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Era un día como todos los demás, siguiendo la misma travesía a través de la región donde se encontraba, Liyue, un joven de rubios cabellos suspiraba pesadamente mientras descansaba en una roca, había recorrido ya tanto, y desde que volvió de Inazuma, seguía con la misma incógnita sin pistas nuevas; "¿Donde estaba su hermana?"

Han sido ya tantos los días y meses que pasaron sin respuesta o pista suya, la fe poco a poco se iba recordando que ella se autoconsagraba la princesa del abismo, grande, omnipotente, la diosa de un nuevo mundo quizás, pero Aether no se comía aquellos disparates, para el, Lumine no era más que una chica jugando a ser Dios, y debía de frenarla de algún modo, y así, ambos volver a recorrer mundos juntos y conocer nuevas personas, le costaría despedirse de Teyvat, pero nada es eterno, volvería a visitar a todos los grandes amigos que había hecho en todas las regiones. Sus pensamientos se desvanecieron al oír pasos cerca suyo, manteniéndose alerta si en todo caso alguien venía a lastimarlo, y tenía razón, al parecer, unos ladrones habían venido con intención de robar sus pertenencias, al parecer, su calmado día de descanso se terminó. Al final de una ardua batalla, Aether salió victorioso y agotado, tal vez sea fuerte, pero el agotamiento era inminente, cayendo rendido en el pasto cerca de un riachuelo, el joven de melena dorada sonrió y alzó la mano empuñada gritando —¡La victoria es mía otra vez!— y riendo alegremente, celebró otra de sus tantas hazañas en las tierras de Teyvat. Su alegría se vio interrumpida al oír el sonido de lo que parecían ser pasos, con algo de curiosidad, los siguió con cautela de poder ser descubierto en el acto, los pasos se detuvieron bajo un árbol descubierto a la luz del sol, había alguien ahí, sosteniendo en sus manos lo que parecía ser una lira, tirando con suavidad de aquellas cuerdas dejando salir dulces notas suaves, agradables a cualquier oído, el joven escondido, se sentó sin salir de su refugio, escuchando aquel instrumento con calma, había alguien ahí, aquel músico que no lograba distinguir y no podía hacer más que ver su dormida espalda, se le hacía algo conocido, encajaba con las descripciones que había oído hace ya tiempo.

"Contaban los aldeanos alrededor de un misterioso joven de cabellos negros con tonos esmeraldas claros, prendas blancas, azules, y una máscara con los negros más vivos inimaginables; un ser maligno o poderoso, impotente al hablar y andar, no muchos tenían la suerte de poder verlo de lejos, luchaba y encarcelada a los espíritus que venían a corromper la tierra que estaba bajo su jurisdicción, tierra que prometió proteger con el alma y así cumplir su contrato con el caído Arconte Geo, Rex Lapis"

Una historia que no tuvo tiempo de verificar su veracidad, si había algo que destacaba y amaba de las regiones, eran aquellas leyendas o mitos que contaban, el joven de rubios cabellos, a menudo descubría o terminaba involucrado con aquellos relatos, que en su mayoría terminaban siendo reales o solo una banda de ladrones modificando las leyendas a su gusto. Pero, la historia del Yaksha, sonaba más a verdad que a mentiras para el, siguió observando con calma, queriendo acercarse más, sus pies lo traicionaron rompiendo las ramas que estaban en el suelo, la melodiosa lira se detuvo abruptamente, indicándole a Aether que había arruinado el momento. Las manos ajenas sostuvieron con fuerza una lanza de tonos jade, siendo apuntada en el cuello del rubio, pregunto con frialdad —¿Quien eres, y que haces aquí?— Estaba acabado, el rubio solo trago con nervios algo de saliva y hablo con una voz susurrante —Soy A-Aether, y solo oí el sonido d-de una lira, tuve algo de curiosidad, lamento si lo i-incomode— el de cabellos azabache se calmó, aún sin bajar la guardia, alejó su arma y la desapareció con solo rozar sus dedos, cosas que sorprendió al joven de rubios cabellos.

— ... Ya te puedes ir — dijo con frialdad otra vez
— Oh, en realidad, quería pasear más por aquí, además, me gustaría saber tu nombre —
— Eso no tiene importancia ahora, si deseas pasear, hazlo, yo me voy —

Finalmente, el de rubia cabellera dejo de insistir y no hizo más que ver al contrario irse a un paso lento, aunque le enojaba que fuese frío, a menos confirmaba parte de las historias que merodeaban ante este personaje, quizás en un futuro, podría conocerlo mejor, le parecía interesante en cierto modo ... Tomando una de las manzanas caídas del árbol, se dirigió al asiento donde el misterioso joven había estado, dándose cuenta que había olvidado su Lira, tomándola en sus brazos con cautela, decidió guardarla hasta el día en el que se vuelvan a ver y así entregársela.

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Nota de la autora

Nada importante, solo, sigan la historia si les va gustando, aunque aún sea el comienzo, prometo que se pondrá mejor a medida pasen los capítulos, bye bye~
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• 𝚄𝚗𝚝𝚒𝚕 𝚍𝚎𝚊𝚝𝚑 𝚞𝚗𝚒𝚝𝚎𝚜 𝚞𝚜 •Donde viven las historias. Descúbrelo ahora