Cap 100: Dos caras de la moneda

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Fernando cierra sus ojos haciendo su cabeza hacia atrás en un movimiento excitante para Ana pues tenerla con todo su peso sobre su pelvis lo hace sentir muy apasionado y más cuando ella deja caer a un lado de su rostro su cabello besandole el cuello con una atracción inevitable... su cintura y caderas se arquean sensualmente excitandolo más y más con un estimulo una gran erección contenida en los bóxers; que más que incomodarle, lo hace desearla con mayor desespero sintiendo su ❤ latir con fuerza y un cosquilleo por toda sus piernas como señal de que su cuerpo desea tenerla lo más rápido posible... así utiliza sus grandes manos para tratar de saciarse pasándolas por toda su suave espalda hasta tomar las tiras de su sostén y deslizarlas a medio brazo para besar sus hombros con ansiedad al sentir aquel aroma tan femenino que enciende su instinto salvaje.

Ana  termina de abrir su camisa y con propiedad toca todo su abdomen y pectorales sintiendo una fuerte punzada excitante en su pelvis por el cuerpo tan varonil de su esposo, y rápidamente imita el movimiento de él con su tiras para sacarle la camisa  de los hombros gimiendo extasiada en el oído de él cuando inicia a besarle las partes descubiertas de sus senos que deja su sostén con una provocación abrumadora.

Ella pasa las uñas por su ancha espalda hasta que en un movimiento sutil por sus hombros,  lo agarra del cuello dejándolo a su total dominio en un beso tan profundo y deseoso que se tornan tan apasionados e infrenables cortando el aliento.
Tan deseosos son que soltarlos algunos minutos se convierte en una tortura de años.

Fernando con un deseo que comienza a quemarlo por dentro... coloca sus manos en el broche del sostén abriendolo con gran agilidad  mientras la acuesta en el sofá con ella atrapandolo entre sus piernas rozando su calidez y lubricación con
la prominente y provocadora erección de su esposo.

"Esperame un momento hermosa" - Fernando se pone de pie rápidamente y busca en sus pantalones la billetera,  ganando una mirada curiosa en medio de una respiración extasiada de su esposa: "¿Qué haces?"

"Busco esto" - responde agitando un par de preservativos con una amplia sonrisa-

Ella frunce el ceño y de inmediato decide salir de las dudas:
"¿Cómo es que tienes a mano esos preservativos?" -Él se sienta en el sofá dejándolos a un costado de ella mientras toma una de sus piernas y la sube a su hombro para besarla:
"Los compré cuando estabas distraída con los bebés viendo unos peluches en la farmacia" - ella se suelta a reír incrédula y él continúa al ver la expresión que ella tiene al hacer memoria:
"¿Si recuerdas que te dije, que iba a comprar unos chicles?... pero en realidad no quería que pensaras que era un urgido,  solo que sentí que en algún momento ibamos a desear estar juntos y por eso debemos cuidarnos o ¿quieres otro bebé?

"¡No quiero!,  o por lo menos no por ahora... están muy chiquitos y deseo disfrutarlos bien mientras crecen" - responde con ternura-

*Si desean pueden reproducir la canción de la portada*

Él llega a punta de besos por su abdomen volviendo a excitarla igual o más que antes: "Eres irresistible ¿sabías?"

Él la hace gemir eróticamente con besos en su cuello:
"Y tu una constante provocación a mis bajos instintos" - responde con una voz tan varonil y profunda.

Las caricias por toda su piel son insaceables, al igual que cada beso depositado centímetro a centímetro de su escultural y delicada silueta... dejándolo sin aliento cada vez que contempla por algunos segundos en un recorrido excitante de placer visual y mental el cuerpo de su esposa; quien al abrir los ojos se sonroja ante aquella mirada llena de lujuria y sonrisa coqueta resaltada por esos oyuelos que la ponen a suspirar.

De pronto siente a su ❤ paralizarse de amor al ver como después de contemplarla a detalle inicia unos pequeños masajes con las yemas de sus dedos sobre sus brazos con una mirada tan tierna... y de inmediato capta porque está tan concentrado en esa área, pues allí, aún son un poco visibles las marcas que le ocasionaron los forcejeos que realizó cuando quería defenderse en su encierro.
Sus ojos se cierran lentamente dibujando una sonrisa de profundo difrute y placer sexual en medio de una respiración que se entrecorta soltando gemidos muy sensuales cuando él la acaricia con sus labios utilizando hasta su lengua para saborearla,  como si buscara borrar los malos recuerdos con besos tan provocadores.

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