Día 13: Gargantilla

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No era un gran amante de usar gargantillas, no le gustaba la manera a qué se ajustaban a su cuello, lo hacía sentir asfixiado aunque ni siquiera apretaban.

Poniéndose dicho accesorio a fuerza alrededor de su delgado y blanquecino cuello, sintiéndose un poco alterado.

Su bonita blusa de terciopelo, que abajo ocultaba otras mil prendas, con el corcel tuvo un poco de problemas y tuvo que pedir ayuda de su hermana mayor se puso otra camisa de color blanca y los pantalones ajustados, terminando de colocar el saco que lo adornaba con los colores que representa al reinado de su padre.

Al salir de su habitación lo primero que noto fue a su hermano mayor entrar a la habitación de a lado, no quería saber por que, así que pasó de largo para ir al gran salón.

Bajando las enormes escaleras decorada de color dorado, captó las mirada de los invitados. Muchos exclamaron con expresiones de asombro, al ver que el joven príncipe usaba una gargantilla dejando en claro que era un Omega.

Al llegar a lado de su padre la mayoría había dejado de murmurar sobre su segundo genero, ahí parado demostrando la elegancia y serenidad que lo caracteriza.

—Buenas noches señores, espero que disfruten del banquete.

La voz sería de su padre lo hizo estremecer un poco, ante la indicación del rey todos se dispararon charlando entre ellos y bailar unos cuantos al compás de la música del piano y violines.

Decidió caminar un poco lejos y llegó aún pasillo aislado, tapandosé un par de segundos después una cabellera albina particular muy conocida para él.

—Geten —capto la atención del omega albino, quién tenía descubiertos sus hombros ligeramente tintados de un rosa.

—Ey, Shouto ¿Qué sucede? —pregunto con una sonrisa ligera, el más bajo no era alguien tan amable, pero era la personas más cercana que tenía aparte de su hermana.

—¿Porqué no usas gargantilla? —no pudo evitar preguntar al notar su cuello blanco más pálido que su piel, mirando descaradamente la marca en su nuca.

—Puff, pregúntale al idiota de tu hermano —queja molestó, el mayor era un Omega demasiado hermoso mas que el incluso, que había sido obligado a contraer matrimonio con su hermano mayor.

—Oh, se debe a Touya y su rebeldía.

—Es un maldito.

—Estaría enfadado si te escucha hablar así —realizo una mueca al escuchar lo que dijo.

—Me vale, como odio este lugar y a todos, excepto a Fuyumi y a ti —dijo mientras acomodaba sus cabellos blancos como la nieve. —Cuidate, al rato te veo tengo que buscar el mierda de tu hermano.

Se rió un poco, deseaba tener la actitud retante y rebelde del mayor Omega, siempre tan impresionante.

Mirando la ventana cercana suspiro, rascando la parte de su cuello donde estaba la odiosa gargantilla.

El bufido de algo captó su atención, volteo hacia atrás y miro un Alfa de corpulencia grande.

—¿Qué haces aquí? —preguntó.

—¿Qué mierda? —se quejo el alfa mirándolo.

—Estas invadiendo mi espacio.

—Creí que no había nadie, jodida mierda —bufo, recargandosé en la pared soltando un gran suspiro.

—Estas equivocado.

—¿Qué es esa mierda en el cuello? —pregunto el otro señalando la zona dicha.

—Una gargantilla para omegas.

—¡¿Esa maldita tontería hizo tanto revuelo haya atrás?! Jodida estupidez.

—Mmh, si.

Ambos se quedaron ahí parados sin volver a dirigirse la palabra, solo disfrutaban tener un momento a solas con su mente y en silencio.

—Es una mierda.

—Lo es.

La gargantilla en su cuello causaba tanto revuelo que lo hacía aborrecerla, y no era el único que lo hacía.

La gargantilla en su cuello causaba tanto revuelo que lo hacía aborrecerla, y no era el único que lo hacía

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Sinceramente no tenía nada para está mierda.

Judith Danet

Omegacember ~ BakuTodoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora