Dalissa
Subíamos la colina cuando el día decaía. El cielo había permanecido nublado durante todo el día, aún así albergábamos la esperanza de que mejorara al atardecer.
Me costaba subir como la primera vez que habíamos venido. Arturo caminaba a mi lado en esta ocasión. De repente sentí que agarraba mi mano, quizá era eso lo que necesitaba para que la subida fuera más fácil.
Estuvimos arriba más pronto de lo que veía posible. Fue grandioso volver a un lugar tan agradable junto a él.
No sentamos en el pasto verde. Dejamos que nuestras miradas se perdieran en la inmensidad de la belleza. Seguía nublado sí, pero estábamos juntos.
—Ven a verme algún día—escuché su voz retumbando en el silencio.
Un aire frío soplaba rodeandonos de una grata frescura.
—Lo haré—respondí sin estar segura.
—Puedo venir alguna vez yo también.
Prefería que no lo prometiera mejor.
—No lo hagas si se te hace una carga, es mejor que te concentres solo en tu proyecto.
—No podría concentrarme solo en eso aunque quisiera.
Sonreí aliviada por alguna razón.
Su mano que me había soltado cuando subimos volvió a encontrar la mía. La entrelazó con la suya y aunque el ambiente estaba helado, el acto era muy cálido.
—Puedo llamarte seguido Dalissa.
Habían pasado unos tres días desde que había comenzado a llamarme con mi verdadero nombre. No me acostumbraba ni creo que llegara a hacerlo a escucharlo con su voz.
—No tienes que hacerlo por obligación.
—No será una obligación, para nada.
—Pero si no te quedara tiempo ni energía para hablar conmigo, es mejor que no.
Me dio un beso en la sien.
—Siempre tendré tiempo y energía para ti.
Volví a mirarlo con cierto nerviosismo. No quería que me afectara su partida y si lo hacía no quería demostrarlo.
—No quiero que te ates con palabras, ya sabes como es la vida de impredecible.
Él tampoco quería dejar ver sus verdaderos temores, pero lo veía claramente en sus ojos.
—Parecería que no quieres seguir adelante.
Quería de verdad, pero solo pensarlo un poco en que estaríamos separados otra vez, se me hacía difícil.
—Por supuesto que quiero seguir.
—Sé que será duro para ambos, pero al menos podemos intentarlo.
—Entonces...—me giré un poco hacia él— ¿Vas a llamarme?
—Lo haré seguido.
—¿Puedo visitarte alguna vez?
—Por favor.
—¿Vendrás aquí por mi?
—Haré el mayor esfuerzo.
Lo miré un momento en silencio, él bajó la mirada a nuestras manos unidas.
—Es mucho...
—¿Qué es mucho?—su mirada volvió hacia mí.—Hay personas que viven en diferentes países, en lugares más lejanos y lo han logrado, puede que ni se amen tanto como yo te amo a ti.
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Redención
Romance~Sinopsis en la parte 1~ El pecado podría llevarte a conocer el poder de la redención.