" El viajero, a quien nadie pudo ayudar, pero quien dio todo por nosotros, ha perecido ante las huesudas manos de la muerte "
El mundo se detuvo, Teyvat se inunda en lágrimas, el héroe de rubios cabellos había sido derrotado, después de haberse ausentado por casi un mes, se encontró su cuerpo en perfecto estado, dentro de un ataúd de cristal casi abandonado en una zona desconocida de un lejano bosque, y con la desaparición del viajero, se reportó la ausencia de alguien que jamás se mostró a la luz, alguien a quien todos iban olvidando, un Yaksha que había caído ante una suma depresión, quien ahora, era un extranjero para las regiones de vecinas, pues, este no dejaba de recorrer a pie todos los lugares posibles o existentes, una vez vio que el mundo se estremeció ante la pérdida de la luz de la nueva esperanza, solo se limitó a ver, oculto entre las copas de un árbol, como su cuerpo fue canonizado y transportado al centro del mundo, a la unión de las regiones de Teyvat.
Xiao no estaba contento con esto. El quería que su amado se mantuviera en aquel bosque, el bosque donde ambos se conocieron; dónde se enamoraron locamente del contrario, bajando de aquellos árboles, regreso a su bosque, seguir a aquella tumba solo haría que su herida se abriera sin piedad; entre pasos pesados por la tierra, escondiéndose entre otoñales hojas, una risa jovial y suave, resonó en sus oídos, una sonrisa vagamente familiar, sus pasos se hicieron apresurados, corriendo por el lugar, viendo a todos lados ¿Era Aether? No, no podría serlo ¿Era acaso su espíritu, su alma? Si bien aún quedaba la posibilidad de que podía volver a ver el espíritu de su amado, era demasiado escasa, más no imposible, así que, el aire comenzó a faltarle otra vez, sus acelerado paso comenzó a disminuir, el cansancio se apoderó de sus piernas, pero siempre mantuvo su mirada al frente y sus oídos atentos, esperando poder oír tan solo un poco más de la dulce voz de Aether, solo un poco más de aquella risa angelical que le quitó tantos suspiros … — Sígueme — susurro con ternura la voz, el Adeptus abrió sus ojos con sorpresa, era la voz de Aether, pero este no se dejaba ver, en su lugar, una mariposa de dorados colores; apareció revoloteando con gracia frente al de cabellos azabaches, quien se terminó por incorporarse con cuidado, la mariposa parecía mucho más alegre después de ello, y comenzó a volar a un paso lento, para que así pueda seguirlo, cosa que el contrario si entendió, poniéndose en marcha.
Los días pasaron más rápido que los segundos, Xiao seguía siguiendo aquella hermosa mariposa, la cual, a pesar de tener solo la capacidad de vivir por 3 días, se mantuvo en vuelo alto y firme por 1 semana entera, sin flaquear, igualmente el Adeptus, desde que sabía que tenía la oportunidad de ver a Aether, no dudó en ninguno de sus pasos y siguió con un andar lento. Al mediodía, la mariposa se detuvo en la salida del bosque. Xiao miró con desconcierto al pequeño insecto, alzó la mirada comprendiendo todo, había sido llevado a la entrada principal a la nación de Liyue, quedó pasmado puesto que era de las pocas veces que pudo ver dicho lugar, pero retrocedió unos pasos, no quería abandonar la naturaleza, no deseaba irse de aquel preciado bosque con recuerdos dulces atados a forma de cadena a su cuello. La mariposa, revoloteando en una de las hojas dónde reposaba y emprendió el vuelo una vez más, adentrándose a la ciudad, el Adeptus sabía que no podía perder de vista al animalito, pero, era de las pocas veces que lograba entrar a un lugar lleno de gente mortal, no sabía cómo actuar correctamente o que responder si le preguntaban algo, pero su duda y miedo fueron alejando a la mariposa más y más, así que, tomando un respiro de coraje, camino por un angosto puente lleno de personas, no necesitaba una audición aguda para oír a los presentes en el lugar, murmurar a sus espaldas, algunos se aterraban al ver su sombrío aspecto, otros susurraban asombrados al poder ver en persona a aquel Adeptus que jamás se dejaba ver, y otros, simplemente veían con asombro su demacrado rostro de hinchados ojos rojizos por el llanto y negruzcos por la pérdida. Algo era seguro, Xiao no deseaba ser visto por nadie más, el pavor de tener cientos de miradas encima tuyo para juzgarte por tus ropas o costumbres era horrible, así que siguió caminando a paso apresurado, el animal de doradas alas se comenzaba a perder entre la muchedumbre de la plaza, los ojos de Xiao buscaban con desesperación a aquel pequeño guía, pero no lo pudo ver de nuevo, el miedo de haberse distraído de más pensando en que decían otros de él, se hacía más grande al notar que de verdad se había perdido en una zona completamente desconocida.
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• 𝚄𝚗𝚝𝚒𝚕 𝚍𝚎𝚊𝚝𝚑 𝚞𝚗𝚒𝚝𝚎𝚜 𝚞𝚜 •
Fanfiction. ≫ ──── ≪•◦ ❈ ◦•≫ ──── ≪ • 𝚅𝚊𝚐𝚊𝚗𝚍𝚘 𝚙𝚘𝚛 𝚕𝚊 𝚝𝚒𝚎𝚛𝚛𝚊 𝚍𝚎 𝚕𝚘𝚜 𝚟𝚒𝚟𝚘𝚜 𝚋𝚞𝚜𝚌𝚊𝚗𝚍𝚘 𝚌𝚘𝚗𝚜𝚝𝚊𝚗𝚝𝚎𝚖𝚎𝚗𝚝𝚎 𝚊𝚚𝚞𝚎𝚕𝚕𝚊 𝚕𝚞𝚣 𝚚𝚞𝚎 𝚑𝚊𝚋í𝚊 𝚙𝚎𝚛𝚍𝚒𝚍𝚘, 𝚞𝚗𝚊 𝚕𝚞𝚣 𝚌𝚞𝚢𝚘 𝚋𝚛𝚒𝚕𝚕𝚘 𝚎...