Capítulo #52

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Capítulo #52: ¿Renunciar a ti? Jamás

Andrea

— Jamás te vayas, te lo pido —dije, porque es lo que necesito, que nunca más se aleje de mi lado, no pensé que algún día necesitaría de alguien en esta medida.

Su mirada se posa en mis labios y se acerca a mí, uniendo los suyos a los míos, transmitiendo paz con aquel suave beso.

— Señor Jones —La puerta es abierta y ahí está, el señor Min, ambos no volteamos ante su voz pero su rostro me lo asegura, acaba de descubrirnos—. ¿Qué es esto? —dice molesto, y estoy segura que en este momento el trabajo de Jey corre en un hilo.

— Yo... —decía Jey cuando es interrumpido.

— Jones, salga de mi oficina y de mi empresa, ahora mismo.

Una media sonrisa se instala en su rostro — Dígame, ¿acaso piensa que encontrará un mejor guardaespaldas para Andrea?

— No eres el único bueno en tu campo —replica el señor Min.

— No, soy el mejor —asegura.

Mi jefe saca su teléfono y está a punto de llamar a seguridad cuando me adelanto.

— ¡Me iré! —exclamé.

— ¿Qué? —pregunta incrédulo mi jefe y Jey me observa con sorpresa

— Dije que me iré, renunciaré a mi contrato si mi guardaespaldas no es el señor Jones.

— ¿Estás loca?

— Sabes que nunca he estado cuerda y soy muy capaz —respondo—. Jey es mi pareja, si no está junto a mí renunciaré a la empresa, así de fácil, piénselo bien, recuerde que sin mis canciones StarG no es nada.

Sin decir más salgo de ahí seguida por Jey, dejando a mi jefe encolerizado y con las palabras en la boca.

Me dirijo a mi estudio y tras de que Jey pasase cierra la puerta y yo grito frustrada.

Odio que todo en esta industria sea tan complicado,

— Oye —Los brazos de Jey me rodean y me quedó quieta, cierro los ojos mientras me dejo abrazar y la rabia se va disipando un poco—. ¿De verdad serías capaz de dejar esto? —pregunta—. Este es tu sueño Ani.

Me volteo bajo su abrazo y ahuecó su rostro entre mis manos, haciendo que su mirada choque con la mía.

— No idiota, mi sueño eres tú, y no volveré a renunciar a ti, jamás,

Sonríe y su labios viaja a mi nuca, atrayéndome a sus pecaminosos labios, besándome con necesidad, su lengua se abre paso entre mis labios y nos fundimos en esa guerra placentera, donde tratamos de consumir al otro, donde queremos fundirnos en uno sólo, como si nadie más existiera en este mundo.

Nuestro mundo para dos.

— Me encanta la Andrea cursi —dice sobre mis labios y me carga, llevándome hasta el sofá y su cuerpo me aprisiona contra este.

Sus besos descienden a mi cuello y jadeo cuando muerde mi piel.

— Jey, jamás te dejaré ir de nuevo.

— No lo hagas, nunca me lo permitas —desabrocha mi blusa, dejándola abierta y se separa un poco para ver el sujetador de encaje verde sobre mi piel, sus pupilas dilatadas vuelven a mis ojos y una sonrisa torcida se asoma a sus labios—. Siempre me gustó ese color en ti —admite y su mano va al broche delantero, dejando una perfecta vista de mis pechos —. Pero tu piel desnuda siempre va a ser mucho mejor.

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