Volteaste en la dirección de dicho quejido y notaste como una mujer con un vestido azul MUY revelador se encontraba tirada en el suelo.
Esta se sujetaba la cabeza con una mano a la par que se le veía como desorientada, cuando notaste la leve cantidad de sangre escurriendo por su frente entendiste que un pedazo de escombro acababa de golpearla.
Por un momento pensaste en dejarla por su cuenta, no la conocías para nada y no tenias por que ayudarla, pero cuando notaste como un enorme pedazo de un edificio estaba por caerle encima actuaste por instinto, saliste corriendo en su dirección y la tomaste por el hombro para levantarla del suelo y de manera brusca moverla aun lado, logrando sacarla de todo peligro.
Claro que por la prisa y la acción tan repentina te tropezaste y caíste, como todavía no la habías soltado terminaste llevándola contigo hasta el suelo, por lo cual terminaste quedando encima de la mujer frente a frente, y lo único que mantenía sus rostros separados era aquella máscara que tenias cocida a la cara.
—¡S-Señorita!, ¿se encuentra bien?
Pese a la situación tan incómoda pudiste guardar la compostura para poder levantarte y eventualmente ayudar a la mujer a ponerse de pie.
Una vez que ambos se encontraban de pie ayudaste a la dama a alejarse a una zona más segura, ya que los disparos y explosiones todavía no cesaban, con algo de dificultad la llevaste a un callejón, esperando que nadie los hubiera visto para evitar problemas.
—Bien, aquí estamos relativamente seguros, ¿cómo se encuentra señorita?
Tras voltear a ver a la mujer notaste como te miraba fijamente, en su expresión había sorpresa, confusión y asombro, todo mezclado en una especie de mueca la cual no te permitía descifrar en que estaba pensando, te miraba de pies a cabeza analizandote por completo, lo cual te ponía algo incómodo, por lo que te viste obligado a volver a preguntar para llamar su atención.
—¿Señorita?
—...¿Sigues con vida?
—¿Qué?
Pero no tuviste tiempo para preguntarle a que se refería, ya que una bala perdida terminó impactando en tu cráneo, más específicamente pasó por uno de los orificios de tu máscara atravesando el globo ocular derecho.
Obviamente el dolor hizo su trabajo y tu sangre comenzó a hervir de la rabia, una vez que tu reciente herida había sanado por completo tus ojos adoptaron su característico tono carmesí, dirigiste tu mirada a la calle en donde varios de aquellos soldados estaban librando una batalla contra los que se podría decir eran el grupo de la mafia.
—¡Bastardos!
Dijiste con ira mientras te lanzabas encima de uno para destrozarlo a golpes, claro que el resto del grupo al ver como masacrabas a uno de sus compañeros no tardaron en tomar cartas en el asunto y te comenzaron a acribillar.
Las balas se quedaban incrustadas en tu cuerpo, causandote mucho dolor y consecuentemente haciéndote enojar más, como si de una fiera se tratara te lanzaste hacia el resto de soldados para darles de igual manera una buena ración de golpes.
—¡¿Qué rayos es esa cosa?!
—¡A quien le importa, tu disparale!
Pero por más disparos que recibías el grupo no lograba que dejaras de atacar, a lo mucho solo hacían que te movieras con dificultad por tener tantas balas incrustadas por todo el cuerpo, pero al final eso no les era de mucha utilidad, ya que una vez que tenias frete a uno en cuestión de segundos los dejabas fuera de combate.
Pasaron alrededor de 15 minutos, en los cuales te dedicaste a descargar tu ira contra todo el grupo de soldados, uno de ellos trató de pedir refuerzos, pero para su mala suerte te diste cuenta de aquello y antes de que pudiera tomar su comunicador le diste un puñetazo en el rostro, con el cual lograste dejarlo noqueado.
Tras haber terminado tu hazaña soltaste un grito desgarrador, ¿intentabas terminar de liberar tu frustración, o es que tu ira descontrolada te estaba convirtiendo en una bestia primitiva?, esa era una pregunta difícil de responder en esos momentos.
Tus ojos volvieron a su estado natural y jadeaste levemente debido al cansancio, librar una batalla 30 contra 1 no era exactamente una tarea sencilla para cualquiera.
—¡Oye!
Un grito a la distancia logra captar tu atención, te diste la vuelta y viste como un sujeto algo gordinflón que estaba montado en un vehículo con otras personas te hablaba, parecía ser que era uno de los mafiosos con los que estaban luchando el grupo de soldados con anterioridad.
—¡Gracias por la ayuda, estúpido!
Y dicho eso el vehículo sobre el que iba arranco a toda velocidad, diste un leve gruñido de enojo por el insulto, pero no había sido suficiente para provocarte, después de todo ya habías repartido una buena cantidad de golpes minutos atrás, no había necesidad de ensuciarte las manos más de lo que ya estaban.
—...imbecil.
Sin alguna otra cosa que hacer comenzaste a caminar sin rumbo fijo con tal de continuar la "busqueda" de tu antigua vida, te tomó un par de minutos pero luego de un rato caminando lograste recordar a la dama que habías salvado minutos atrás, instantáneamente te diste la vuelta con la esperanza de poder hablar con ella, pero para tu mala fortuna cuando llegaste al callejón para buscarla ya no se encontraba en el lugar.
—¡Maldición!
Te quejaste golpeando una de las paredes por la rabia, la pregunta que te habia hecho indicaba que te daba por muerto, lo cual significaba que también te conocía, intuías que encontrarla de vuelta era la clave para poder redescubrir tu pasado, sabías que te tomaría bastante tiempo buscarla por toda la ciudad, pero decidiste de todas formar hacer el intento, después de todo, ¿que tan difícil podía ser encontrarla, teniendo en cuenta los rasgos físicos que tenía?
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Un Héroe Diferente (Skullgirls X Lector)
FanfictionCuando eras joven, fuiste testigo de la gran masacre que se vivió con la llegada de la Skullgirl que casi destruye el mundo entero, la Reina Nancy. Al ver como fue posible su derrota, seguiste tu vida con la esperanza de algún día poder ayudar con l...