Capítulo #39

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Capítulo #39: "Sesión de fotos"

Andrea

Jey se marcha lejos cargado de molestia y yo estoy igual. ¿Piensa que puedo decidir esto? Es mi trabajo, debo modelar las marcas de las empresas de ropa que nos patrocinan.

Tays y Hye me arrastran lejos hasta que sólo nosotras somos oídas, y me atacan con preguntas sobre lo que pasó.

— Pensé que solo era tu guardaespaldas y se llevaban mal —dice Tays.

— ¿Están en una relación? —pregunta Hye sonriente.

Ruedo los ojos — Si, somos pareja —aseguré.

— Pero que mier...¡Hace tres días llegó con el cabello azul! —grita Tays—. Pensé que se matarían, pero resultó ser un lugar más cómodo.

— Deja de hacer esos comentarios —pedí.

— Pero es cierto, incluso los he visto haciéndose bromas —reclama Hye confundida.

Río bajito — Bueno, es nuestra dinámica —Me encogí de hombros.

— La sesión comenzará en menos de cinco minutos —avisa una chica, y recuerdo que estoy enojada.

(...)

Nos colocamos los primeros conjuntos pero nos retrasa 10 minutos para volver a alistar las cámaras y escenografía, al parecer había un problema, ruedo los ojos y vuelvo a los vestidores.

Me quité aquel conjunto azul y me pongo mi cómoda ropa, saco mi teléfono y marqué, un timbre, dos, tres.

— Tenemos que hablar —digo molesta ya que no lo veo.

— Iré en unos minutos, me estoy encargando de unos asuntos —respondió y colgué. Le envié un mensaje para que fuese a la azotea, no quiero otra pelea delante de nadie.

Subo las escaleras y cuando abro la puerta lo veo, está recostado del muro y mira hacia la ciudad, al parecer superó su miedo a las alturas, incluso cuando antes subimos a aquel edificio abandonado nunca se asomó, pero bueno, con los años se superan cosas.

Estoy al punto de gritarle cuando endereza su posición y coloca las manos tras de sí, mueve su pierna derecha y tiene un tick en la misma mano, algo que siempre le pasaba cuando estaba muy nervioso o ansioso.

Suspiro y miro hacia atrás, y me pongo en su lugar, tampoco me gustaría verlo modelando ropa interior, sólo de pensarlo frunzo mi ceño, ni de joda lo dejo. Le observo y me acerco.

Me abracé a su espalda y suspiré cansada, por un momento se sobresaltó y al notar que era yo sus músculos se relajaron.

— Hey, ¿no estabas molesta? —pregunta.

Lo suelto y voltea, tomando mi mano y entrelazando nuestros dedos.

— Perdón —decimos a la vez y me mira extrañado.

— ¿Por qué te disculpas? —pregunta confundido.

— Porque...a mí tampoco me hubiese dado gracia que tuvieses que modelar en ropa interior, este cuerpo es absolutamente mío.

Suelta una pequeña risa y besa mi frente.

— Al parecer después de todo si maduramos.

Bufo — Habla por ti.

— Lo siento, sé que es tu trabajo, no debí interferir —Me suelta y saca una pulsera de su chaqueta, una verdaderamente hermosa, rasca su nuca nervioso—. Bueno, yo lo había comprado para pedirte perdón.

Sonrió y apartó su mano, me acerco a él y paso mis brazos por sus hombros, estampando mis labios en los suyos, sus manos rodean mi cadera atrayéndome a él, amo besarlo.

Me separo de sus labios y sonrío — Mejor pídeme perdón de esta forma.

Sus ojos siguen posados en mis labios y su lengua recorre los suyos — Pues prepárate, te pediré perdón seguido.

Río y beso su mejilla, abrazándome a su cuello y me rodea con sus brazos.

— Oye, aun no he hecho las fotos, ¿me ayudas a librarme de ellas? —Me separa de nuestro abrazo y arquea una ceja.

(...)

— Señorita Karys ¿qué ocurrió? —dice la programadora del evento cuando me ve cojiendo sujeta del brazo de Jey quien me mira preocupado.

— Quería regresar rápido así que tomé las escaleras y me torcí el tobillo —explico y al apoyar el pie hago una mueca.

— Deberías ir a ver a un médico —dice Hye, aunque su mirada me lo dice todo, pero tampoco se meterá en esto.

— Pero la sesión —reclama la chica.

— Podemos posponer —Le digo.

— Imposible —Lo sé—. La necesitamos ya —suspira cansada al verme poner otra mueca—. Está bien, vaya al doctor, puede ser grave, la sesión se hará con Kang y Tays.

— ¡Genial! —Tays se encoge de hombros—. Más bikinis para mí.

— Jones, llévame al hospital más cercano —ordeno y asiente.

Cojeo hasta que llegamos al coche, me siento en el asiento trasero y Jey en el del conductor,ya dentro de este ambos nos ponemos los cinturones y nos alejamos de ahí entre risas.

— Somos los mejores —expresa y cochamos palmas por encima de los asientos aún carcajeándonos.

— Se la creyeron, podemos ser actores —dice él burlón.

— Mis planes siempre dan resultado —dije airosa colocando ambas piernas sobre el respaldo del asiento delantero y mirando la pulsera en mi muñeca, sonrío.

Jey mira hacia atrás y traga en seco al ver mis bragas ya que mi vestido azul se levanta en esta posición, vuelve a mirar hacia adelante y golpea mis piernas.

— ¿Estás loca? Podrían verte —señala las ventanillas y cristal delantero.

Río — Idiota, ¿no te has dado cuenta que son tintados? —pregunto señalando el interior de la furgoneta en la que hoy íbamos—. También es insonorizada, generalmente suelo practicar con la guitarra, por eso... —explicaba cuando frunzo mi ceño al notar como Jey parquea el auto y se baja de este poniendo seguro a las puertas.

<¿A dónde va?> Quise asomarme por la ventanilla y la puerta del lado contrario se abrió, Jey entró por esta volviendo a cerrar y quitó mi cinturón.

— ¿Qué haces? —pregunté desconcertada.

— Lo que has provocado —Sujeta mi nuca y sus labios van a los míos, su lengua se abre paso a la fuerza entre mis labios y sus manos bajan el zipper delantero de mi vestido dejando a la vista mis pechos desnudos.

— Idiota —jadeo cuando sus manos aprisionan mis pechos y sus besos descienden a mi cuello.

Sujeta mis piernas y tira de mí hasta dejarme acostada en los asientos, se encima sobre mi cuerpo y sus caderas golpean mi entrepierna haciéndo notar su erección.

— Idiota pervertido —murmuro con la respiración entre cortada y besa mis labios para dejar una mordida en el inferior.

— No te quejes, ¿quién lo provocó? —Su mano llega a mi entrepierna y sus dedos apartan mis bragas, gimo cuando se avecinan a mi interior y arqueo la espalda buscando más contacto con su piel— Para la próxima dime la información importante del coche en el que andemos —murmura a mi oído y otro gemido escapa de mis labios por los movimientos de su mano—. Así no debo esperar a llegar a casa para hacerte mía.

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