Día veintiocho: Nudo

891 69 5
                                    

Pareja: SIM/Hydra. Continuación del día 17.

•••

—Vamos, ha–hazlo ya... uhm.

En la alcoba privada de Superior, cada rincón de esas cuatro paredes estaban sucias con el aroma a sexo rudo que se llevaba a cabo desde hace una hora. Steve no tenía descanso, el Alfa penetraba su hinchado agujero sin compasión, desesperado, hambriento de más y más, y si es posible, se lo dará todo, cada gota de su resistencia. Rechinaba los dientes perdido en el placer, sus ojos rodaban bajo sus párpados hasta volverse completamente blancos.

Podría decir que los gruñidos y jadeos del moreno lo mantenían en tierra, pero por muy poco tiempo, ya que una estocada certera en ese lugar tan sensible dentro de si lo elevaba hasta el espacio, le hacía ver estrellas y perderse nuevamente. Sus ropajes se hallaban rasgados y perdidos en el suelo, las mantas resbalaron para descansar junto a esos pedacitos de tela, dejando a la vista las sábanas húmedas por sus fluidos viscosos.

La cama se estremecía con salvajismo, chocando contra la pared, una, y otra, y otra vez que posiblemente podría aturdir al que está al lado. El rubio beta escondió su cara rojita en una almohada, hundido en ella mientras arqueaba la espalda para darle mejor acceso al otro villano.

—Solo una vez más, Rogers—gruñó con una sonrisa orgulloso, sudado y contemplando a su miembro entrar y salir de ese cálido canal que lo recibía satisfactoriamente.—eso es.

Sus gemidos eran ahogados, levantó la cabeza solo para decir...

—Dámelo Tony, ¡Dame tu nudo, ah!

Y finalmente llegó manchando por nueva cuenta las sábanas arrugadas bajo sus cuerpos. Un placentero espasmo atravesó su sistema haciéndole caer rendido, tratando de recuperar el aliento. Una, dos, tres, cuatro estocadas y Anthony lo lleno con su semilla por segunda vez en la noche, gimió extasiado por lo delicioso que apretaba el Capitán. El nudo comenzó a formarse, hinchado y expandiendo sus paredes para acomodarse dentro suyo, y no dejar que el semen escapara. Jadeo bajito por el ardor que lo invadió, su cuerpo que no está hecho para ser anudado, simplemente convulsiona ante tal intromisión incómoda. Se queda quieto para que no duela.

Dirigió una mano hasta su vientre abultado, sintiéndose completamente lleno. Suspiro con una sonrisa autosuficiente, podría quedar preñado, claro, que con dificultades. La mordida en su cuello le recordara por una mañana que obtuvo lo que quiso, bueno, todo el dolor en su cuerpo lo hará. Pero el recordatorio desaparecerá en una noche o dos.

—¿Estás bien?—suspiro el pelinegro acariciando su espalda, repartiendo besitos en la misma.—debería de doler, más para alguien como tú, Capitán de los calamares—rió burlón embistiendo con suavidad, haciendo a Steve sisear en advertencia.

—Quieto—gruñó apretando la tela.—y me subestimas, Stark. No soy como una de tus perras baratas.

—Concuerdo—volvió a reír proporcionándole una fuerte nalgada que le hizo gritar de sorpresa.—solo quiero cogerte otra vez, hasta el amanecer.

La idea le fascinó, giró un poco la cabeza para ver por sobre su hombro, sonriendo divertido y excitado.

—Eso espero...

Omegacember𝟸𝟶𝟸𝟸Donde viven las historias. Descúbrelo ahora