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El sol volvió a salir, estaba en su mayor auge, como si fuera el día más brillante del año ¿Era verano? ¿Era primavera? Aether no sabía que pasaría, pero, se limitó a abrir los ojos, había tenido una noche reparadora después de tantos días, anoche, logró abrirse un poco más con Xiao, poco a poco aquel cascarón que el contrario mantenía, se rompía, lo que le hacía feliz, ahora sí podía comprender un poco mejor al adeptus, no del todo, pero era un gran avance. Se sorprendió al sentir sus ánimos tan altos ese día, quería verse diferente, encontrarse con Xiao casi a diario le había hecho pensar "¿Y si aparezco con un nuevo peinado o atuendo?" Quería sorprender a Xiao de un u otro modo, el Adeptus siempre tenía una pregunta curiosa o reflexiva que captaba su atención, todos los días tenía dudas y preguntas nuevas que compartir con el de cabellos rubios, esta vez, él lo sorprendería; mientras soltaba sus cabellos frente al espejo, sintió una presencia detrás suyo, alguien, una chica, llamándolo con una fría voz - Aether - escuchó su nombre susurrado en el viento ¿Era ya tiempo de volver a su aventura, a su camino en búsqueda de su hermana? La idea de viajar lo emocionaba, pero, en lo más profundo de si, no quería partir, quería quedarse en Liyue por siempre, pero no solo por aquellos amigos que conoció, si no por aquel Adeptus, quien mantenía en cautiverio su corazón ¿Que era lo que debía de hacer? ...

El Yaksha se encontraba en los prados más claros y despejados del bosque, frente a un lago que reflejaba al sol en la cúspide de los cielos, brillando sobre el enamorado joven de pálida piel, no había dejado de pensar en el rubio desde aquella noche, en sus dorados cabellos, sus rojizos labios, su calmada respiración; si él necesitara una siesta diaria, juraría que no podría dormir entre tantos pensamientos, mientras su mirada evitaba su reflejo en el espejo, noto pequeños seres voladores en tonos de colores oro profundos, se veían tan elegantes bailando al ritmo del viento en sus alas, recordó a aquel viajero, a su mente llegó una linda y bella imagen de aquel joven aventurero con dichos seres pequeño y brillantes, así que, solo espero a que el contrario llegase, de momento, lo esperaría con calma, mientras tanto, solo recolectaba unas flores cerca suyo y empezaba a volverlas coronas de flores ¿Desde cuando se había vuelto así? ¿Acaso Aether lo había hechizado? No, estaba seguro que no, se sentía extraño, cálido, y le alegraba el poder charlar con alguien más, pero, con ese chico era distinto, no solo quería charlar, quería tomar esas cálidas manos, abrazarlo, decirle al oído una y mil veces "Te amo" si de por si, aún desconocía aquel sentimiento, con la descripción de esa noche lo descubrió, lo que sentía por Aether era distinto a una amistad, después de todo ¿Quien quisiera besar a un simple "amigo"? Quizás, sería mejor que dejase de pensar aquello, el Adeptus sacudió levemente su cabeza con un notorio rubor en sus mejillas.

- ¡Xiao! ¡Al fin te encuentro! - la voz de Aether sonaba cansada, como si perdiese el aire al haber estado corriendo por todo el lugar.

- Aether ... - el Adeptus cerró sus labios para contemplar aquella imagen frente a sus ojos.

El viento soplaba con algo más de fuerza, trayendo el dulce aroma de las primaverales flores, los sueltos cabellos dorados de Aether vacilaba a sus manos quienes intentaban atraparlos, las flores traídas por el aire, posaron sobre la cabellera del viajero, quien solo agacha levemente su mirada con vergüenza, quizás no fue buena idea usar un nuevo peinado, pero el Adeptus, simplemente no podía dejar de verlo, si con su trenza habitual lucía encantador, con sus cabellos libres Lucía más bello aún, camino a un paso lento y silencioso dirección hacia el contrario, quien retrocedió un poco con confusión - ¿Pasó algo? ¿Luzco mal? - Xiao respondió con acciones, tomando las manos del rubio, se encaminaron hasta quedar frente al lago, Aether vio con sorpresa sus alrededores tratando de ignorar el rubor establecido en sus mejillas, el aroma de los rosales, podía sentir el cristalino rocío de agua en sus pies, y podía ver su poco desordenado cabello en el reflejo de la laguna, cosa que lo hizo intentar peinar su cabello con una rudeza y desesperación incomparables, el Yaksha lo noto, una sonrisa leve se formó en sus mejillas al ver las acciones contrarias, a lo cual, alejó las manos del rubio y comenzó a peinar con las suyas el lindo cabello del viajero - Si te sigues peinando con tanta fuerza, arruinaras la suavidad de tus cabellos - Aether solo callo con un sonrojo notorio, mientras veía de manera amena y disimulada al de pálida piel, parecía calmado, como si disfrutara el peinarlo, solo soltó un suspiro que captó la atención contraria y susurro.

• 𝚄𝚗𝚝𝚒𝚕 𝚍𝚎𝚊𝚝𝚑 𝚞𝚗𝚒𝚝𝚎𝚜 𝚞𝚜 •Donde viven las historias. Descúbrelo ahora