XIV.

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Su respiración era agitada, la cabeza le daba vueltas por tantos pensamientos confusos y vergonzosos debido a las palabras de su amigo de mechas doradas y esperaba que el sonrojo que presentaban en ese momento sus mejillas se debiera a la pequeña persecución que se montó con este y no por todo lo antes mencionado.

Chifuyu no lamentaba haber botado por las escaleras al más alto. En realidad, eso le había dado el tiempo suficiente para salir sin mayores problemas y encontrarse con el pelinegro que lo estaba esperando a las afueras de la institución.

Cuando estuvo frente a Baji Keisuke, con su cabello amarrado en una coleta, los lentes de montura gruesa y antiestética, solo tuvo un pensamiento: era un nerd. Un completo nerd.

¿Dónde había quedado el muchacho de actitud salvaje, segura y un tanto tímida que se había presentado en su club? ¿O es que se había equivocado de persona? ¿En plena persecución con Kazutora había saltado a una línea temporal y había descubierto el multiverso?

—Eh… ¿Baji-san?—preguntó el rubio con nerviosismo.

El mencionado solo pudo sonreír al ver los delicados labios del contrario pronunciar su nombre. No eran ni gruesos ni delgados. Eran rosados como las delicadas plumas de un flamenco, con ligeras marcas por, lo que él supone, mordeduras debido al nerviosismo. Sus mejillas con un ligero rubor le daban un toque aniñado a su rostro y esos ojos brillantes como pequeños cristales le aseguraban que con solo esa salida caería rendido a sus pies.

Baji no entendía cómo es que había caído tan fuerte por el menor frente a él. Bueno, si lo sabía. Shiba Hakkai se había encargado de contarles todo lo que sabía de ellos.

Cuando el peliazul les mencionó su relación con el presidente del club que les preparaba los uniformes, un pelilila amable y bondadoso a palabras de él, recibió felicitaciones y el apoyo de casi todos los miembros del club de taekwondo, solo hubo un par de comentarios mal intencionados que fueron callados al instante por la mirada oscura y peligrosa de su capitán Sano.

Hasta ahí todo iba bien.

Pero cuando empezó a mencionar al resto de miembros, por sus peculiaridades o alguna anécdota que habían pasado con su novio toda la tranquilidad se vino abajo. Durante dos semanas el pobre peliazul recibió el acoso de sus amigos por saber más de los miembros del club de economía doméstica. 

Había excepciones claro, como Takemichi que tenía una novia muy linda en el club de teatro, los gemelos Kawata que no estaban interesados en esos asuntos amorosos y solo se enfocaban en los próximos combates que tendrían, según ellos claro; y el resto de integrantes que no eran sus amigos y solo los consideraba compañeros o conocidos del club.

Pero nada se comparaba con el especial interés que mostraba el capitán y vicecapitán por saber más cosas de los integrantes del club contrario. Eso dejó sorprendido a más de uno, ya que era bien conocido que en la cabeza de ese par solo estaba el vencer a sus contrincantes de otras escuelas, ganar las diversas competencias en las que eran partícipes y ser los más fuertes del país. Y así es como habían pasado los meses, enterándose por el peliazul sobre ambos rubios pero sin animarse a conocerlos en persona, hasta ese día claro.

Se habían conocido de la forma más rara posible, casi llegando a los golpes. Lo único que cambiaría sería el agua sucia, definitivamente. Pero tuvo suerte, ya que al menos él había logrado obtener una salida con el pequeño rubio de ojos esmeralda que lo miraba un poco… ¿asustado?

Baji sacudió su cabeza con brusquedad intentando despejar su mente de cada recuerdo. No negaría que estaba nervioso. Sus amigos le habían ayudado con toda la artillería que poseían, entre consejos útiles que lo salvaría de la vergüenza absoluta hasta malos deseos para que recibiera la paliza de su vida por algún error que cometiera.

AP CHAGUI... Puntadas directo al corazónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora