Omegacember𝟸𝟶𝟸𝟸

Día veinticuatro: Púas en la lengua

Pareja: BatiCap

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—¡No, no hagas eso!

Se quejó el de ojos verdes tratando de apartar al gran rubio que lo tenía sujeto de los brazos y sentado en su regazo. Gruñía provocando que su cabello y su esponjosa cola se levantarán en advertencia, sus colmillos salieron a relucir amenazantes mientras lo veía con intenciones que podrían ser asesinas y que podía asustar a cualquiera, menos a él por supuesto, conoce perfectamente a su pequeño y sabe que no le hará daño.

Lo único que hace es sonreír, sin inmutarse por los gruñidos del chico.

—Damián, quieto—y continua con su trabajo de limpiar el cabello de su cachorro. Pasa su rasposa lengua por las orejas del niño y luego baja hasta su mejilla, repitiendo el proceso una y otra vez

—No me gusta, puedo hacerlo solo—hace un puchero adorable mientras se cruza de brazos, recibiendo la atención de su madre. El Alfita gruñón esparce su aroma a molestia mostrando lo disconforme que está.—eso es solo para mocosos pequeños, yo ya estoy grande.

—Oh enana bola de odio quítate y ya no te quejes más—el más emocionado por esto parece ser Dick, que empuja al menor para él colocarse de rodillas en el suelo frente al hombre de orejitas rubias que está sentado, esperando a cada uno.—mamá Steve lo hace todos los días, deberías estar acostumbrado.

Suspira con una sonrisa, cuando el Omega comienza a repartir caricias en su cabeza para después, peinarlo con su lengua llena de pequeñas espinas que muy bien podrían lastimar, pero a él le agrada la sensación. Inevitablemente ronronea apoyado en los muslos de Steve, que sonríe peinando a su cachorro más grande. Su cola se enreda con la de su madre, cierra los ojos relajado. Él esparce un poco de su aroma suave para abrazarlo.

—¡Cállate idiota!

—Lenguaje—reprende el mayor a lo que Damián solo chasquea la lengua, quedándose en su lugar.—ya acabe Dicky.

—Rayos—se levanta decepcionado, pues quería seguir sintiendo los mimos del rubio hasta dormirse profundamente como solía hacerlo en ocasiones. Antes de irse le da un besito en la mejilla que el Omega agradece gustoso.

—Tim—palpa sus piernas, a lo que el otro cachorro de gato se acerca sin problemas, con una taza de café en la mano. Se tira al suelo entre las piernas de Rogers, dándole la espalda.—buen chico.

Y así repitió el proceso con este mientras que el gatito menor mataba con la mirada a sus dos hermanos que fueron con el Omega sin quejarse. Quisiera mostrar sus garras y arañarlos hasta que admitieran que aquella atención no es para nada agradable, menos cuando las espinas chocan contra tu cara. Además es infantil, eso solo lo hacían las madres con sus cachorros recién nacidos, ellos ya están grandes. Dirigió su mirada hasta Jason, sonrió altanero, sabía a la perfección que a este tampoco le gustaba. Esta seguro que también haría un berrinche.

Pero no, no paso. Con los brazos entrelazados se sentó mientras cruzaba las piernas, cerrando los ojos con una expresión tranquila. Abrió la boca doblemente decepcionado.

—¿¡Tú también!?

Abrió un ojo extendiendo una sonrisa arrogante.

—Yo no tengo la necesidad de comportarme como un niño molesto, aunque no me guste jamás me negaría a algo que mamá Steve me dé. Pequeño llorón...—rió burlón, pero pronto el Omega paso su lengua por su nuca provocándole escalofríos placenteros. Acompaño a Steve en sus ronroneos.

—¡Retractate!

Y como era de esperarse se enfrascaron en una pelea donde no quiso intervenir, ya que es muy común entre los hermanos. Simplemente sonrió para alejarse de la sala y caminar hasta la cocina donde encontró a su preciado Alfred, preparando chocolate y galletas. Agitó sus orejas y cola emocionado, pues la comida del mayor es la mejor. Cómo se le hizo costumbre se apego al beta, restregando sus mejillas en señal de aprecio. Este correspondió con una sonrisita enternecido.

—El amo Bruce me avisó que llegará en cuestión de minutos amo Steven, ¿Lo esperara junto a nosotros o...

—Por supuesto que sí Alfred, debemos esperar todos unidos a mi Alfa—rió para después señalar una taza transparente de vidrio.—¿Quieres que te ayude?

—Por favor, yo llevaré esto—tomo la bandeja con las tazas llenas de la deliciosa bebida caliente.—vamos.

—¡Voy!

Canturreó cogiendo el objeto lleno de las galletas recién sacadas del horno. Espera que con esto los chicos puedan calmarse y así no tener que recibir a su esposo con una de sus peleas nuevamente.

La otra vez los regañaron y no pudo hacer nada.

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¡Feliz navidad a todos! 🎄☄️ Los amo con todo mi corazón y gracias por estar aquí. ¿Ya les dije cuanto amo la interacción que he creado de Steve con los batboys?

Damián bebé gruñón si señor 🤧❤️.