Capítulo 12

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Arturo

Esa tarde tenía mucho que estudiar, estaba esperando a Amber en mi habitación para que estudiáramos juntos. Lo habíamos hecho por más de un mes. Ella siempre venía porque Sugel casi nunca pasaba ahí, así que podíamos tener todo el espacio y el silencio. Generalmente nos reuníamos en la biblioteca. Ella había sido de mucha ayuda, manejaba mejor el tema de las leyes que yo, había sido su sueño desde pequeña, así que llegó a la universidad muy preparada.

Escuché la puerta sonar y supuse que era ella porque Sugel nunca tocaba y si estaba cerrado tenía llaves.

Me levanté para abrir y Amber apareció en la puerta. Traía su mochila colgada de lado y una fiambrera en las manos. Siempre traía algo de comer, esa era una de las mejores partes de esas reuniones. El día de mi cumpleaños había traído un pastelito, Sugel estaba en la habitación y me cantaron cumpleaños feliz.

—Buenas tardes—dijo sonriente.

Traía su cabello rubio extendido. Se veía mejor que de costumbre, me hizo recordar a la noche que bailamos en la fiesta de graduación.

—Bienvenida. Adelante.

Cuando entró cerré la puerta para que no entrara ningún ruido del exterior.

Nos sentamos en el escritorio uno a la par del otro. Yo con mi computador y ella con un libro.

—Bueno, investigación ¿No?

—Sí.

Tomé la fiambrera que había traído y la abrí. Eran galletas caseras con relleno de fresa. Me trajo un extraño recuerdo cuando las probé. Ester y yo caminando a casa y conversando. No solo eso, todo los recuerdos con ella vinieron de repente. La había visto un día en la biblioteca, pasó cerca de mí y pareció no notarme, aunque dudo que no lo haya hecho. Me recordaba a la iglesia y todo lo que había sido.

Había querido ir a las reuniones de los miércoles que había mencionado, pero siempre parecía estar demasiado ocupado. Ni si quiera había podido buscar una iglesia. Siempre que tenía un momento libre, era Joshua, Amber o Sugel, siempre surgía algo más.

—¿Podemos empezar?—Amber me trajo de vuelta desde mis pensamientos.

—Sí, claro. Las galletas están muy buenas.

—¿Te gustan?—dijo con un extraño brillo en los ojos.

Asentí poco convencido. Toda la comida que Amber traía me gustaba, pero por alguna razón esas galletas sabían a nostalgia.

Pasamos casi dos horas, rebuscando y haciendo una investigación de veinte páginas. Me sentía agotado, entonces fui a recostarme en la cama. Me acosté viendo el techo con las manos debajo de la cabeza. Amber seguía pasando apuntes al computador. Nos habíamos comido todas las galletas dejando un reguero por todo el escritorio, luego teníamos que limpiar porque para que existiera un basurero en esa habitación ya estaba el lado de Sugel.

Amber cerró el computador y se recostó contra la silla dando un suspiro.

—Listo—declaró.

Volví a mirarla satisfecho. Un trabajo menos para hacer. Se frotó los ojos y se levantó. Se dirigió a la cama y se dejó caer a mi lado.

De repente me sentí raro, nunca había estado en una cama junto a una chica, pero por alguna razón me tranquilizó que fuera Amber. Se quedó mirando el techo igual que yo con las manos en el abdomen.

—Nunca te he agradecido por...poner en su lugar a Jake y Nick—soltó en voz baja después de un largo silencio.

Me quedé un momento procesando lo que había dicho.

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