nevera.

A mí me dolía el alma,

Me atravesaba la garganta

Con un nudo que me ahogaba.

Aquello era una cárcel,

Un infierno.

Y acabe por terminar de destruir

Aquel muro de Berlín que aquel hombre

Al que llamaban caballero

Y al que a todos decían bueno

Destruyó con sus manos

A base de golpes y pocos besos,

A base de luchas y amenazas,

A base de querer de una manera, que,

Para querer así, mejor que no se quiera.

Me quería demasiado a mí misma

Como para dejar que él acabase conmigo.

Yo hice el trabajo sucio.

La policía lo llamo suicidio.

Yo ahora lo llamo libertad.

Versos hechos de InsonmnioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora