Día veinticinco: Prendas con aroma

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Pareja: SuperCap

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—¿De verdad tienes que hacerlo?

Con un resoplidos cansino asintió, es la quinta vez que su esposo le pregunta lo mismo al cabo de una hora. El rubio le transmite su angustia através de la marca de unión que comparten cada uno en sus cuellos. Bueno, no es nesesario tenerla cuando puedes verla en sus ojos azules tan expresivos y adorables.

Dejo la maleta en la mesa para sentarse en un banquito que tenían en su sala, invito al Omega a que se sentará de igual forma pero en sus piernas. A horcajadas obedeció, poniéndose cómodo en su regazo. Con una sonrisita triste hizo que chocarán sus frentes, lo abrazo por la cintura inhalando con fuerza el aire. Para después exhalar provocando que el otro cierre los ojos, el aire caliente golpeó su rostro. En cambio él lo rodeo por el cuello.

—Hemos hablado de esto.

—Si... pero me niego a aceptarlo—negó con un suave sollozo cargado de tristeza.—nunca me has dejado por tanto tiempo.

Realiza un ademán de afirmación concordando con lo dicho. Su pareja tiene razón, nunca a viajado al extranjero por más de una semana o dos, ahora tendrá que durar fuera por un mes, un mes completo cubriendo una noticia de verdad importante que podría impulsar su carrera.

—No quiero detenerte y cortar tus alas, sé cuánto has luchado por una oportunidad como está y me hace feliz que lo hayas conseguido, pero... parecerá exagerado pero no quiero que me dejes solito aquí—ultimamente se siente tan sensible que por cualquier cosa se echaría a llorar.—Clark...

—Steve... tampoco puedo dejarte mi amor, pero podrás hacerlo, solo será un mes, tranquilo—deja un dulce beso en su cuello, cosa que hace suspirar al Omega.—espera a tu Alfa.

—No olvides a tu Omega, no cometas alguna locura.

Compartieron un profundo contacto que pudieron seguir de no ser que, el Alfa Clark Kent tuvo que partir, dejando por tortuosos días al Omega Steve Rogers.

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Ya instalado en su habitación de hotel en Oaxaca, se propuso a sacar la ropa para acomodarla mejor, ya que tuvo que salir apurado. Saco cada prenda hasta dar con aquel aroma a arándanos que tanto adoraba olfatear, desesperado cavó en la maleta para dar con un polo azul oscuro que le pertenece a su amado Omega, junto a esta, otras más descansaban con el olor fuertemente impregnado. La pego a su nariz cerrando los ojos feliz, y nostálgico.

Su esposo se preocupó por dejarle un recordatorio de su persona mientras transcurría su estadía en México. Rápidamente cogió su celular para marcarle, tendrá que agradecerle, y le comprará muchos recuerditos de aquí.

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¿Son lindos no? 😊✨.

Omegacember𝟸𝟶𝟸𝟸Donde viven las historias. Descúbrelo ahora