Tu regalo

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Observé mi imagen en el espejo del baño y solté un suspiro.
Siguiendo las indicaciones de Natasha, llevaba puestas unas braguitas blancas, una camiseta del mismo color (sin sujetador, por supuesto), y nada más. Tenía el cabello castaño recogido en un discreto moño, y llevaba puestas mis tradicionales gafas de montura metálica. 

Nat había insistido mucho en ese punto
-¡Sobre todo no te quites las gafas, te dan un aire intelectual muy sexy!- dijo por el móvil.
Desde mi punto de vista, no era así.
De hecho, pensé que solo me faltaba llevar un libro en una mano y una taza de chocolate en la otra, para tener el típico aspecto de irse a dormir, aunque en realidad fueran las 12 del mediodía.

Resulta que después de haberse gastado un dineral en comprarme lencería, mi caprichosa alumna había decidido que prefería verme con un look más "casual".
Sólo una mente retorcida como la suya podía encontrar sexy algo así.
En fin, no podía hacer otra cosa más que obedecer.

Lo cierto es que, aunque no quisiera reconocerlo, yo estaba deseando retomar nuestros juegos después de varias semanas de abstinencia, y además sentía curiosidad por saber que había tramado mi alumna durante este tiempo.

Así que, con mi sofisticado look de bragas y camiseta, me dirigí al dormitorio.

En la cama, apoyado sobre varios libros, había colocado mi nuevo ordenador portátil, otro de sus regalos.

Esto es demasiado!- había protestado yo, al ver el carísimo aparato-¡Además, ya tengo portátil!

-Como éste no, profe...¡Esto es tecnología punta! Y tiene la mejor webcam que existe.

- ¿Webcam? ¿ Para qué?

-Para verte mejor, Caperucita- había respondido, riendo.

Encendí el ordenador y puse en marcha la aplicación para hacer videollamadas.

Nat respondió al instante, aunque había bloqueado su cámara.

Muy típico de ella, para observar sin ser vista.

- ¡Bienvenida, profe! - me dijo. - Muy bien, veo que has cumplido perfectamente mis instrucciones.

-Sí, Ama. - Respondí, obediente.

-Date la vuelta, quiero verte bien- ordenó.

Me aleje unos pasos, delante del portátil, y giré sobre mí misma, para ofrecerle unas buenas vistas, tanto por delante como por detrás.

-Perfecto, perfecto...- dijo. Era consciente de que me estaba utilizando como si fuera una muñeca. Me resultaba humillante y excitante a la vez.

-¿Tienes a mano los juguetes?

-Aquí mismo, Ama. - de hecho tenía todo un arsenal listo para su uso.

-Bien, empezaremos por el "OhMyGosh".

-¿El rosa?- Cogí el aparato correspondiente, una especie de huevo suave y brillante, del que salía una tira de goma alargada.

-Sí, ese. ¿Has instalado antes el programa? ¿Y has enchufado el emisor USB?

-Sí, Ama.

-Bien, te explico. Este aparatito lleva dentro un receptor que permite que yo controle la vibración a distancia, desde mi ordenador. Será como si estuviera allí, contigo...

Observé el aparato con admiración. Para mí todas estas cosas eran nuevas, un mundo desconocido.

-Es una pasada...quiero decir, si, Ama.

-Vale, enciende el aparato y póntelo.

- ¿Dónde?

- ¿Dónde va a ser?- dijo, impaciente- ¡En el toto!

Mi profesora es mi esclava - Scarletwidow Wandanat Donde viven las historias. Descúbrelo ahora