Día treinta y uno: Cachorros

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Última pareja: MorningShield. Continuación del día 11.

•••

Lucifer descubrió con satisfacción que Linda tenía toda la razón respecto al embarazo de su Steve, el rubio Omega descansaba metido en su gran nido ronroneando para él, haciéndole ojitos para que cumpliera todos y cada uno de sus antojos. A veces se acurrucaba con él porque este mismo lo pedía, amaba acercarlo para tener su delicioso olor todo el día en sus fosas nasales.

En cuanto a su estómago... iba en crecimiento, no era pequeño, pero tampoco tan grande. Era lindo y se veía adorable aunque muy cansado, con el pasar de los meses se ponía cada vez más pálido, ojeroso y respiraba con dificultad. Considero muchas veces no seguir con esto, aunque al principio estuvo muy convencido con la noticia. Su Omega se veía tan débil por ese bebé que crecía en su vientre que no deseaba que aquello continuará su curso, pero por supuesto, Steve le sonrió, y beso entre pequeñas lágrimas diciéndole que quería con todo su corazón que el feto siguiera desarrollándose sin importar las consecuencias.

Estuvo de acuerdo.

Dejo su trabajo en el Lux para estar más pendiente de él, no se separaba mucho e incluso, hizo algunas cosas para... bueno, para que Steve y su cachorro no murieran en el proceso. Podría atreverse a rezar para tan solo tener la seguridad de que ellos estarán bien.

—Lucifer—sonrió con los ojos entrecerrados el rubio de bellos ojos celestes.—te amo.

—Y yo a ti encantador mortal de dudosa humanidad—rió entrelazando sus dedos. A veces pensaba que de verdad Stevie no era humano pues... parecía más un ángel.—¿Te quedarás conmigo, verdad?

—Por siempre.

•••

Fuertes y desgarradores gritos rebotaban contra las paredes del lujoso hogar del Alfa Morningstar y su Omega que ahora, estaba encerrado en una habitación teniendo a su tan esperado cachorro. El pelinegro se encontraba sentado en su suave sofá del living mientras cubría sus oídos, para no escuchar más los terribles y agónicos sollozos de su pareja. No quiso llevarlo a un hospital ya que no sabía a ciencia cierta que saldría de ahí, ¿Un pequeño con cuernos o alas? Quizá con una colita, quién sabe, no puede arriesgarse.

Así que llamo a sus fieles amigas Chloe y Maze para que asistieran el parto de su rubio.

Al cabo de una hora más pudo quitar las manos de sus orejas, sintió el cielo retumbar por un momento. Pero no le prestó atención, sino al silencio y después al llanto que lo inundó. Con el corazón acelerado espero hasta que la rubia bajo las escaleras con una sonrisa agotada.

—Felicidades, es un varoncito.

—¡Gracias!

Y agitado siguió el mismo camino hasta estar frente a ellos. Maze estaba sentada en la cama, peinando el cabello húmedo de Steve que tenía los ojos cerrados, estaba tan blanco como una hoja de papel, las mejillas hundidas y la piel casi pegada a los huesos. Su hijo casi lo consume estos nueve meses.

—Hey, él... ¿Esta bien?

—Solo durmiendo—suspiro.—creí que no la contaría, fue tan... la paso mal pero es tan valiente y fuerte que no se dejó ganar por él—la mujer señaló la cuna que habían incluido en la habitación.

Con lentitud se acercó, coloco las manos en el borde de la cuna para mirar dentro. Era un cachorro normal, como cualquier otro, con la piel rosadita, seguramente suave y con el cabello rubio. Lo único que lo hacía diferente era el aura antinatural que lo cubría, y al parecer, sus ojos. Cuando los abrió, sus iris eran rojizos, tanto como los suyos.

Sonrió acariciando su cabello.

Quizá no es tan malo, pero ahora... debe cuidar a su pareja para que pueda recuperarse y tener de nuevo la belleza y la vida que tanto lo caracterizan.

—Gracias por no matarlo pequeño.

—¿Cual es su nombre?

Nunca lo decidieron, hay tantos que no sabían cual elegir.

—Aún no lo sé.

Tendrá que esperar a que Stevie despierte.

•••

Y he terminado. Tarde, pero lo hice. Muchas gracias por leer y feliz año nuevo mis amores, lamento demasiado la tardanza. 💜✨

Omegacember𝟸𝟶𝟸𝟸Donde viven las historias. Descúbrelo ahora