Capitulo VI

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Capítulo 6

Le coloque llave a la puerta y busqué un camisón para taparme, tenía ganas de llorar por mi estupidez, por dejarme llevar de alguien que no le importo, pero no, no dejaría que me viera llorar.

Sebastián me traía loca hace tres años cuando se había puesto guapo y había empezado a ir al gym, pero nunca me miró con esos ojos de enamorado, siempre fuimos amigos, o más que todo mejores amigos.
Abrí la ventana porque necesitaba tomar aire. Tocaron la puerta y sabía que era él, no le pensaba abrir pero me acerqué a la puerta.

-¿que quieres? - el tono brusco volvió a mi.

- abre la puerta, necesito hablar contigo -

- para que quieres entrar?, podemos hablar por aquí - no quería verle la cara.

- Abre la maldita puerta Miranda - dijo exaltado - no empieces de nuevo.

Si le veía la cara me pondría a llorar pero tenía que demostrar que era fuerte. Abrí la puerta y me senté en la cama.

Sebastián entró y sólo tenía puestos sus vaqueros, seguía descalzo y sin camisa. Me mata.

-¿ que quieres? - repetí por segunda vez.
Se sentó junto a mi y me miró a los ojos, lo imité.
Tenía la mirada profunda, esos ojos cafés que tanto me gustaban, por un segundo desvíe mi mirada a sus labios, tan carnosos y provocativos, los traía más rojos que nunca.

- Que pasa?- dijo él - porque te levantaste así? - me quede callada - Miranda...

Tome aire y dije:

- Escucha Sebastian, me gustas y lo sabes - me sentí segura - desde hace tiempo, pero... - sus ojos me miraban con tristeza - se que tu a mi no, amas a otra, y lose porque me dejas plantada siempre que quieres- iba a hablar pero lo callé - ya no puedo vivir en esta mentira, tengo que salir de mi burbuja - miré para el suelo - no sabes lo mucho que te quiero.

- yo también - me interrumpió.

- pero tu no me quieres a mi como yo te quiero - se me escapó una lágrima - y esto que paso hace poco fue un momento inesperado - de repente me plantó un beso en mis labios tan dulce que no me negué.

Me separé y lo miré.

- Me gustas tanto que te dije lo de que andaba con otra para darte celos y el que me rogarás - me agarró la cara con sus manos - me encanta cuando coges rabia y me tratas mal, cuando haces pucheros y te ríes a carcajadas, cuando te sonrojas y lo niegas, cuando te vuelves brusca, cuando no sabes que decir e inventas de todo, me encanta tu forma de expresarte, me encanta que no te da pena decir las cosas, me encanta como bailas, me encanta con todo ti - No me podía creer todo lo que me estaba diciendo, en serio gustaba de mi, o eso parecía, me reí a carcajadas y no sabía por qué, tenía pena - de que te ríes?-

- Cuando te volviste tan romántico? - dije algo risueña

- Solo digo lo que pienso Miranda - se apartó.
Me lancé encima de él, lo besé tan intensamente como jamás lo habría hecho.

*Jane*
Llegué a la casa de Nate, tenía un amplio jardín y una gran puerta de madera.
Toqué la puerta y Nate abrió, tenía unos vaqueros oscuros y una camisa blanca, traía el cabello mojado.

- Pasa - dijo rápidamente.

Entré a su casa y sonada una música de fondo
Su casa era lujosa, tenía grandes muebles y mucha decoración, no deje de admirar todo esto ni por un segundo, era tal como lo había soñado aquella noche...

- Que tienes para decirme Nate? - me coloqué frente a él.

Estaba nerviosa.

-Necesitaba verte - se acercó más a mi - necesito de ti -.

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