POTENTIAL BABY❞ jjk

❝Tensión❞

5

El director regresó a su oficina para intentar adelantar tanto como pudiese y redactar un correo a los encargados de contratar personal, recibió varios mensajes de Taehyung quejándose de que enseñar en Daegu era complicado y otros de Jimin en igual condición, con la diferencia de que Jimin estaba enseñando danza por un tiempo indefinido en Busan.

Rosé... bueno, ella había recibido una buena oferta en Los Ángeles y terminó quedándose allí más tiempo del previsto, pero regresaría en algún momento.

Tocaron la puerta, autorizó la entrada pensando que se trataba de Yoongi, pero no, sonrió sin darse cuenta pues se trataba de Kim.

—Hola, director— ronroneó aquello, igual de sonriente— ya sé que le pediste a todos que se fueran a casa y que algunos rebeldes nos quedamos, pero, ahora la única rebelde soy yo, por eso estoy aquí— dio los pasos necesarios para acercarse y tomar asiento frente a él, colocó unas bolsas sobre el escritorio—y te traje algo de comer, que no es exactamente la cena del año, pero llena el estómago.

—No tenías que... te mandé a dormir a tí también, Kim.

Negó, abriendo los empaques.

—¿Cómo podría dormir sabiendo que tú sigues aquí arreglando todo?— dijo— Además, soy buena manteniéndome despierta, puedo ayudarte, pero, después de que comas algo- oh.

Volvió a colocarse de pie, revisando toda la oficina hasta llegar a la cafetera, junto a esta vió algunos cubiertos, tomó el cuchillo para mantequilla y regresó al escritorio, Jungkook ya había puesto en pausa la computadora.

—¿Qué haces?

Tomó el sándwich, ubicándolo en el centro del platillo de plástico en el que venía.

—No te gustan los bordes del pan— dijo, el corazón de Jungkook se sacudió más rápido— los quitaré para tí, así podrás comer a gusto.

—¿Cómo es que lo recuerdas?— preguntó, sin aire.

Aquello lo había mencionado una vez, solo una vez cuando salieron, teniendo lo más parecido a una cita. Ahora Kim lo tomaba, cortaba los bordes con cuidado y luego a la mitad, en triángulo.

—¿Cómo podría olvidarlo?— rió, un atisbo de nerviosismo en aquella risilla— No te gustan los bordes del pan, te encanta la pasta en cada una de sus presentaciones— colocó el plato con los sandwiches cerca a él— te gusta mucho el helado con todas las adiciones y lastimosamente eres team Iron Man.

Se sentó, entregándole una botella de agua helada, pues Jungkook solía acompañar todos sus alimentos con agua. Suspiró una risa, demasiado sonriente viéndola.

—Me impresionas.

—Tengo una memoria bastante buena.

—Puedo darme cuenta.

Comenzó a comer, ambos todavía con la mirada fija en el otro. Jungkook recordó la noche de la cita, siempre salían de noche, esa vez la llamó bebé cuando la dejó en casa.

Y es que Kim era su bebé. Él amaba ese apodo cariñoso porque sentía que funcionaba en cualquier contexto, romántico, coqueto o simplemente del día a día.

—Y... supe que seguiste en contacto con los chicos.

Bufó, asintiendo.

—Prácticamente me obligaron a ser su amigo— Kim rió, sonaba a ellos— los primeros meses luego de la graduación, ambos vivían más en mi casa con Rosé que en las suyas y Jimin se adhería a mí como garrapata.

—Y pensar que te caía mal— bebió su agua.

—Está comprometido, ya no puede caerme mal.

Eso la hizo sonreír mucho.

—Lo sé, Jimin está muy enamorado de Jeseol. Él no creía que fuese la gran cosa y míralo, van a casarse en algún momento del próximo año.

—Ambos van a quedarse en Busan, según tengo entendido.

—Vivir en Seúl es muy costoso y no es tan placentero— dijo, Jungkook estuvo de acuerdo— Jimin y Jeseol son de Busan, así que estoy segura de que deben estar felices por regresar a sus raíces.

—Es verdad.

—¿Sabes algo de la vida amorosa de Taehyung?

Negó.

—Lo único que sé es que está muy a gusto trabajando, lo que te diga es mentira, estás hablando con quién creía que a él le gustaba mi prima.

—Yo también pensaba lo mismo, pero Jimin me dijo que no era posible y cuando le pregunté a Rosie me dijo que solo eran muy buenos amigos— se encogió de hombros— en fin, vamos a terminar esto y... te ayudo desde mi laptop para salir de aquí antes de que el sol salga.

—Está bien, sólo porque eres muy insistente, Londres te afectó— rió— te llevaré a casa si quieres.

—Eso estaría increíble porque no tengo auto todavía— confesó— y me mudé sola, así que, no voy a negarme a un aventón.

—¿Ya no vivirás con tus padres?

—Nop, descubrí que me gusta mi privacidad y si tengo como mantenerme, pues está perfecto, además no quiero molestar la privacidad de ellos y... ya tengo treinta y uno. Es necesario.

—Tiene un punto ahí, maestra.

Arrugó la nariz y le sonrió, agarrándose el cabello en una coleta bastante alta. Se perdió en esa acción.