𝚅𝙸

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Los primeros rayos de sol chocaron con los llanos prados situados en alrededores de la posada Wangshu, un joven rubio miraba el sol salir con alegría, un nuevo día había empezado, la alegría de poder encontrarse con el Adeptus de nuevo le hacía feliz, después de tantas charlas y encuentros algo vergonzosos para el, le había hecho darse cuenta que el Yaksha no era un tipo tan maligno o frío como lo llamaban los pobladores del lugar, podía llegar hasta ser amigable, quizás el único problema era que siempre la pasaba en soledad, pero, con el viajero de testigo, quizás podría cambiar la forma en la que todos veían al solitario Guardián.

Caminando por las escaleras, Aether corrió hacia la entrada, donde comenzaba a el camino a aquel bosque, el punto de reencuentro de ambos, mientras caminaba tranquilamente entre los arbustos y rosales dispersos en la zona, escucho pasos, rápidos y ágiles cerca suyo, detuvo su caminar en seco cuando sintió una mirada sobre su nuca ¿Acaso era una emboscada? ¿Los fatui habían vuelto a por una batalla? Supo que no pudo ser así, una espada fue sacada de su vaina, el sonido metálico del arma blanca agudizó y alteró al rubio, quien hizo lo mismo, viendo a todos lados, sin encontrar al enemigo en cuestión, comenzó a hablar - ¡Quien sea que esté ahí, revelate! - su espada no iba a dudar en aceptar una batalla, había peleado con tantos soldados y tantos dioses en su trayecto en busca de su gemela pérdida, un fatui no sería nada en contra de su meta, pero no escucho respuesta alguna, el enemigo se mantenía en silencio, esto lo comenzaba a fastidiar. - ¡Dije que te reveles! ¡Si vas a pelear, hazlo! ¡En nombre mío, y de a quienes protego, no daré mi espada a torcer - Aether no era débil, podría tener sus momentos de paz y alegría, pero si se trataba de defender a aquellos que lo apoyaron en su viaje o a los pueblos que lo acogieron, no se rendiría aunque fuese lo último que hiciera, mientras retrocedía con cautela y la guardia en alto, escucho los arbustos sonar levemente, estaba listo para atacar, no iba a morir ahora que estaba llegando tan lejos ... unas manos tomaron su hombro con cuidado mientras pronunciaba su nombre - Aether ¿Esta todo bien? - hablo una voz fría como el invierno, el joven rubio volteo rápidamente alejando a dicha persona, Xiao estaba confundido ¿ahora que le pasaba a ese chico?

- ¿Xiao? ¡Casi me matas del susto! - hablo enojado el viajero mientras trataba de regular su respiración.

- ¿Enserio? Será mejor que deje de aparecer así de la nada - carraspeo un poco mientras veía con cierta sorpresa la espada del contrario. - Sabía que te asusté pero ¿a tal grado? -

- Oh, bueno ¡Realmente me asusté! Solo lo uso en defensa propia, no pensaba lastimar a nadie - reía de forma confiada, decirle a Xiao lo que pasó sería quizás preocuparnos de más, ya estaba demasiado ocupado limpiando Liyue de las almas corruptas como para preocuparse más por el.

- Interesante - mencionó el Adeptus con cierta curiosidad.

- Oh, es verdad ¿Tu también sabes usar una lanza, verdad? ¿Te gustaría combatir contra mi? - la emoción en sus ojos dijo todo por si sola, se veía feliz nuevamente.

- ¿No sería algo injusto tomando en cuenta que son armas distintas? -

- Ni con cualquier arma que manejes podrías superar mi espada - río con confianza y de manera retadora al de cabellos azabaches.

- Que así sea entonces - el Adeptus acepto el reto que el rubio había propuesto.

Los jóvenes se fueron hasta la zona más espaciosa y amplia del bosque, al lado de una laguna , el brillo sobre el metal de las armas se reflejó en los pastizales, Aether no pensaba tener piedad, y Xiao no era consiente de la existencia de esa palabra, en el momento que el sol llegó hasta su punto más brillante, fue la señal para el incio de la pelea, una batalla como ninguna otra, en sus inicios, se podía ver a Xiao tomando la incitativa, moviendo su lanza en ataques fuertes, elegantes y mortales, cada uno hacía que Aether retrocediese como defensa propia, parecía que el de azabaches cabellera tenía la ventaja, a menos así era hasta que se confío por unos segundos, Aether había memorizado su patron de ataque, contraatacando con destreza y fuerzas inigualables, el Adeptus estaba sorprendido, sabía que el contrario era fuerte, pero no pensó que tanto, sus movimientos se volvieron erróneos, y eso que intentaba dar todo de sí en esta pelea, los minutos pasaron con velocidad, el Adeptus no pudo más, terminando en el piso, derrotado, cansado, el rubio por su parte, estaba parado frente suyo, sosteniendo su espada cerca del rostro del Yaksha, no pasaron unos segundos y el contrario bajo su espada para darle la mano a Xiao - peleas de una forma increíble, Xiao - su sonrisa terminó por eclipsar su mirada, el frío corazón del de cabellera oscura latía, se sentía vivo, como si experimentará algo nuevo, lo extraño es que este sentimiento solo aparecía cuando Aether estaba cerca, dejó aquellos pensamientos de lado y tomó la mano del contrario, poniéndose de pie nuevamente. Las horas pasaron y las charlas volvieron, con nuevas anécdotas no contadas antes, con nuevas historias que repasar, en ello, entre tantas preguntas hechas, el Adeptus vuelve a sacar su Lira.

- ¿Mmm? ¿Por qué sacas tú Lira, sucedió algo malo con ella? - el de cabellos dorados estaba levemente confundido, aunque más que nada emocionado de ver el instrumento en manos del contrario.

- No hace mucho estaba practicando una canción, una nueva melodía, pero he de admitir que no me convence los suficiente - el Adeptus se sintió extraño ¿Acaso este sentimiento se llamaba vergüenza, o solo eran nervios comunes?

- Oh, puedes tocarla para mi, yo te diré si es buena o si falta que agregues algunos cambios - sonrió el contrario ansiando una respuesta positiva.

- Lo haré, solo, procura no burlarte - y sosteniendo el instrumento con cuidado, comenzó a tocar.

Sonaron las notas más dulces que cualquier otro instrumento pudiese tocar, una melodía sin igual, atrayente, cautivadora, calmada, como si fuera una oda a la paz y serenidad, el sonido de las cuerdas al vibrar era calmante, a tal grado que el joven de rubios cabellos fue cayendo preso de los sueños ante aquella dulce música, Xiao, quien lo noto, solo río procurando no hacer ruido y así dejar dormir tranquilo al contrario, sin dejar de tocar para apaciguar sus sueños y los suyos, al parecer, la melodía no había salió tan mal, solo necesitaba un buen título el cual ponerle, debería pensar en uno pronto ...

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Nota de la autora

El cereal va antes que el yogurt, change my mind
gracias por leer, bye bye~

ꔷ㆒᮫᮫ᨗ᪼͘⸼ֻ݇᠂⃟🍰-Sweet_cookiecake-
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• 𝚄𝚗𝚝𝚒𝚕 𝚍𝚎𝚊𝚝𝚑 𝚞𝚗𝚒𝚝𝚎𝚜 𝚞𝚜 •Donde viven las historias. Descúbrelo ahora