#20 - Veinte.

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Ricardo soltó una carcajada y volteo a verme, en mi parte frunci el ceño por que no entendía que demonios le causaba risa.

— Azul por favor, todos nos hemos dado cuenta de eso ya — menciona entre risas y entonces lo veo asustada.

¿ todos se habían dado cuenta? ¿ eso puede incluir a Karen y Brenda?

— Bueno no creo que todos, no Karen, o tal vez si pero se hace de la vista gorda — murmura el con el entrecejo fruncido. — Como sea, al menos Frida, seguro algunos de tus amigos y yo ya nos hemos dado cuenta, es demasiado obvio en ambos.

— Es que eso en lugar de hacerme sentir bien, me hace querer llorar Ricardo. ¿ que pasa si Karen o mamá se dan cuenta de algo?, van a querer mandarme a un internado cuando sepan que Diego me a besado... —

Varios panoramas desastrosos pasan por mi mente, desde mi madre dejándome sola y en la calle.

— Si estas pensando en que tu madre te dejara en la calle, olvidalo Azul, eres su princesa y además tienes a tu familia paterna — menciona Ricardo divertido.

Entonces una escena en donde me encierra en mi habitación aparece. Una escena en donde no tengo contacto con nadie, donde no como y lo único que puedo hacer es dar vueltas en mi habitación. Sin poder pensar en escapar por que las ventanas tienen barrotes, en donde habrán guardaespaldas por doquier impidiendo que me salga en un descuido de mi madre.

— Y no Azul, tampoco es como que te vallan a encerrar en una prisión — vuelve a mencionar Ricardo como si pudiera adivinar mis pensamientos.

Entonces otra escena, la primera con más cordura. El que mi madre me mande a un internado de monjas, en donde todos los días muy temprano tenga que levantarme y hacer una oración. En donde siempre me reprendan por pecar, en teoría Diego no es mi tío de sangre pero si políticamente, así que sigue siendo mi tío.

— Carajo Azul, deja de pensar en cosas que nunca van a pasar — dice Ricardo riendo. — deberías ver tu cara, ya me imagino cada capítulo que te has imaginado, todo como si fuera una película de los noventa — se sigue burlando y yo solo puedo golpear su brazo con mi mano.

— Ya no digas tonterías Ricardo, mejor Cambiemos de tema.

Ricardo y yo giramos nuestra mirada al televisor y me doy cuenta de que el partido aun esta en curso, Diego ya no aparece en mi campo de vista pero su equipo si, este mismo anota su primer gol.

Ricardo por su instinto futbolero grita el " GOOOOL! " mientras tanto yo, sonrió y aplaudo como si Diego pudiera verme. Nunca me he levantado de una banca a gritar eufórica un gol, pues antes de Diego no había tenido interés por ver fútbol Europeo.

Pero ahora lo veo ahí, festejando con su equipo mientras sonríe a medias. Me sorprende no verlo saltando de emoción, me sorprende que no sea el mismo Diego de cada partido.

Y me sorprende darme cuenta de que Diego me gusta más de lo que quiero admitir, por que se que no es correcto, no puedo hacerle esto a mi tía.

Terminamos de ver el partido con una víctoria para el equipo de Diego, Ricardo y yo decidimos que no sería mala idea ir a dar un  paseo. Mi hermano va a su habitación para darse una ducha y ponerse algo adecuado, pues aun estaba en pijama. En cambio yo me dedicó a limpiar y tirar las envolturas de todo lo que Ricardo había destapado sin comer.

Unos veinte minutos más tarde termine y me senté en el sofá, seguro Ricardo no tardaba en salir. Un mensaje de mamá diciendo que si no llegaría le avisará se hace presente, suelto un suspiro y debido contestarle que aun no se si llegare o quedaré con Ricardo.

➹ 𝙎𝙩𝙖𝙮 𝙏𝙤𝙜𝙚𝙩𝙝𝙚𝙧 •  𝘿𝙞𝙚𝙜𝙤 𝙇𝙖𝙞𝙣𝙚𝙯 •Donde viven las historias. Descúbrelo ahora