Tal vez el mundo no empiece conmigo, ni contigo, ni acabe conmigo, ni contigo. Pero mi mundo empieza contigo y acaba contigo, con una guerra en mi cama y una tregua en la tuya, toda sudada, con un par de millones de besos que me quedan por darte, con un sin fin de madrugadas en vela, con unos cuantos amaneceres charlando, con cientos de noches sin dormir y miles de buenos días que me quedan por dar. Porque una mañana que empieza en el final de tu espalda, es una buena mañana. Porque una noche que se acaba con las bragas mojadas y un par de besos de despedida, es una buena noche. Y si te digo que me muero sin ti, no te lo creeríais, pero me moriría. Seguiría aquí, tal vez haciendo lo mismo de siempre, la misma rutina de cada lunes, el mismo fin de semana, el triste domingo desvelada y vuelta a empezar, pero es que no habría ganas, casi ni de respirar, ni de seguir, ni de tirar del carro, porque en el carro no estás tú. Y si me dicen que eso es vivir, es que no han vivido lo suficiente, o al menos, no contigo. Porque contigo todo se improvisa y se hace sin pensar, contigo no hay rutina que valga, porque rompes los esquemas y colmas el vaso, eres el éxtasis y la anfetamina llena de adrenalina, la sonrisa torcida y la mirada turbia, las uñas que se clavan en la espalda y la respiración entrecortada, el sudor y la saliva, el calor y las sábanas pegadas, el tembleque de piernas y el gemido, y para acabar, la exalación y bocanada de aire después de llegar al final. Final que no es final, sino principio de una nueva página que escribir con tinta invisible en nuestra historia de recuerdos que nos quedan por recordar y en un futuro que contar, a nuevas generaciones, o a extraños que no nos conocerán, pero siempre buenos recuerdos a tu lado y tal vez los mejores de mi vida. Porque mi vida empieza y termina contigo, con tu sonrisa de idiota, tus ojos buscones, tus manos inquietas, tu boca reseca, tu pelo revuelto, una canción de fondo sin ser escuchada, los latidos demasiado altos, la respiracion agitada, calor en la sala, olor a hormonas y sabor a ti y a mí. Que brindo por las tardes de sofá, los espejos retrovisores en los que te veía sonreír, las miradas perdidas en cualquier rincón de mí, los movimientos rápidos de muñeca y las cortinas que se vuelan. Que no hay espacio que más me guste que el que no dejamos que haya entre nosotros, piel con piel, compás y ritmo, preludio entre tus piernas y armonía en boca de nadie, que se siente orquesta, entrepierna y humedad de fondo de armario, o de cama. Y es que las estaciones pasan rápido aquí, en la cama, haciendo fama, viendo la vida pasar tras el cristal, mientras tú y yo nos hacemos eternamente eternos, eternamente inmortales, eternamente jovenes, haciendo deporte de riesgo un simple roce. Y será para matarnos y quedarnos en el sitio, en la misma cama, a la misma hora, en el lugar del crimen donde caímos fulmimados por una bala, o una flecha, que llevaba nuestro nombre grabado en el centro, con la letra clara y bien cuidada. Y es que no había descanso entre batalla y batalla, que nos matabamos en una guerra carnal, haciendo destrozos en el paisaje, hechos pedazos, sangrando y exhaustos. Y lo peor no ha pasado aún, soldado de cama y sábana, con besos de plata y manos de fuego, que estamos uniformados a juego, en el mismo campo de cuatro patas, a oscuras y sin escapatoria. Y es que el mundo no empieza conmigo, ni contigo, ni acaba contigo, ni conmigo, pero mi mundo empieza con nosotros, y nuestra guerra mundial.
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Versos hechos de Insonmnio
PoetryPoesía, en verso o en prosa, pero no deja de ser poesía. 2014-2015.