Capítulo 6

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Dalissa

Lo primero que hice al despertar fue llamar a Mónica. Lo noche anterior la había llevado al hospital, me pidió que no le dijera nada a sus padres, ni a Alex. No quería preocuparlos, aunque si no quería preocupar a alguien hubiera sido a mí, que tuvieron que darme un calmante para los nervios.

No estuvimos mucho tiempo en el hospital y di gracias a Dios porque no era nada grave. La llevé hasta su casa y la guié hacia la habitación para asegurarme de que estaba bien. En la mañana me porfió que se sentía mejor, pero no la escuchaba tan convencida.

—Seguro no me he adaptado bien al lugar—dijo buscando una causa de su malestar.

—Pero te duele la cabeza...

—No tanto como ayer, la limonada me está ayudando. No creo que...

—¿Qué?—siempre que dejaba una frase a medias me asustaba. Sentía que había algo más que no quería decirme—¿Qué te dijo el doctor?

—No mucho... dijo que tal vez algo que ingerí por accidente.

—¿Algo?

—Sí, ya sabes. A veces las frutas no están bien desinfectadas o algo vencido.

—Ten cuidado—respondí con ganas de creerle.

—Claro. Tendré más cuidado.

Pensé que iba a cortarme, pero yo necesitaba sacarle algo más. No la dejaría esquivarme tan fácil.

—¿Qué te dijo Nora?

Reinó el silencio del otro lado de la línea, de no ser el sonido del ambiente hubiera creído que no me había escuchado.

—Lo de siempre.

—¿Cómo?

—Bueno. No hablamos mucho.

—¿No quieres contarme?—confronté.

—No es eso...—parecía nerviosa.—Ella no es la Nora que conocíamos, sólo puedo decirte eso.

—Hablaron de lo que pasó...

—No.

—¿Entonces?

—Creo que ella lo ha olvidado y yo también.

Espero que eso no fuera en serio. Sí sabía que Nora estaba muy diferente. No era la misma chica que cantaba en el coro, aunque al principio había pensado que su partida se debía a lo que había pasado con Mónica, creo que fue algo más.

Decidí dejar la conversación hasta ahí. Cuando Mónica estuviera lista para contarme me diría. Bajé a la sala y le di un beso a la abuela antes de irme a clases.

Ese día vi a Arturo un par de veces. Parecía enfermo. Por un momento quise acercarme para saber si estaba bien, pero su amigo estuvo con él todo el tiempo, así que me retuve.

El siguiente viernes no estuvo en el discipulado, ni siquiera lo vi junto a su familia el domingo en la iglesia. No sé por qué me interesaba, nunca me había importado, ni él ni su familia. Puede que faltara regularmente y no me diera cuenta hasta ahora. En la escuela sí lo vi todos los días, incluso escuché rumores, infundidos por Jake y Nick, que el día de la reunión en casa de Nora, Arturo había tomado alcohol. No les creería a gente tan carroñera como ellos. Aunque de repente me picaba la curiosidad por descubrir por qué habían inventado eso.

RedenciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora