A la mañana siguiente llamo a mi jefe y hablo con él sobre la licencia médica, también de visitar la oficina en uno de estos días. Luego me alisto y voy al hospital con una silenciosa Eluney que parece demasiado concentrada en sus pensamientos como para darse cuenta de lo que pasa a su alrededor.
—... Haremos los exámenes, pero si consideras que no te sientes bien te doy la posibilidad de ingresarte y estar en observación por uno o dos días —habla el doctor que contempla los registros e historial médico con suma atención— puede que haya sido muy repentino que te diéramos el alta, después de todo estuviste inconsciente durante 6 meses
— No creo que sea necesario —digo sentado en una cómoda silla de su oficina. Esto considerando que no tengo ningún síntoma grave que lo justifique y tampoco es que quiera celebrar mi cumpleaños dentro del hospital— creo que con los exámenes es más que suficiente.
Asiente y vuelve a concentrarse en los documentos en silencio.
Eluney, se ha mantenido de pie junto al escritorio que me separa del doctor todo este tiempo.
— ¿Puedo ser sincero contigo? Valentín.
— Claro.
— La verdad estoy sorprendido de verte, casi parece que no has sufrido un accidente. —Dice el hombre de mediana edad que lleva gafas cuadradas y el cabello peinado hacia la derecha— Todos en el hospital hablaban de ti. Cuando ingresaste al pabellón estabas casi muerto; brazo, pierna y costillas rotas, eso sin contar las heridas internas, además de una fractura en el cuello. Apenas respirabas. Incluso considerando que una vez en el pabellón tu corazón se detuvo. Resucitarte solo fue la parte fácil.
Solo oír todo eso me resulta escalofriante, lo estaba ignorando y no es que las personas a mi alrededor quieran hablar del accidente.
— Menos mal que el culpable del accidente fue capturado y paga por lo ocurrido en la prisión. Iba creo que a una velocidad por encima de los 80 km/h. Muy pocos sobreviven a accidentes con esa velocidad.
Agrega consiguiendo que Eluney parezca incómoda.
— Pero mírate ahora, no tienes ni presentas secuelas. No creo en los milagros, pero casi parece uno.
Un milagro.
Si lo fuera no habría un costo o una consecuencia. Eluney dejará de existir, y yo moriré ¿Cómo se puede considerar eso un milagro?
— En fin. Los resultados estarán en unos días y te informaremos de todo...
Agradezco su disponibilidad y abandono el lugar ahora pensando en visitar a mi madre, optando por caminar hasta su casa en compañía de Eluney. No me gusta el transporte público, es la principal razón.
Sin dejar de pensar en lo que el doctor ha dicho, en lo que no soy la excepción, mi compañera al parecer también ha sido afectada por ello, lo intuyo al quedarse en un silencio eterno mientras contempla el suelo y cada paso que da descalza, en lo que no puedo no reparar que siempre ha sido de ese modo y no parece sufrir ningún daño físico ni mostrar dolor o incomodidad. Entonces me doy cuenta en los cabizbajos y tristes que estamos al no saber lo que me sucede, cuando el sol brilla sobre nosotros, el viento mueve las hojas de los árboles y acaricia las paredes de los edificios. Nos estamos perdiendo del paisaje agradable que nos rodea.
Un grupo de niños corre delante de nosotros y nos obliga a detenernos. El recuerdo vago de rostros de personas que ya no son niños que conocí en una ocasión y con los que jugaba me genera un sentimiento nostálgico.
¿Qué habrá sido de ellos?
De esos amigos de la niñez y la adolescencia con los que ya no hablo, de lo que ahora me arrepiento, porque solo quedan las memorias de momentos que ya no podré vivir del mismo modo ni con las mismas personas.
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Siempre...
Romance¿Qué harías si un día tienes un accidente en el que debías morir, pero sobrevives y ahora ves al que resulta ser tu ángel guardián? Eso es lo que le sucede a Valentín, un hombre de 32 años que tiene una vida común como cualquier persona, pero que lu...