Día 12: Supresor

928 145 31
                                    

Exponiendo su muslo blanquecino, con la jeringa en sus manos decide inyectarlo con cuidado, soltando un pesado suspiro.

Su olor últimamente era muy llamativo y odiaba eso, por qué empezarían acosarlo más de lo común y era completamente un asco total.

Volviéndose a poner los pantalones, toma su mochila para irse a UA. Caminando a la estación del metro se encontró mirando atentamente a su alrededor, notando un olor en particular. —Un...

—Que delicia —una mano en su cintura lo hizo salirse de su trance. —Lastima que no pueda oler tu aroma, estoy seguro que eres un lindo abre piernas —susurro cercas de su nuca.

—Asqueroso —tomo la mano ajena y con fuerza la quitó. —Lejos de mi bastardo.

—¿Porqué debería? Al contrario deberías de abrirme tus piernas y dejarme entrar en tu húmeda entrada de puta —la otra mano del contrario quiso deslizarse entre sus muslos.

—Maldito asqueroso —una persona detrás quitó el sujeto que encontraba acosandoló.

—¿Qué mierdas haces? –gruño molesto el tipejo.

—Quitarte maldita basura —el rubio cenizo empujó al otro sujeto haciendo que caiga de manera grotesca al suelo.

El cual el otro al percartarse que era un Alfa de mayor rango que esté salió corriendo.

—Tus supresores no están sirviendo del carajo.

Eso lo hizo fruncir el ceño. —Si esa basura dijo que no podía distinguir mi olor y solo en mí apariencia se guío.

—Yo puedo oler tu olor apestoso.

—Tu tampoco hueles a muy bien que digamos.

—Es una jodida mierda, uso supresores.

—No están funcionando.

—Estas mintiendo, estoy seguro que no.

—Apestas.

Con esa pequeña discusión ambos entraron al vagón y se tuvieron que callar cuando los demás lo miraron.

—Cambia de tu supresor —murmuro el Alfa.

—El tuyo no desaparece tu asqueroso aroma.

—Empalaga tu maldito aroma.

—El tuyo me intoxica —declaro para concentrarse en su celular e ignorar su disgusto del rubio.

Al llegar a su parada noto como el otro se levantó y se bajaron en la misma estación.

—Apestas demasiado dulce —fue lo último que le dijo antes de marcharse.

—Tampoco como oliera bien.

Ambos retomaron su camino sin saber que esa vez no sería la última vez que se toparían y tendrían la misma discusión, dejándolo en ridículo ante los demás.

Que solo ellos podían identificar el olor del contrario aún estando con supresores.

Que solo ellos podían identificar el olor del contrario aún estando con supresores

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

No se me ocurrió algo bueno para está temática.

Disculpen mis errores ortográficos.

Hasta pronto

Judith Danet

Omegacember ~ BakuTodoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora