Dalissa
Lo vi bailar con Amber. No sé si fue sorprendente o revelador, tal vez ambas al mismo tiempo.
La fiesta se había puesto aburrida, la música era suave y solo bailaban las parejas. Alice había desaparecido con Curt y casi podía adivinar qué estaban haciendo. Solo quedaba Katy en la mesa y ella no hablaba para nada. La única opción era irme. Pero no podía dejar a Alice, se enojaría mucho si me iba sin ella.
Lo que hice fue salir al patio trasero. Ahí casi no llegaba la música, habían unas bancas y árboles alrededor. Una leve luz de la acera iluminaba. Vi alguna gente que rondaba por ahí, incluso a dos tipos fumando cerca de la calle, pero no presté demasiada atención.
Me senté en una de las bancas, puede que en unos minutos Alice apareciera y viniera a buscarme. Mamá ya habría llegado, me preguntaba si la abuela le había contado la verdad o le dio una excusa para cubrirme. Tal vez ya estaba dormida y no logró decirle nada. Ya no importaba, estaba en el baile, estuve con mis amigos y si me castigaban no me afectaría. Luego vendría la universidad y no tendría a nadie controlando mi vida. Me ilusioné por un momento.
La figura de dos chicos caminando hacia mí me distrajo. No eran los mismos que estaban fumando ¿O sí? Bueno, daba igual. Noté que uno de ellos era el amigo de Arturo y luego me di cuenta que el otro era él. Su amigo no me miró cuando pasó cerca de mí, pero cuando Arturo estuvo a mi lado me tensé al instante al darme cuenta que se detenía.
Dio un suspiro con las manos en los bolsillos. Después se dejó caer a mi lado sin mirarme. Habíamos cruzado un par de palabras cuando enseñayábamos en la obra de teatro, pero todo el mundo estaba ahí. Solo unas cuantas veces habíamos hablado a solas.
—Nos volvemos a encontrar Ester.
—No me llamo...
—Lo sé—volvió a mirarme.—Pero tienes un nombre muy raro.
—¿Raro?
—No le salen diminutivos bonitos.
—Y tú te llamas Arturo.—me giré un poco hacia él.
—También lo sé.
—¿Y no es raro?
—Es el nombre de un rey y Ester es el nombre de una reina.
¿A qué venía eso Don Sabio?
—Tenemos algo en común—sonrió con los labios apretados.
—Si yo me llamara Ester.
—Puedo llamarte así, y tú me llamas Arturo.
—Pero Arturo es tu verdadero nombre—protesté.
—¿Qué más da? Solo estamos tú y yo.
—¿Y?
—Nadie te llamará diferente. Estás solo conmigo, yo te llamo Ester y eso significa que no puedes llamarte diferente.
—Entonces yo también cambiaré tu nombre.
Pensé que se molestaría, pero está vez sonrió ampliamente.
—¿Cuál me pondrás?
—No sé...no...—balbuceé.—Artajerjes.
Soltó una risa y me contagió. Bueno, ese nombre no le quedaría.
—Sigue siendo el nombre de un rey, ¿Significa que has aceptado el de Ester?
—No...—vacilé.
Se pasó una mano por el pelo. Podría decirse que estaba nervioso, ¿De qué?
—José—señalé animada—te llamaré José.
ESTÁS LEYENDO
Redención
Romance~Sinopsis en la parte 1~ El pecado podría llevarte a conocer el poder de la redención.