Despues de el descubrimiento de sus dones, Madison se embarcara en un mundo del cual tiene nulos conocimientos contando con la ayuda de un hechicero bastante peculiar.
Una sensación familiar estremeció su cuerpo. Sus largos cabellos se movieron al compás del viento frio acompañados de polvo y pequeñas rocas que se mantenían flotando por todo el lugar, y causó en ella una conmoción que la hizo inspeccionar los alrededores de la dimensión oscura. Lo sintió, pudo sentir aquel hermoso hormigueo dentro de ella, esa misma que no había apreciado desde aquel fatídico día. El despertar de esa fuerza... esa chispa que en alguna parte del universo infinito se había encendido, sentía que le llamaba.
Sus pies descalzos recorrieron los planetas abandonados, aquel suceso representaba todo eso que había estado esperando, durante tantos años... finalmente había regresado, eso que los hechiceros de la tierra le habían arrebatado, finalmente lo conseguiría.
Vagando por los confines de la dimensión oscura fue golpeada por el flujo de energía novedoso. En su rostro, una pequeña sonrisa se hizo presente y en sus ojos se pudo distinguir una enorme sed de poder.
—Llegó el momento... —susurró con un aura oscura rodeando su cuerpo.
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Una fuerte sensación de miedo se apodero de cuerpo llegando a cada rincón de su ser y provocando en ella un miedo irracional y desenfrenado que por más que intentaba no podía controlar. Sus extremidades habían comenzado a temblar y por su frente se deslizaban varias gotas de sudor que descendían hasta su cuello desvaneciéndose en su camiseta. No sabía que era ese lugar ni el motivo de su intromisión tan repentina en su sueño o el porqué de que este se sintiera más real que su misma vida.
Trato de moverse, pero una fuerza desconocida la mantenía sujeta en el mismo lugar dejándola sin la opción de liberarse o siquiera emitir un sonido, siendo testigo de cómo todo a su alrededor era devorado por un enigmático ser del que solo podía distinguir sus ojos. Parecía ser capaz de observarle y pese a la confusión que su adormilado ser le brindaba, percibía una sensación indescriptible que aumento su ansiedad deseando salir de aquel recóndito lugar de una vez por todas.
Bastaron segundos para que se volviera una víctima de la oscuridad sintiendo como cada partícula de esa energía desconocida le envolvía buscado tener un control absoluto sobre ella. La joven ahogó un grito, intentando jalar su brazo, desesperada, buscando liberarse. Sus ojos se enrojecieron y su respiración se entrecortó. Entonces aquellos hilos se expandieron por su cuerpo, viéndose cubierta por estos. El ardor de su cuerpo era insoportable, cada zona que esta sustancia tocaba provocaba que sintiera como si le clavasen cientos de agujas en la piel.
Finalmente se rindió ante el sufrimiento y cerró los ojos, mientras una lagrima resbalaba por su mejilla.
Y como si sus plegarías hubieran sido escuchadas, ese horrible sueño cesó, liberando todo ese terror en un golpe de adrenalina que logró despertarla. Despertó con lágrimas en los ojos, ahogando un grito y colocando su mano en su pecho con rapidez, sintiendo su corazón palpitar contra su palma.
