Cap 91: (Parte 1) Mantenla alejada

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Ana desabrocha pacientemente cada botón de la camisa de Fernando con una mano y la yema de sus otros dedos dibuja líneas sobre su piel descubierta, él está completamente poseído por aquellos besos tan suaves y cálidos que lo recorren desde su cuello hasta el hombro al sentir como por inercia ya estira sus brazos para que ella le saque la camisa... Ana sin dejar de besarlo se baja poco a poco de él hasta colocarse detrás y pasar sus manos por toda su ancha espalda.
Muerde deseosa aquellos fuertes hombros, nuca y toda la línea que marca su columna dejando a Fernando sin aire de tanto extasis.

Se apodera de su oreja haciéndolo perder el sentido, su cuerpo comienza a cosquillear y lo único que hace es cerrar sus ojos presionando las manos en la cama sin dejar de mover sus pies como señal de lo excitado que está.
Las manos de ella rodean su torso para acariciar su admonen.

- Ana-
Un lugar como este no lo cambio por nada en este mundo... estar en mi habitación amando a mi esposo, teniéndolo para mi y que haga conmigo lo que quiera.
(Gime) Él aprovecha que yo me siento nuevamente sobre él para acostarme dejando que mi cabello caiga del borde de la cama apenas alcanzando el suelo, sus labios bajan por todo el escote de mi sostén con una respiración acelerada pero con besos tan calmados que me excitan más al ponerme la disyuntiva de desear que termine de arrancarme la ropa o que siga besandome de esta manera tan provocadora. Sea lo que sea mi cuerpo no deja de contraerse a cada uno de sus besos que ahora se detienen en mi vientre para tomar el borde de mi pantalón y arrodillarse en la cama así lo tenga abrazado por sus caderas con mis piernas, para quitarmelos con una mirada tan intensa... tan deseosa mezclada con una sonrisa encantadora que enciende más esa temperatura corporal que me quema y me hace lanzarme hacia él con desenfreno -lo atrae por el cuello depositandole besos cortos y muy apasionados-

Él baja con caricias por todo su cuerpo hasta llegar a sus sus pies y subir poco a poco a punta de besos, acariciando sus piernas con sus grandes manos lleno posesión, haciendole antesala a sus labios y lengua... pues no restringe ningún lugar al que no quiera tocar, acariciar o apretar como exploración antes de hacer gemir a su esposa con tanta sensualidad al paso de sus besos apasionados y ansiosos.

Sus caricias se tornan más necesarias, lo único que los separa de unirse son sus prendas íntima, el sudor de apodera de ellos a cada roce de placer que hace Ana en movimientos sensuales de sus caderas y cintura en un armonioso arqueo de su espalda, sobre su esposo mientras él suelta su sostén como si arañara toda su suave espalda con el broche hasta tirarlo sin importancia.

Contornea sus caderas, cintura hasta llegar a sus senos dándole masajes circulares con sus pezones en medio de sus dedos, la mira totalmente hipnotizado mordiendo inconscientemente su labio inferior y esto la excita más al presenciarlo caer en uno de sus senos con deleite abriendo su boca lo más que puede moviendo su mandíbula con pequeñas succiones saboreando con la punta de su lengua todo el contorno de su pezon... logrando sentir en él como ella se estremece y con la respiración entrecortada en su oído.

Ella sigue rozando sus cuerpos con movimientos más lentos y esto lo hace morder sus senos a cada punzada que siente en su pelvis, conteniendo la respiración para no estallar de placer. El largo cabello de ella es templado por las manos de Fer casi enterrando los dedos en su piel... Ana gime a cada succión, modisco o saboreo que hace él como un juego placentero a su antojo sexual.

La toma por la cintura con un brazo dejandola caer sobre las almohadas del respaldar bien besando sus labios sin saciarse con ansiedad abre su mesita de noche sin dejar de besarla y sin que ella lo permita encuentra varios preservativos que los toma con rapidez sonriendo con victoria en medio del beso... se levanta y baja sus boxer, ella entrecierra sus ojos dibujando una sonrisita de placer visual como si se concentrara solo en ese punto.

Quédate Conmigo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora