I | BUSAN.

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El verano ya había acabado, las escuelas abrían, las universidades se llenaban de nuevos estudiantes, los trabajos recibían menos clientela pero a su vez se llenaban para el desayuno u almuerzo, las labores volvían una vez más

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El verano ya había acabado, las escuelas abrían, las universidades se llenaban de nuevos estudiantes, los trabajos recibían menos clientela pero a su vez se llenaban para el desayuno u almuerzo, las labores volvían una vez más. Padres corrían a sus hijos, otros se mudaban por su cuenta y otro simplemente seguían al cargo de sus niños.

Moon Dana justamente terminaba de recoger sus pertenencias de la que dejaría de ser su habitación a penas dejase de pisar la casa de sus padres, y siendo estos quiénes querían evitar que su única hija residiendo en el lugar dejara el nido, -al igual que hizo su hermano mayor- porque era lo que menos les parecía y convenía.

— Dana, aún eres joven; vas a irte muy lejos, por favor piensa en lo que vas a hacer.

— Lo he pensado más de doce veces en estos dos últimos meses así que; se lo que hago, como lo hago y que está completamente bien—cerré mi maleta pequeña caminando hasta la puerta—  déjenme vivir sola, ser independiente, si algo pasa los llamaré y problema resuelto—la menor, veinteañera juntó sus pertenencias.
— Me irá genial en Busan, visitaré más seguido a la abuela en el asilo también—en su tono logró notarar el gran rechazo que le hacía sentir nombrar el lugar donde su dulce abuela yacía.

— Dana, escucha a tu madre—el padre intentó intervenir.

— Dana...

— Mamá, basta por favor. Confía en mí y en la adulta que está tomando esta decisión, esto, esto es lo que quiero en mi vida; y lo voy a tener, no espero que lo entiendas ahora.—su madre simplemente no podía evitar odiar la idea de quedar sin alguién que le había servido tanto tiempo, mientras que Dana relamia sus secos labios producto del estrés que le causaba la situación— Te pido que seas feliz por mí y lo respetes.

— Eres la única hija que tenemos bajo nuestro cuidado, siempre has estado con nosotros bajo nuestro techo, cariño; no quiero que vayas tan lejos, hay tantos peligros y riesgos...—fue interrumpida.

— Al igual que aquí, podría decirse que peor—suspiró y tomó sus cosas al sentir el motor de un auto afuera— los voy a extrañar, -quizas no tanto- ya llegó el taxi los quiero; adiós mamá y adiós papá.—Los miró a ambos para luego salir rápidamente por la puerta antes de que sus padres reaccionaran y siguieran intentado evitar que se fuera.

La lluvía era el clima predicto desde la mañana luego de que dieran las noticias, las gotas empezaban a caer sobre los cristales de las ventanas del taxi, mientras la joven castaña revisaba su celular respondiendo mensaje de sus familiares de los cuáles ya se había despedido antes, los papeles para el cambio de universidad era lo que más cuidaba hasta ahora, cursaba el antepenúltimo año, así que tenía que dar lo mejor de sí para ser referida y salir con muy buenas notas, cosa que en Seoul no tendría gracias al estrés y los problemas que tenía tanto en casa como en la universidad.

Al llegar al terminal de trenes el taxista la ayudó a bajar la maleta y los bolsos, la castaña ingresó con rapidez siguiendo la líneas guías en el suelo hasta encontrarse con una fila de gente para pasar su boleto por un escaner y ser verificado para avanzar. Una vez escaneado la joven yacía en una banca esperando a que el tren de la línea 04 llegara a su parada inicial del día de hoy, las gotas de lluvia seguían cayendo pero no con tanta intensidad como antes.

¡No Eres Taehyung! | Jeon Jungkook ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora