XIII.

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El almuerzo había transcurrido de manera tranquila, si con tranquilidad nos referimos a muchos jóvenes haciendo bromas los unos a los otros y desperdiciando deliciosa comida en el proceso, entonces sí. O bueno, casi.

Mitsuya, al ser el único miembro con pareja, aconsejaba de lo que podrían conversar, los diversos temas a tratar o cosas en común que podrían descubrir mientras caminaban entre las calles de la ciudad. Kazutora era más realista y soltaba comentarios contradiciendo todo lo que decía el pelilila solo por molestarlo.

Si Mitsuya decía:

"Tal vez sientas la mirada de Baji sobre ti, no la esquives por miedo o vergüenza, quizá te quiere transmitir sus pensamientos y comenzar una pequeña conversación".

Llegaba Kazutora con:

"O tal vez sólo tienes algo atorado entre los dientes y quiere decirte pero no sabe cómo. Así que enjuaga esa boca tuya y no pases pena".

Y eso solo era una parte de las idas y venidas de los comentarios que hacían para ayudar al pequeño rubio amante de los gatos.

Haruchiyo, más comprensivo, prefería no opinar y solo le mencionó que siga su corazón y sea él mismo, aunque la cague en el proceso y deje su personalidad al descubierto.

Por otro lado, Ryuguji se mantenía al margen de todo, disfrutando del pequeño almuerzo que le habían preparado las chicas del lugar donde vivía. No eran las mejores cocineras pero agradecía mucho el comer algo hecho con tanto cariño para compensar su corazón un tanto herido.

El sonido que avisaba el término del receso llegó y cada uno emprendió camino de manera apresurada a sus respectivos salones. Si bien todos habían faltado a una clase, eso no quería decir que lo harían siempre, sobre todo Ken, que al ser uno de los chicos becados por sus excelentes calificaciones no podía faltar sin justificación previa y razonable.

El transcurso de clases dio paso a que el estrés de muchos estudiantes aumentara y que la hora de salida fuera ese pequeño respiro hacia la libertad. Había llegado más rápido de lo que Chifuyu hubiera deseado y después de escuchar el anunció de salida a través de los altavoces no se había movido ni un milímetro de su asiento.

Kazutora lo observaba de manera analítica y tratando de descifrar, en vano, el motivo por el cual no movía su trasero de tan incómoda carpeta. El rubio frente a él se notaba nervioso, con la mirada ida y jugueteando con sus dedos una y otra vez. Soltando un pequeño suspiro, el de mechones dorados procedió a sacar de tan vergonzoso aspecto a su pequeño amigo, y aplicando la clase de física elemental de esa tarde, procedió a lanzar un poderoso manotazo en el brazo contrario.

—¡Hey! —soltó el rubio sorprendido—, ¿por qué lo hiciste?

— Porque te veías como si frente a ti estuviera el jefe final de algún videojuego y que te quedara una sola vida para poder ganar —respondió sin arrepentimiento por el golpe antes realizado.

— Gracias por la comparación tan ñoña pero no había necesidad del golpe Tora...—reclamó alistando sus cosas para salir del salón junto a su mejor amigo.

— Eso dices tú, mi instinto me decía que lo necesitabas —aclaró con una sonrisa socarrona.

— Pues tu instinto es una mierda.

— Oye, cuida ese lenguaje muchachito que con esa boca besas a tu madre —regañó con burla, agregando— y posiblemente, si el señor lo permite, a Baji Keisuke.

Chifuyu, sorprendido por el descaro de su amigo, caminó lo más rápido que sus piernas le permitían. Su rostro era un poema, con las mejillas sonrojadas y el ceño fruncido contrariado por tantas escenas que se le formaban en la mente ante tales palabras. Kazutora le seguía el paso riendo sin preocupación, contento por molestar a su rubio amigo.

En el camino, o persecución a ojos de terceros, se encontraron con Haruchiyo, quien sorprendido por la velocidad con la que caminaba el de ojos esmeralda solo le dio pase libre para llegar a su cita-no-cita.

— Le metiste ideas en la cabeza ¿verdad? —preguntó molesto, haciendo de Kazutora desacelere un poco. Se le había advertido al de pelo teñido que no dijera o hiciese algo que alterara la poca estabilidad mental de Chifuyu, y al parecer había hecho todo lo contrario.

Kazutora solo le guiño el ojo en respuesta, confirmando su sospecha y volviendo a su ritmo acelerado.

— ¡Le diré a Mitsuya de esto! —advirtió molesto.

— ¡Yo también te quiero! —respondió riendo y lanzando un pequeño beso al aire como despedida.

Sanzu quedó sorprendido ante tal descaro por parte de su compañero de club. Sacó su celular para avisarle a Takashi que Kazutora estaba haciendo de las suyas cuando de repente ya estaba recibiendo una llamada de su presidente.

— Acabo de atrapar a Kazutora. Bueno Ken lo hizo, mis reflejos no son tan buenos. El muy tonto se cayó por las escaleras al perseguir a Chifuyu. En fin, mi teoría es que Fuyu se hartó y lo botó. ¿Tú qué piensas? — cuestionó como si se tratara de la típica conversación en la que se comparan respuestas después de un examen. De fondo se podían escuchar las quejas de un adolorido Tora y de un muy fastidiado rubio de trenza.

— ¿Chifuyu ya salió de la escuela? —fue lo único que salió de sus labios.

— Sí, y justo en estos momentos está caminando hacia Baji. Tiene una moto, no distingo el modelo desde donde estoy pero al parecer es de las que rugen —halaga Takashi, añadiendo un pequeño silbido por la sorpresa. Ken le suelta el modelo de la moto pero poco o nada se pudo distinguir gracias a las quejas del tercero.

Mitsuya, Ken y Kazutora, quien era cargado por el rubio, observaban todo lo que pasaba desde el primer piso del edificio. Los dos primeros rezando para que su menor no hiciera el ridículo, mientras el tercero esperaba que se cayera frente al pelinegro por haberlo botado de las escaleras.

—¿No intervendrán? ¿Alguna advertencia o amenaza? —volvió a preguntar ahora sí por pura curiosidad, cortando el pequeño silencio que se había formado.

— No, y espero que esto le enseñe a Kazutora a no meter su nariz donde no lo llaman —alegó mirando al mencionado—, además te dije que a Haru no le interesabas, ahora deja de quejarte y pórtate bien ya que Ken te puede botar en cualquier momento de su espalda —agregó con un suspiro cansado.

Sanzu solo pudo reír bajito por las ocurrencias de sus amigos, avisando que iría a su encuentro para ir a comer algo y decidido a consolar al pequeño tigre adolorido, esperando que al reunirse Tora no empezara a molestar con querer interrumpir la cita-no-cita de Chifuyu. Esperaba que todo saliera bien pero conociendo a su menor, y sí que lo hacía, este traería más de una anécdota vergonzosa de su salida con el pelinegro.

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¡Hola a todos! Aquí @_wish_wish reportándose ^^

Lamento haber estado tanto tiempo desaparecida, ocurrieron muchas cosas y no pude escribir como quisiera ya que cada que redactaba era terminar con un Bajifuyu en una cita desastrosa, y suficiente dolor ya tenemos con el manga :c

Esto es solo un pequeño adelanto de lo que se viene, en el siguiente capítulo se descubrirá que le hicieron a Mikey para que cambiara su actitud hacia Ken y como le irá a nuestro par amante de los gatos en su cita-no-cita :3

Prometo no demorar tanto, muchos besos y muchas gracias a todas y todos por leer, comentar y votar, me alegran demasiado.

Recuerden tomar mucha agua y dormir a sus horas :3

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AP CHAGUI... Puntadas directo al corazónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora