𝙸𝚅

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El suave caminar del Yaksha podría tomar desprevenido a cualquiera que no tuviera una audición aguda para detectarlo, de no ser por sus atuendos, muchos podrían simplemente llamarlo "El joven de trámites ojos que paseaba por el bosque" y era verdad, desde aquella despedida con Aether, no lo volvió a encontrar, era como si la tierra se lo hubiera tragado, o tal vez solo decidió partir a la próxima región de Teyvat, sabía que el rubio era un aventurero, por lo cual no se mantendría en un mismo sitio por mucho tiempo, cansado de tanto caminar, reposo en las copas de uno de los más altos árboles, quedando oculto para aquellos los ojos de los mortales. Volvió a ser un día calmado ... ¿Por qué extrañaba de la nada la compañía de Aether? Quizás por qué fue la primera persona que no se asustó de su apariencia, es más, solo quería charlar con él, pero, el Adeptus sabía en sus adentros que había tratado de una manera fría, y hasta cruel, a aquel amable joven, no podía evitarlo, aquellos que se acercarán demasiado al adeptus, sufrirían las consecuencias, él sabe muy bien que está condenado a la soledad, pero no sabía que tan cruel podía llegar a ser esta.

Cerrando sus ojos para tener una tranquila siesta, escuchó una risa adorable en medio del bosque, pasos alrededor, corriendo con libertad, se podía sentir el viento de libertad soplando en sus cabellos, esa sensación le causó curiosidad, a lo cual solo se limitó a ver por el otro lado del árbol, y ahí lo vio, una joven, no, un joven de cabellos rubios largos y libres adornados con las más bellas flores, corriendo con libertad y riendo alegremente, siendo perseguido por los animales del bosque, jugando con él, Xiao, inconscientemente, bajo por el árbol anonadado, escondido tras unos arbustos, sólo veía con una leve sonrisa en los labios al joven ¿Por qué su pecho se sentía tan cálido? Solo se limitó a ignorar la pregunta y seguir viéndolo, el chico frente suyo se dio una vuelta, rondando por el lugar, se podía ver una gran sonrisa llena de una alegría pura, Aether jamás se había visto tan hermoso y radiante cómo está mañana, el Adeptus podía asegurar que, su corazón dio uno de los latidos más fuertes en ese momento que lo vio, quizás solo le sorprendió el hecho de ver qué tan feliz podría ser Aether, aunque, lo mejor tal vez era no molestarlo, podía arruinar la paz del contrario, a su vez, tenía que aclarar sus pensamientos ¿Por qué su corazón se sentía inquieto y con ganas de seguir estando con el rubio?

Unos pasos y el sonido de las hojas del árbol a su costado lo sacaron del breve trance que tenía, el Yaksha miró con cautela a la sombra al lado, y como está veía con un enojo en sus ojos dorados al rubio, más que el enojo, lo alertó la espada que tenía en manos, brillante y peligrosa, afilada a más no poder, aparentando sus puños con enojo y fuerza, corrió hasta donde la sombra para atacar, fue inútil, terminó golpeando al aire haciendo que unas hojas del árbol cayeran ¿Acaso lo había visto, lo había esquivado? Era imposible, estaba bien oculto, tampoco pudo haber esquivado su ataque, por ser preciso y rápido. Volvió su mirada al joven de ojos dorados, conectando ambas miradas, parece que aquel individuo desconocido lo había delatado ante Aether, quien estaba confundido y con sus mejillas levemente rojas, temiendo que el Adeptus lo haya visto jugar como un niño pequeño, Xiao se limitó a agachar la mirada levemente y bajó del árbol, dirigiéndose lentamente hacia el de cabellos rubios, quien se trataba de trenzar el cabello con rapidez y desarreglo.

- No sé cuánto viste, pero prefiero que ni lo digas - retrocedió levemente el rubio creyendo que el contrario se burlaría de él.

- Hey, no te alejes - apaciguó su ronca voz y tomo las manos de Aether, alejando las de sus mechones dorados - Estás enredando tus cabellos, deberías peinarte con cuidado - alegó mientras desenreda a la trenza mal hecha.

- Oh, bueno, si eso es lo que dices - la cercanía entre ambos hizo que las mejillas del rubio se enrojecieran con fuerza, cuando el Adeptus se volteó a verlo, podía sentir las manos del contrario acariciar sus pómulos suavemente, cosa que solo empeoró las cosas para él, a lo cual, simplemente apartó la mirada con con nerviosismo y una tonta excusa - ¡Mira qué lindo conejito! - agachándose para tomar al animalito en sus manos, lo alzó y cubrió su rostro con el - ¿No es lindo? - su voz era temblorosa, no podía formular bien una sola oración.

Xiao simplemente se quedó confundido ¿Por qué Aether no quería verlo? Sentía que lo estaba evitando a propósito, tal vez, sí se sintió incómodo al darse cuenta que lo vio, eso debía ser, no tenía otra razón para creer que Aether lo estaba evitando. Y, mientras alejaba al pequeño animal en medio de ambos, se acercó con las siguientes palabras - Aether, escucha, se que estuvo mal que invada tu privacidad, pero - no pudo culminar su oración.

- Si vas a hablarme, no te acerques demasiado Xiao, porfavor - reía con nerviosismo el joven rubio al ver que, literalmente, Xiao estaba a una no nada de su rostro, cuando Xiao se dio cuenta de ello, se separó de golpe y retrocedió considerando el espacio personal del contrario.

- Retomando el tema - carraspeo aún algo avergonzado de lo ocurrido - Lamento haberte incomodado con mi presencia, no debí estar espiándote, lo siento - agachó su mirada levemente.

- Eso tiene una importancia menor, lo que me sorprendió más fue el que te vuelva a ver, es decir, creí que ya no querías hablar con nadie más después de esas 3 preguntas - sonreía levemente mientras volvía a hacer su trenza ya un poco más calmado.

- Simplemente paseaba por la zona - alegó en su defensa.

- Pero te quedaste aquí conmigo en vez de ignorarme ¿Hay algo que desees contarme? - lo vio con cierta confusión.

- ... No, no hay nada que deba decirte, recalco, estaba paseando por aquí y me pareció interesante el hecho de que estuviera corriendo por allí, así que me quedé - vio al rubio y río con cierta burla, haciendo que éste buscase mil excusas para sus acciones.

El Adeptus no iba a revelar el hecho de que alguien había estado acechando a Aether con una espada, tampoco tenía pruebas de la identidad de este enemigo, solo sabía que tenía una espada blanca con adornos dorados, el rubio jamás le creería, y si lo hiciera, quizás tenga miedo y escape de Liyue ¿Y si el enemigo escapaba con él y termina asesinando a Aether? Desde aquella pesadilla, Xiao siente que no debe dejar solo a Aether, no solo por qué le parecía un buen amigo, Aether era la esperanza a todos los conflictos en las naciones de Teyvat, un viajero como ninguno, había hecho demasiado por Liyue y Xiao se sentía en deuda por ello; no iba a dejar que algo malo le pase a aquella luz en la oscuridad.

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Nota de la autora

Tengo hambre aaa
gracias por leer, bye bye~
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• 𝚄𝚗𝚝𝚒𝚕 𝚍𝚎𝚊𝚝𝚑 𝚞𝚗𝚒𝚝𝚎𝚜 𝚞𝚜 •Donde viven las historias. Descúbrelo ahora