Capítulo #50: "El de los ojos verdes"
Andrea
Jey conduce el auto y voy a su lado, su semblante se ve serio y a la vez preocupado, prefiero mil veces que se enoje conmigo por no saber jugar.
Tomé su mano derecha, sacándola del volante y entrelazo nuestros dedos, le escuché suspirar y se aferra a mi agarre mientras conduce.
Llegamos a casa y ambos subimos, él se mueve hacia el baño, pero yo me quedo preocupada. Entro al baño y me quito la ropa fuera de la ducha. Abro la cortina y entré, mantiene su frente contra los azulejos, dejando que el agua corra por su cuerpo, voy tras él, abrazándome a su espalda.
— Idiota, me estás preocupando —murmuré.
Él no responde y beso su espalda, tomé el jabón y comienzo a enjabonarlo, lo volteo y sus ojos azules verdosos chocan con los míos, enjabono su pecho y cuello, sus manos van a mi cadera, acercándome a su cuerpo, reposa su frente en la mis mientras sigo con mi cometido.
Me separo un poco tomando el shampo y le doy un masaje en el cuero cabelludo y su hermoso y rubio cabello, cierra los ojos y sonrío, lo hago retroceder un poco para que el agua se lleve la espuma.
— Jey —Él abre sus ojos, mirándome—. Te amo.
Sonríe — Lo sé.
— No, tú no eres meramente consciente de todo lo que significas para mí —digo y él me atrae a su cuerpo, abrazándome—. Idiota, yo hago más que amarte, eres mucho más que un simple amor, eres mi todo.
Ambos nos bañamos mutuamente y luego nos colocamos nuestra ropa interior. Antes de lograr salir del baño Jey me cargó en brazos y nos llevó hasta la cama. Me deja con cuidado sobre esta y se abraza a mi torso, hundiendo su rostro en mi pecho y con su mano en mi trasero.
— Caricias en el cabello —dice bajito y sonrío, obedeciendo a darle sus mimos.
— Eres un imposible —mascullé.
— Un imposible que te ama —responde y aprieta mi trasero.
— ¡Idiota! —Me quejo.
— Te adoro tonta —dice y baja un poco mi ajustador rojo, besando uno de mis senos.
Me mantengo en silencio mientras lo mimo, esperando a que me diga sus problemas, no quiero agobiale. Luego de unos quince minutos aproximadamente se separa un poco de mi cuerpo y su mirada se posa en la mía,
— Ani —suspira—. Sólo...temo no poder protegerte —admite—. Si te pasara algo no sé qué haría.
— Idiota, confío en ti, además, no soy un pétalo de rosa, sabes que doy pelea.
Sonríe — Si, lo sé —dice y sube un poco en el colchón, besando mi mejilla— Yo doy constancia de lo peligrosa que eres —río—. Tu pasión es joderme.
— No Jey, esa es mi tercera pasión —digo burlona y arquea una ceja.
— ¿Cuáles son las primeras?
Yo me muevo hasta quedar sobre su cuerpo y beso su rostro, hasta que llegué a su cuello y lamo su piel y muerdo su piel, haciendo que un jadeo salga de sus labios.
— Mi primera pasión es amarte, la segunda es hacerte el amor —susurro a su oído.
Sigo besando su piel y desciendo por su pecho, adoro hacerlo mío, amo que sea mi nombre el que su voz exclamé al llegar a su clímax, adoro sus besos y toques sobre mi piel.
Después de todo no es la caricia, sino la persona que te las da.
(...)
Hye, Tays y yo estamos grabando un MV para nuestro siguiente lanzamiento, el día ha sido muy movido, desde filmaciones a cambios de vestuarios y repeticiones de escenas.
Ya me duele la garganta.
Después de las filmaciones debía ir a una tienda porque la marca quería que llevara una nueva colección de joyas, así que tuve que ir.
Mientras vamos de camino allí me divierto escuchando a Jey arruinar una de mis canciones que se escuchan en la radio, parece que están ahorcando a un pollo.
Y entonces me percato, en algún momento esto acabará, no necesitaré que me cuide y ya no pasaremos tiempo juntos, y siento mi pecho oprimirse ante esa realidad, no quiero que se aleje, deseo permanecer a su lado, siempre.
Al llegar voy directo al mostrador guiada por una chica, Jey se queda a varios metros de mí, aquella mujer me enseña las joyas y las observó en sus manos, pero de momento mi vista se dirige a la vitrina frente a mí y me sorprendo, fue como si algo en mi mente hubiese hecho Clic y sonrío ante lo que pienso.
Recuerdo una conversación que tuve hace años con Jey, no puedo creer que el idiota tenga razón.
— ¿Podría hacerme un favor? —pregunto y me mira extrañada, pero asiente con la cabeza—. Modelar los conjuntos, pero necesito que me traiga un vestido al mostrador y en este esconda esta pieza —señalé la joya que reluce en el mostrador.
— Por supuesto.
Agradezco y entré al vestidor, poco después ella aparece con aquel vestido y me lo extiende, sonrío cuando desenvuelvo aquella tela y veo lo que he pedido, claro, tendría que guardarlo en un lugar seguro, no creo que este sea el momento de que lo vea.
(...)
— ¿Te sientes bien? —pregunta Jey en el coche llevándome de vuelta a casa, ya es de noche.
— Estoy agotada —respondí.
Sonríe hacia mí y palmea mi cabeza — Haces un buen trabajo, tengo una novia muy talentosa.
Me inclino en el asiento y beso su mejilla — Y yo al mejor novio de todos.
— Lo sé —dice altanero y con una sonrisa burlona.
Ruedo los ojos, divertida, nunca iba a cambiar, aunque bueno, tampoco quiero que lo haga.
Cuando por fin llegamos el auto se detiene y Jey baja primero, abriendo la puerta para mí y hace una reverencia como un príncipe por lo cual río.
Bajo del coche y doy un par de pasos cuando mi sonrisa se borra al sentir una mirada sobre mi persona y el ruido de unos pasos.
— Jey, alguien nos está siguiendo.
— ¿También lo sentiste?
— Si.
Al mismo tiempo ambos giramos a nuestra izquierda y me quedé petrificada al ver a esa persona a lo lejos, lleva una capucha pero esta vez no tiene una mascarilla que cubra su rostro por lo que lo identifico mejor.
Sus ojos verdes se posaron en ambos y una sonrisa asquerosa adorna su rostro al percatarse de que lo hemos descubierto, siento mi corazón detenerse por los recuerdos desagradables que pasan por mi mente, recuerdos que pensé que habían sido olvidados.
<Henrik>
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Seguimos en Guerra
Подростковая литератураSinopsis: Luego de la separación de Jey y Ani cada uno siguió con su vida, fingiendo que todo está bien, claro, que después de todo "estoy bien" es la mentira más usada. Pero el destino aún les tiene guardado una sorpresa a ambos. La vida se la jugó...