Capítulo 5

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Dalissa

Le había prometido a Mónica acompañarla a casa de Nora. Estaba arrepentida. Había querido llamarla en todo en ese día para decirle que no iría. No sabía que ponerme, ¿Desde cuando era tan difícil? El único que estaría ahí era su hermano ¿No? Sus padres siempre estaban de viaje.

Al final me puse un vestido de los mismos con la chaqueta de siempre y mis tenis. Lo último que debería importarme era mi apariencia.

Bajé las escaleras a todo tropel, me gustaba tirarme cuando faltaban cinco escalones. Siempre y cuando la abuela no estuviera viendo. Y no lo estaba, así que lo hice.

—¿Qué fue eso que sonó?—escuché su voz proveniente de la cocina.

No iba a responder a esa pregunta.

—Abue, voy a salir—le dije caminando hacia la puerta.

—¡No vengas tarde!—gritó

Caminé por la acera hacia la casa de Mónica. Ella llevaría el auto de su padre y me parecía buena idea. Cuando llegué a su casa, ella ya estaba esperando en la calle. Me subí al auto algo nerviosa. Eso de salir sin orar me estaba pareciendo mal agurio. Seguro que Mónica lo había hecho, así que alejé el pensamiento al instante.

La casa de Nora estaba un poco alejada de la ciudad. No recordaba haber venido nunca, aunque probablemente lo había hecho. Antes solíamos reunirnos seguido. Cuando Mónica dirigía el grupo de jóvenes, pero después que se fue a la universidad pusieron a alguien más y creo que desde entonces no hemos tenido ninguna actividad.

Cuando estuve en el patio me tensé al instante. Había más de dos autos ahí afuera, incluso podía reconocer algunos.

—¿Es una fiesta?—me pregunté más bien a mí misma.

Mónica bajó la ventana y dio un suspiro al darse cuenta de lo que estaba pasando.

—Solo iré a saludar.

De repente nuestros oídos se adaptaron y escuchamos la música. Negué con la cabeza, desde un principio no había querido entrar a esa casa y ahora estaba más convencida.

—Vamos—Mónica abrió su puerta—es solo... música.

—Y gente no cristiana celebrando no sé que...

—Vamos Daya—parecía rogarme—solo cumpliré con mi parte y luego nos vamos.

Rodé los ojos, no tenía caso negarme.

Abrí la puerta y salí del auto. Ella me espero para que fuéramos juntas hasta la entrada. Observé el patio y todo lo que lo conformaba. ¿Ese era el auto del padre de Arturo? Mónica me llevaba agarrada de la chaqueta y no me soltó hasta que estuvimos en la puerta. Yo seguía mirando hacia atrás hasta que me di cuenta que habían abierto la puerta.

Del otro lado estaba Nora con una sonrisa muy amplia. Seguro le divertía la situación.

—Bienvenidas.

Supuse que Mónica le había anunciado que vendría con ella porque no mostró ni una pizca de sorpresa. Nos dejó pasar y caminamos juntas por el recibidor. Cuando nos acercabamos a la sala nos enteramos de quienes estaban ahí.

Aparte de Arturo y el hermano de Nora, estaba Oliver, dos chicos que no reconocí, Jake un compañero de clases, Nick el anfitrión de la fiesta de Halloween y dos chicas de clases.

Arturo mostró sorpresa al vernos, aunque creo que fue más bien porque lo vimos a él. Todos estaban sentados, algunos tomaban cervezas y parecían divertirse. Me acerqué buscando un lugar donde sentarme, solo había uno a la par de Arturo, pero creo que estaba apartado para Nora.

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