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Xiao comenzó a caminar, caminar y caminar, el lugar a donde se dirigía no solo era lejano, si no que sus poderes eran disfuncionales ahí, el Adeptus estaba cansado, sabiendo que debía escalar montañas para llegar a su destino, no se rindió, debía de llegar a aquella montaña, aquel lugar donde firmó su contrato, ya que sólo allí podría romperlo, y una vez roto, la condena a la soledad se rompería, creyendo que evitaría que Aether saliera lastimado cada que esté con él, y así, poder tener una vida tranquila con el joven de rubios cabellos, aquella idea no hizo más que impulsarlo, creyéndose un ser omnipotente, poderoso, capaz de todo si estaba con aquel amor juvenil, amor que experimentaba por primera vez. Las horas pasaron sin más; el Adeptus comenzaba a escalar, estaba agotado, exhausto, el camino parecía seguir alargandose, como si lo retrasara a propósito, su respiración era escasa, sentía que podía caer al vacío en cualquier momento, sin sus poderes, se sentía débil, no sabía cómo Aether podía ir de un lado a otro solo a pie, era increíble su resistencia, pero aún así, Xiao no se rindió, siguió avanzando cuesta arriba, sujetándose al filo de una piedras, sin embargo, varias veces estás las traicionaron y se partieron en medio del agarre, haciendo que el contrario tuviera más oportunidades de caer, sin embargo, después de tantos minutos, sudado e hiperventilado, el Adeptus lo consiguió, sus piernas y brazos cayeron a tierra de forma brutal, no podía moverse, pero a menos se alegraba de poder haber llegado a la cima de la montaña, solo quedaba buscar el lugar exacto, y ahí, cumplir su cometido.

Unos minutos pasaron, logrando divisar a un Adeptus más calmado, limpiando su rostro y bebiendo un poco de agua en el río que cruzaba la montaña y se volvía una cascada al terminar su recorrido, las aves reinaban con fuerza, como si estuvieran queriendo hablar con él, a menos así lo sentía, vio su reflejo en el río, a su vez que arreglaba sus ropajes, emprendió su camino nuevamente, esta vez, mirando con sorpresa a aquellos árboles, que, recordaba secos e inertes, ahora abundaban de vida, dejando caer sus amarillentas hojas por todo el lugar, la noche quería empezar a caer sobre Liyue, y desde las montañas, se podían sentir las nubes bajar a saludar, incluso, bailar alrededor de aquellos conjuntos de piedras, Xiao dejó de observar cuándo sentido chocar con algo, una pequeña estatua del ya fallecido Rex Lapis, cayendo de rodillas frente a esta, agachando la mirada, solo se limitó a decir con sinceridad.

- Se que no estoy en derecho de decir lo siguiente, después de todo, han pasado años desde la última vez que vine aquí para poder expresar mis pensamientos y contar cómo me fue en mi día a día -

Quizás no lo logro notar, pero, las hojas de los árboles comenzaban a caer con lentitud, casi rozando el suelo, más nunca llegando a este, las aves no volvieron a cantar a pesar de abrir sus picos para hacerlo, lo único que podía escucharse en el lugar, era su respiración, su propia voz.

- Luego de tantos años, tantas caídas y pérdidas, llegue a este punto de arrepentirme de aquel contrato y esa horrible condena ... Deseo romper mi contrato -

Esas palabras exactas hicieron que el tiempo se detuviera, era un momento mágico, no se escuchaba, ni se sentía el correr del viento, Xiao se percató de ello, más no se podía mover, quería alzar la mirada y salir de ahí, más no podía.

- No creí que escucharía esas palabras, destruir un contrato, pero me sorprendió más oírla viniendo desde ti -

Una segunda voz interrumpió las acciones del adeptus, quien trataba de alzar la mirada, pero no podía ¿Era está acaso una fuerza superior? Podía sentir una presencia desconocida, pero familiar frente suyo, sin embargo, no pudo ver mucho, solo la blanca piedra de dicha montaña, Aunque desease gritar, las palabras no salían, estaba indefenso, lo atraparon desprevenido y se lamentaba en silencio por ello.

- Las palabras no son necesarias, ya expresaste tus deseos, déjame cumplirlos para ti -

Aunque no pasó nada, el joven de cabellos azabaches pudo oír algo romperse dentro de él, sonaba como una cadena, se sentía menos pesado, era libre al fin, nada ni nadie ahora era capaz de atarlo a otra condena nunca más, no podía esperar para contárselo a Aether, la alegría en sus ojos era visible y la emoción recorriendo en su cuerpo fue notoria, pero, aún era incapaz de levantarse del suelo, cosa que lo mantuvo enojado por unos segundos.

- Ahora, sufrirás la última de las consecuencias ante tu deseo, sufrirás la ira de la roca -

Los ojos de Xiao se abrieron de golpe, estaba sudando en frío, pudo mover sus brazos y piernas de nuevo, haciendo que se levantará de golpe y mirase a todos lados ¿Quien había estado hablando con el? ¿Morax? No, imposible, ya se había hablado de su muerte hace años, las flores y hojas de los árboles al fin pudieron caer al suelo con calma, el tiempo había retomado su curso, las aves volvieron a cantar con normalidad, pero Xiao seguía sin fiarse, se sentía asustado ¿Había sido una buena idea dejar a Aether solo en el bosque? De no serlo, no debía preocuparse, el viajero no era débil, podía defenderse por su propia cuenta; ante tanta preocupación, lo primero que hizo el Adeptus fue intentar regular su respiración, se sentía mareado, había estado caminando, corriendo y escalando sin tomarse un descanso, sentía que ya no podía más.

- Xiao ... Sálvame -

Un susurro distante, débil, moribundo, resonó en su cabeza con fuerza, comenzó a pensar lo peor, pues podía reconocer aquella voz, era Aether ...

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Nota de la autora

Me dio hambre, y ganas de probar el helado artesanal en la tienda al lado de mi casa.

gracias por leer, bye bye~

ꔷ㆒᮫᮫ᨗ᪼͘⸼ֻ݇᠂⃟🍰-Sweet_cookiecake-

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• 𝚄𝚗𝚝𝚒𝚕 𝚍𝚎𝚊𝚝𝚑 𝚞𝚗𝚒𝚝𝚎𝚜 𝚞𝚜 •Donde viven las historias. Descúbrelo ahora