Capítulo #47

474 79 10
                                    

Capítulo #47: "San Valentín con amigos"

Joseph

Después de lo que me dijo Matt estoy nervioso todo el tiempo, he tenido mucho más cuidado que antes, vigilando más seguido. Matt también ha estado más atento. Pero por ahora nada parece estar mal.

Por fin llegó San Valentín y es de mis fiestas favoritas.

Me despierto tarde y al palmear su lado de la cama, Andrea ya no está. Con los ojos aún cerrados hablo:

— Tonta, ¿dónde estás?

— Estoy en la ducha, acompáñame.

<No sé diga más>

Me levanté de la cama de prisa y entré al baño y efectivamente ahí está ella en la bañera acostada con los ojos cerrados.

— Feliz día del amor — me felicita ella primero ya que yo me he pedido en las curvas de su cuerpo. Joder que ganas de tocarlas.

— ¿Eh? Si, si. — me quité la ropa en segundos — Feliz día — entré a la bañera detrás de ella, mientras ella se acuesta en mi pecho.

— ¡Tendremos un día muy divertido! — dice ella feliz.

— ¿Tienes algo planeado para hoy? — ella siente inocentemente.

Sonreí sin poder evitarlo cuando se giró hacia mí besando mi boca y yo le seguí el beso deseando que jamás se vaya de mi lado.

(...)

Después de uno de esos momentos no aptos para menores, salimos del baño listos para salir a cualquier lugar.

Ella lleva un vestido rojo muy ajustado a sus caderas, con un escote en "V" que muestra una vista de sus senos muy deliciosa. Tomé un abrigo blanco grande y se lo coloqué en los hombros.

— ¿Luego te lo podré quitar? — dije refiriéndome al vestido, me coloqué detrás de ella, frente al espejo ambos. La vista es preciosa desde aquí arriba.

— Cuantas veces quieras — me guiña un ojo y sonríe.

Ella toma su celular y escribe un mensaje antes de avisarme para salir.

Mientras yo conduzco hacia una dirección en la que jamás hemos ido antes, ella va a mi lado escuchando música, mientras canta en voz alta.

— Te ves más tonta cuando cantas — ella me mira entrecerrando los ojos.

— Mejor no probemos cuando cantas, porque la música se te da pésima.

Me llevo la mano al pecho con un exagerado dolor.

— Me dueles — hago como si me secaba una lágrima invisible y ella comienza a reírse de mí.

Llegamos a un lugar bastante bonito, no tengo idea de que es, pero es bien bonito, al menos por fuera.

Caminamos por la propiedad que parece más bien un parque, pero aún hace bastante frío, es una sala de patinaje.

— Vamos — ella agarra mi mano para ir juntos a la sala de patinaje sobre hielo, hace bastante tiempo que no patino sobre hielo, prácticamente desde aquella vez que lo hicimos juntos hace varios años.

Ella sin embargo parece muy experta en el tema.

Estoy tan concentrado en no caerme que no me di cuenta en qué momento llegamos junto a otras personas.

Cuando levanto mi cabeza para saludar a los chicos, me doy cuenta que no son sus amigas.

Me encuentro frente a esos ojos negros que siempre me han observando. Incluso aún usa esos guantes de látex y la mascarilla.

Anthony...

— Hola — habló el primero.

— ¡Jey! — chilló Leroy corriendo hacia mi.

Me abrazó y yo también le devolví el abrazo. Volverlo a ver se siente muy cálido, se siente a hogar, a amigos y a familia.

— Amigo — hablé sin poder evitarlo y ya estaba caminando hacia él.

— Jey.

— Ant — quedamos uno frente al otro mirándonos como siempre, aún cuando no puedo ver sus dientes se que los está mostrando.

Está contento y yo también.

— Perdón — dije sin poder evitarlo — A los dos chicos.

— No hace falta que digas nada de eso — intento decir Leroy pero ya yo estaba maquinando a toda velocidad como disculparme.

— Yo cometí muchos errores. Pero no me lo tengan en cuenta, es que había pedido la cabeza por esa señorita de ahí — señale a Andrea y ella sonrió — Me comporté como un idiota con vosotros y no lo merecían, perdón.

Bajé la cabeza y las lágrimas se comenzaron a formar en mis ojos.

— Siempre serás mi mejor amigo. Mi trabajo es aguantarte — hablo Ant colocando una mano sobre mi hombro.

Levante la mirada hacia sus ojos y como siempre parece tranquilo y en paz.

Eso comienza a calmarme. Pensé que estaría enojado y que no volvería a hablarme nunca más en la vida.

— Ahora a lo que hemos venido — Andrea se coloca al lado mío empujándome.

Y como si volviese a la realidad, comencé a resbalar con los patines.

No recordaba que fuese tan difícil. Me tomará un tiempo acostumbrarme.

— ¿A ustedes por qué se les da bien? — pregunté sin poder evitarlo.

— Estuvimos practicando una hora — respondió Leroy agarrando de la mano a Anthony que las sacó de su bolsillo.

Andrea se coloca detrás de mí y me empuja hasta darme una vuelta alrededor de la pista.

— Vamos Jey, solo estás muy tenso, por eso eres malo — seguro que es cierto pero otra vez estoy demasiado concentrado en mis pies que no me doy cuenta de mi alrededor.

— Tú les avisaste que viniesen ¿cierto?

— Si, es mi sorpresa por este día.

— Eres la mejor novia del mundo — la pego a mi pecho y ella sonríe.

— Tu eres el novio más idiota del mundo, pero también te amo — vale eso me había hecho muy feliz.

Pasamos cerca de una hora en la pista de hielo, dando vueltas y por fin le había cogido el ritmo a volver a patinar.

Pero resbalé y bufé irritado desde el suelo.

— Nunca podré hacer esto de nuevo — Anthony extiende una mano hacia mi, para ayudarme a levantar.

— Sigues tensando demasiado los pies, ¿como has podido olvidarte? — pone los ojos en blanco.

— Vamos a la cena que he preparado — avisa Andrea deslizándose hasta la salida.

Ant me ayuda y después de regresar al suelo con mis zapatos cómoda me siento mucho mejor.

Conducí hasta un restaurante importante de la ciudad, en la parte trasera del coche anduvieron Anthony y Leroy.

Subimos hasta el último piso de un edificio, en donde se encuentra el restaurante. Cuando llegamos a la mesa, es súper grande, demasiado para solo cuatro personas.

Y justo cuando iba a hacer la pregunta. Entraron al local, Miguel y Isa.

— ¡Chicos! — chillo Isa a Ant y Leroy.

— ¿Cómo están? — preguntó Miguel muy educado.

Tomó asiento con nosotros pero aún quedaban puestos libres.

Pero mi repuesta fue respondida cuando también llegaron Kang y Tays junto a sus guardaespaldas.

— ¡Hola, hola! — gritaron a coro Ben y Tays.

Definitivamente esos dos están conectados.

Seguimos en GuerraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora