¿Qué rayos era ese raro ruido?, parecía ser un extraño gruñido que se escuchaba a la distancia, pensaste que podría ser algún perro del lugar, pero no veías a ningún animal cercano a tu ubicación.
Decidiste no prestarle tanta atención al extraño ruido, pero te empezaste a alarmar cuando paso de ser el gruñido de un perro a el rugido de un oso, y cada vez se hacia más y más cercano, no lo pensaste dos veces y fuiste corriendo hasta entrar a otro callejón para esconderte y mirar atrás, pero no veías absolutamente nada.
No entendías lo que pasaba, ¿era tu imaginación?, ¿un ser invisible?, ¿algún niño jugandote una broma?, fuera lo que fuera no te daba buena espina.
Grande fue el susto que tuviste al escuchar ese ruido prácticamente sobre ti, miraste a todos lados, sin encontrar el causante de dicho ruido, el cual ya parecía el de un ser hambriento a punto de devorarte y...
—Espera un momento... ¿acaso eso es?
Grata fue tu sorpresa al darte cuenta de que el gran rugido era en realidad tu estómago gruñendo, tenías hambre, mucha en realidad, y recién te estabas dando cuenta.
—Je, que despistado, supongo que debería ir a buscar un lugar donde pueda comer algo.
Y sin más comenzaste a caminar por las calles de esa ciudad, buscando algún lugar donde poder hincarle el diente a algo.
(...)
—¡Mierda!, ¿por qué demonios duele tanto?
Ni bien había pasado media hora desde que fuiste en busca de un restaurante y el hambre que tenias paso a convertirse en intensos dolores estomacales, a cada rato sentías una horrible punzada en el estomago, la cual te hacía dejar de caminar y retorcerte agonizando de dolor, ¿hace cuánto que no comías para estar así?, ¿días?, ¿semanas?, fuera como fuera debías de encontrar algo para comer YA, incluso si se trataba de un trozo de carne cruda poco te importaba.
Caminaste sin rumbo hasta que finalmente diste con tu objetivo, un restaurante abierto a pesar de la hora, era perfecto.
—¿MadMan's Cafe?, veamos qué es lo que ofrece.
Caminaste en dirección a dicho restaurante y abriste la puerta, no pasaron ni diez segundos desde que pusiste un pie dentro del lugar y una de las camareras te empezó a golpear con una escoba para sacarte del lugar.
—¡Y no vuelvas monstruo! -dijo mientras cerraba fuertemente la puerta.
—¡¿Otra vez con lo mismo?! -comenzabas a enfadarte por como te trataban- esto no se va a quedar así, voy a entrar a comer algo, y de paso hablaré con el dueño respecto al servicio.
Te encaminaste hacia la puerta con decisión, esta vez duraste más tiempo dentro de dicho restaurante, pero no fue hasta que el mismo dueño te saco a patadas del restaurante que entendiste que no te querían dentro.
—Carajo -te quejaste en el suelo tanto por el dolor como por tu suerte.
Te levantaste con algo de dificultad, como no podías entrar todo lo que podías hacer era mirar por las ventanas a la gente, te gruñian con fuerza las tripas al ver como un hombre le daba una mordida a una jugosa hamburguesa, tu estómago te decía a gritos que probaras de esos sándwiches y papas fritas.
Mirando entre el montón de gente tu vista termino encontrando a una joven chica disfrutando de una malteada, vestia una camisa de manga larga, una falda negra a tu parecer un poco corta y un sombrero blanco, parecía ser ropa de colegiala.
No pudiste apartar la vista y se te empezó a hacer agua la boca, se veía tan dulce, tan sabrosa, te morías de ganas por darle una probada...
A la malteada obviamente.
Tus pensamientos se vieron interrumpidos cuando viste a un sujeto entrar por la puerta al lugar, era alto y flaco, vestía una camisa amarilla de manga larga, corbata roja y unos pantalones cafés sujetos por tirantes.
No le hubieras prestado atención y hubieras seguido con tu fantasía de disfrutar de una buena malteada, pero en eso notaste cómo el sujeto se acercó por detrás a la chica, y su siguiente acto fue el que te puso más alerta y atento.
El tipo posó una de sus manos sobre el pecho de la chica, y la otra la posó sobre la retaguardia de la susodicha, agarrando la falda en lo que a tu parecer era un intento de observar lo que se hayaba debajo.
La clara diferencia de edad entre el tipo y la joven, sumado con la expresión de molestia que reflejaba el rostro de la chica, te dejaron en claro que no era exactamente una reunión familiar, en ese momento sentías odio y enojo, no sería una exageración decir que estabas rojo de la furia por ver lo que ocurría en esos momentos, al final el tipo sacó a la chica del restaurante, salieron por la puerta y entraron en un callejón cercano.
No conocías de ninguna forma a la chica, no tenias porque entrometerte en los asuntos de los demás, pero algo en tu interior te decía que debías hacer algo, no podías quedarte de brazos cruzados, así que no lo pensaste dos veces y te encaminaste al callejón donde habían entrado con anterioridad.
Llegaste al lugar, viste una escena que solo te hizo hervir aún más la sangre, el tipo la tenía acorralada contra la pared, una mano estaba acariciando su muslo, y la otra sujetaba una de sus muñecas.
Ya no aguantaste más y le gritaste al sujeto.
—¡Oye imbecil, deja a la señorita en paz! -dejaste que la ira y el enojo hablaran por ti en ese momento.
—¿Tu también quieres hacerlo con esta lindura? -dijo el sujeto sin dirigirte la mirada, manteniendo su atención en la chica- por mi no hay problema en compartirla, estoy seguro de que alcanza para ambos y hasta uno más, solo necesito que me ayudes a que no se escape.
Ese comentario hizo que se te revolviera el estómago del asco, "¿cómo es qué puede existir gente así de enferma?", te preguntabas mientras el tipo seguía con sus malintencionadas acciones.
—¡No te lo voy a repetir! -a este paso no tardaría en correr sangre.
—¡Pero que terco eres! -dijo el flaco con un tono molesto- amablemente te ofrezco compartirla y tu solo la quieres para ti, ¿no es así?
—Ella no es un objeto -dijiste apretando los dientes, estando a casi nada de perder la cordura- sueltala ahora si sabes lo que te conviene.
—Escucha, eres un tonto si crees que voy a hacer lo que me diga un... -al momento de voltear para encararte se quedó petrificado al verte, le tomó unos pocos segundos reaccionar para poder decir- ¡MONSTRUO!
Ahí estaba, la gota que había colmado el vaso, en ese momento ya no eras tu mismo, eras otra persona completamente diferente, la cual solo pensaba en una cosa, matar a ese desgraciado.
Pero tú intento de homicidio se vio interrumpido por el mismo tipo, el cual al verte acercándote peligrosamente a él no dudo en sacar su arma y dispararte.
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Un Héroe Diferente (Skullgirls X Lector)
Fiksi PenggemarCuando eras joven, fuiste testigo de la gran masacre que se vivió con la llegada de la Skullgirl que casi destruye el mundo entero, la Reina Nancy. Al ver como fue posible su derrota, seguiste tu vida con la esperanza de algún día poder ayudar con l...