UN AMOR REESCRITO A TRAVÉS DEL TIEMPO

Parte 30 Plenitud

Nota: contenido adulto.

Capítulo 25

Lejos de los malos sentimientos la pareja se encontraba disfrutando de su viaje de boda, visitando diferentes ciudades y por el momento se encontraban en el lujoso hotel de Old Tawn, en Gold Coast a orillas del lago Michigan, el clima de inicio de primavera aún es frio, pero el paisaje y la felicidad que envuelve a la pareja es celestial, el mundo desapareció para ellos, porque se encuentran sumergidos en su propia burbuja de amor, al instalarse en la lujosa suite, la pareja no salió por varios días de la habitación, los recién casados se amaron por completo, esta vez es diferente comparado con su primera vez, dejaron de lado todos los mitos desagradables relacionados a la intimidad; y los nervios, el miedo y pudor era asunto superado.

Al final de la semana, la pareja salió a dar su primer paseo por los alrededores, caminaron y realizaron algunas compras, Candy siempre pensando en los demás, en las tiendas compraba para sus seres queridos, para ella casi nunca, Terry la observaba todo el tiempo, y con discreción compraba prendas para su amada, la conocía a la perfección, y le encantaba ver su cara cuando desempacaban.

¡Terry! Como supiste que me gusto esto, ¿pero? Terry... ¿lo pagaste?

—Claro que lo pague pecosa, mi época de delincuente ya paso, —contesto muerto de la risa, pecosa distraída y tacaña.

—No soy tacaña, creo que tengo demasiado y prefiero retribuirles a los demás.

—Todo lo que tienes te lo mereces pecosa y ahora me tienes a mí, para consentirte.

—Gracias Terry... cuando regresemos donaré algunos atuendos, porque tengo demasiado y compartiré con las chicas del pueblo, además, casi lo olvido, ahora soy una señora casada, por todas las leyes, mejor dicho, toda una dama de la alta sociedad y debo vestirme acorde a mi estatus ¿verdad? Querido, —dijo Candy, enderezando la espalda, levanto el mentón y comenzó a caminar de puntillas.

Terry se dejó caer en la cama por la risa, su esposa parecía un delicado gato parado en dos patas balanceándose con gracia, Candy al ver que él se burlaba de ella, se le tiro encima fingiendo enojo, Terry la atrapo en sus brazos deteniendo su risa, para dar paso a una serie de caricias que le tomaría mucho tiempo.

Una tarde la pareja regresaba sonriente al hotel, después de su habitual paseo por el pueblo en el que se encontraban, al entrar al lobby se encontraron con un grupo de señoras que elogiaron el atuendo de Candy, la joven de inmediato entro en confianza y comenzó a conversar con las amables damas, ellas invitaron a la pareja a tomar el té, Terry se disculpó, pero le sugirió a Candy que aceptara, una tarde de chachara femenina no le hará mal, Terry tomo todos los paquetes y subió a la suite, y aprovecho para poner algo de orden y tomar un baño, Candy también organizaba, pero cuando necesitaba algo volvía a desordenar, recordó él sonriendo, después del baño se vistió con ropa de descanso y se envolvió en su bata, salió al balcón y se recostó en una poltrona y tuvo la tentación o el antojo de un cigarro, pero se resistió, en todos los meses en el Hogar de Pony se le olvido el vicio, fumar entre caballeros es muy popular en la actualidad, incluso para las mujeres está de moda verlas con las sofisticadas boquillas que se utiliza para sostener sus cigarrillos. Él procuraba no fumar con frecuencia, pero lo hacía cuando le ganaba la ansiedad; y la verdad es que, ya no lo necesita, porque ahora lo tiene todo, Candy está a su lado para toda la vida. Cerro los ojos y los recuerdos invadieron su mente...