Arturo
Fue maravilloso entrar a su casa. Era su lugar. Me detuve a pensar que Natalie tenía un poco de razón, es posible que no conociera a Ester tan bien. A pesar de eso yo sí confiaba en ella.
Después de saber que había orado por mí durante tanto tiempo, me hizo darme cuenta de que aquello que yo guardaba adentro por ella era real.
-Mamá, estoy en casa-dijo desde la puerta.
Su madre salió por un pasillo. No recordaba muy bien ese rostro, era de las personas con las que había interactuado muy poco, pero estaba seguro que ella sabría quién era yo.
La señora mostró una cara de sopresa acompañada por una sonrisa.
-¿Trajiste a alguien?
-¿Recuerdas a Arturo?-le preguntó Ester.
-Por supuesto. Además, lo he visto en la iglesia.
-Lo invité a cenar, espero que no haya problema.
Vaya, me sentí un tanto incómodo, aunque sabía que diría que no le molestaba, ya fuera por compromiso o por recibirme bien.
-Claro que no.-dijo amigable-pasen al comedor, ya casi sirvo.
La señora se encaminó al pasillo y nosotros la seguimos.
-Deben estar muy cansados, ¿Quieren algo de tomar antes de que sirva la cena?
-Yo quiero un té-respondió Ester-no te preocupes, yo misma lo preparo.
-Yo estoy bien-aseguré.
-Te haré un té también, te hará bien-me dijo en voz baja.
Me senté en la mesa y aproveché para revisar todos los mensajes que tuviera. Ester se fue con su madre a la cocina y al momento apareció con dos tazas humeantes.
-No te hubieras molestado-repliqué como para decir algo.
Ella se sentó a la par. Me acercó una de las tazas y también el azúcar.
-¿Sabes? Me he dado cuenta que no tengo tu número de teléfono y es posible que lo necesite alguna vez.
Sonreí. Tenía el teléfono en la mano todavía.
-Podrías darme el tuyo.
-De acuerdo.
Sacó su teléfono y me dictó su número. Obviamente lo guardé como Ester. Le envié un mensaje de una carita sonriente para que guardara el mío. Me preguntaba cómo me guardaría ella.
-¿Por qué me ves así?-dijo de repente.
No me había dado cuenta que lo que estaba pensando se reflejaba en mi cara.
-¿Cómo me has agregado?
Me mostró su teléfono y leí algo gracioso y agradable a la vez.
"El rey"
-¿En serio?-me reí.
-Podrán haber muchos Arturos, pero ninguno con aires de rey como tú.
Ladeé la cabeza mostrándome cohibido por su comentario a pesar de que todavía necesitaba una explicación al respecto.
-¿Eso qué significa?
Antes de que pudiera responder aparecieron por la puerta dos niños.
Los había visto en la iglesia junto a Ester, pero no estuve seguro si ellos eran sus nuevos hermanos.Ellos la vieron a ella pidiendo una respuesta con la mirada.
-Es Arturo.
-Es el José-dijo el niño.
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Redención
Romance~Sinopsis en la parte 1~ El pecado podría llevarte a conocer el poder de la redención.