Me puedo considerar alguien que la mayoría de las veces no ha tomado malas decisiones, pero hoy, a mi parecer, eso es cuestionable. Tal vez no soy al único al que se le ocurrió la maravillosa idea de conducir una motocicleta en pleno invierno, pero estaríamos de acuerdo en que es una muy mala decisión cuando es viernes por la noche y el frío parece que te carcome hasta los huesos. Daría lo que fuera por estar en mi cama.
Dejó escapar un gran suspiro, abatido, visualizando entre la oscuridad de la noche la motocicleta estacionada a un costado de la vereda. La adoro, pero solo al verla me dan ganas de golpearme contra el suelo o la pared más cercana.
Me resigno, no tengo otra opción, no puedo dejarla aquí, así que de nada sirve lamentar cuando es un hecho inevitable que me moriré de frío.
A paso lento me acerco a la moto, la cual es en gran parte de color negro, una Yamaha R1 YZF-R1, que siempre soñé con tener y que actualmente es lo que llamo "el amor de mi vida", ahorre casi tres meses para obtenerla. La adoro tanto que eso basta para olvidar mi malestar causado por las bajas temperaturas y de las malas decisiones. En fin, debí haber pensado más en el frío, pero como mi nombre es Valentín y soy un poco impulsivo, bueno, no preste atención a las consecuencias.
Me coloco el casco dispuesto a marcharme ya de una vez. Sin embargo, justo cuando estoy por levantar una pierna y montarla alguien me dirige la palabra.
— Pensé que ya te habías escapado.
Me giro a contemplar a Laura o como yo la llamo, Lara. Ella es una colega y amiga del trabajo.
Lara es bajita de altura, tiene el cabello rizado castaño y un bonito tono de piel tostado que hace que sus ojos verdes resalten más. Es menor que yo por unos cinco años.
— En eso estoy.
En la fiesta soy el único que no está bebiendo alcohol, lo que no es entretenido. El sonido de la música de fondo refuerza esa idea, además de considerar que no es más que una pérdida de tiempo si decido quedarme.
—Por poco y no me alcanzas —digo sonriente y apuntando la moto.
Las personas en la entrada solo nos miran. Uno de los guardias que a mi parecer tiene mas mala suerte que yo.
— En eso tienes razón y por si no has revisado, el clima dice que va a comenzar a nevar dentro de un par de horas o minutos.
— ¿Estás de broma? —exclamó ahora asustado.
Mierda, pensé que solo sería lluvia.
Contemplo el cielo. Con razón siento más frio.
Y una cosa es conducir con viento, otra es la nieve.
Me quito el guante de una mano y saco el celular de la chaqueta, verificando por mí mismo lo que ha dicho.
— Mierda.
Si lo hubiera sabido antes de que saliéramos del trabajo, no habría venido.
— Mi departamento está a más de una cuadra, si quieres puedes quedarte y dormir en... mi sofá —ofrece Lara, amablemente.
— Una oferta tentadora, pero mañana a primera hora tengo que llevar al gato al veterinario.
— ¿Señor Miau? —pregunta ahora preocupada— ¿él está bien?
El señor Miau es mi gato, lo rescaté hace dos años de que le practicarán eutanasia por solo tener un ojo y ser el candidato más rechazo a adoptar. Es mi compañero de piso, y la verdad es más que un gato con una discapacidad. Tiene un bello pelaje blanco, una asombrosa habilidad para cazar mariposas y vive enamorado de la gata que habita en el edificio de enfrente.
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Siempre...
Romance¿Qué harías si un día tienes un accidente en el que debías morir, pero sobrevives y ahora ves al que resulta ser tu ángel guardián? Eso es lo que le sucede a Valentín, un hombre de 32 años que tiene una vida común como cualquier persona, pero que lu...