Una conversación pendiente (Final)

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Estaba sentada en un banco delante del estanque, más atractiva que nunca, con su vestido, sus tacones y toda su elegancia intacta y resplandeciente.

No vi a una niñata, sino la mujer que iba a ser... O que ya era.

Me vio acercarme y sonrió con satisfacción.

Su padre había hablado de una joven inmadura e impresionable. No lo parecía. En ese momento,  me recordaba más a un gato que acabara de comerse un canario.

-He aceptado el empleo. - le anuncié al sentarme a su lado.

-Pues claro. - dijo alegremente. No parecía sorprendida.

-Vaya numerito has montado antes allí arriba, con lo de escupir y todo eso.

 Se echó a reír.

-Tenía que ser así para que fuera creíble. Recuerda que oficialmente estoy muy enfadada porque te hayan contratado.

-Si, bueno, pues casi me muero del susto. -Asintió, sin dejar de reír.

-Ya me he dado cuenta, ya...Tenías que haberte visto la cara.

- ¡Es que no sabía nada! Tendrías que haberme avisado... ¿Y si llego a decir algo que no debía?

-Bueno, yo ya imaginaba que mantendrías nuestro pequeño secreto. - me guiñó el ojo. - Por cierto, me encanta que hayas venido vestida así, tan informal...

No pude evitar sonrojarme al recordar mi aspecto.

-Sólo he salido a comprar helado, no sabía que me iban a arrastrar al Olimpo...- protesté. Soltó un bufido de desprecio.

-Menudo Olimpo de mierda. Bueno, ya has conocido al jefe.

-Si...-Me quede en silencio. El jefe...

-Será uno de los hombres más ricos y poderosos del país, y todo lo que quieras, - dijo Nat- pero la psicología inversa me sigue funcionando con él.

-¿A qué te refieres?

-Te dije que lo arreglaría para que pudiéramos estar juntas. Así que lo único que tuve que hacer es sugerirle que estaba deseando perderte de vista... Y listo. -Mi pequeña y genial manipuladora, pensé.

De alguna forma, su padre, la Directora, yo misma, éramos como marionetas, mientras ella manejaba los hilos. Era una idea un poco inquietante.

-Claro, tuve que adornarlo con algunas mentiras...Como que habíamos discutido, y que me despreciabas, y bla-bla-bla...

Aun así, una cosa sí que es verdad. - me miró- Decidí aprobar para demostrarte que no soy una niña rica estúpida.

-Nunca he pensado eso- dije. Aunque lo cierto es que antes de conocerla bien, era eso exactamente lo que pensaba de ella. - ¿Y cómo hiciste para mejorar tanto en tan poco tiempo?

-Tengo memoria fotográfica. - se encogió de hombros. - Mira, si hasta ahora no me había esforzado, es porque...no tenía motivos para hacerlo.

-¿Y has hecho eso por mí?- Asintió.

Estaba admirada. Aun así, todavía teníamos una conversación pendiente.

-Nat, escucha...esto es importante. Tu sabías que tu padre actuaría como lo ha hecho, ¿Verdad?

-¡Pues claro! Lo conozco muy bien...

-¿Y también estabas segura de que yo aceptaría?

-Al cien por ciento. - se lo pensó mejor. -Bueno...al noventa y nueve. -sonrió otra vez, pero me pareció ver algo detrás de toda esa seguridad en sí misma.

Mi profesora es mi esclava - Scarletwidow Wandanat Donde viven las historias. Descúbrelo ahora