Cap. 33 - Día 382

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Siempre se dice que en la vida hay que saber estar en el momento exacto y en el lugar correcto, en el amor pasa lo mismo, y una vez que se logra esa alineación de tiempo y lugar, hay que saber mantenerse ahí, avanzar alineando las circunstancias y los sentimientos, evolucionar al mismo ritmo y sin dejar de complementarse. A veces el amor sirve de puente de unión entre el espacio y el tiempo, ayuda a relativizar las diferencias, pero si ese puente no se cuida, acaba por derrumbarse, y el de Amelia y Luisita parecía haber estallado en mil pedazos llenándolo todo de escombros y polvo. 

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En cuanto cerró la puerta y con ella su ojos, Amelia sintió el peso del mundo en su espalda, estaba cansada de terminar etapas, de intentar cicatrizar una herida cuya cura tenía un único nombre. Estaba exhausta de intentar entender el momento en el que todo se rompió, de culparse noche tras noche y de dejar que el arrepentimiento anquilosara sus músculos. La incapacidad de reacción y el sentimiento de indefensión le habían convertido en una observadora de su propia vida, veía el ir y venir de su entorno y no se mostraba activa, solo atenta por si en algún momento su realidad sufría una anomalía. 

De pronto, la voz de Luisita se coló en sus pensamiento recordándole que "hechos son amores y no buenas razones", sonrió al recordar su voz, al recordar como incluso en una discusión era capaz de decir un refrán. Siempre le había gustado eso de ella. Al principio se metía con la rubia, le picaba diciendo que parecía su abuelo Pelayo al decir tantos refranes y frases hechas, que era una vieja en el cuerpo de una joven, Luisita se molestaba y le atacaba diciéndole "pues bien que te gusta este cuerpo" y la miraba con media sonrisa sabiendo que esa frase acabaría con ellas entre las sábanas. Ahora esas sábanas cortaban. 

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Al otro lado de puerta, Luisita contenía la respiración y las lágrimas al borde de sus ojos, al igual que la morena, estaba cansada pero de sufrir. Estaba cansada del dolor intenso, del nudo que cada día crecía y apretaba más, del agujero negro que parecía devorar cada gramo de energía. A esas sensaciones se le unía el sentimiento de rabia, una rabia pequeña que se agrandaba con los días a pesar de que María le decía que tiempo al tiempo, que todo iría mejor.  Lo que Luisita deseaba era que el tiempo pasara ya, que esa tristeza que se había adherido a ella desapareciera para volver a su vida sin Amelia. Estaba harta de darle oportunidades a los díaS. Ella lo que realmente quería era darle una oportunidad al amor. 

 "Lo más bonito que te puede suceder es que ames y sea correspondido"

Lo más bonito que le había pasado a Luisita era haber amado a Amelia. Nunca lo había dejado de hacer y sabía que era correspondido. Siempre lo había sabido. No necesitaba unas llaves para confirmarlo, los hecho hablaban por sí solos y a pesar de la distancia que hubo entre ellas las últimas semanas, Amelia no dejó de darle sus siete besos cada mañana porque según la morena  el siete era el número de la perfección y Luisita era perfecta, no había dejado de comprarle sus chocolatinas favoritas todos los martes que tenía reunión de padres, sabía que a esas reuniones siempre le generaban mucha ansiedad, y seguía apuntando en el calendario los días que faltaban para el estreno de Lurelia. Sin embargo, esos momentos se veían enturbiados con las esperas en el portal de casa,  las llamadas previas para poder hacer planes o  con el sentimiento de ser una extraña en una casa que nunca fue suya pero Amelia era su hogar. 

Respiró hondo. 

La vida cambia en un simple e insignificante segundo, lo que parece casual puede ser lo que marque la diferencia y a Luisita esos treinta segundos que tardó en buscar  su chaqueta vaquera fue el inicio de esa alineación de tiempo y espacio que la llevó a sentarse al lado de Amelia. Ahora se sentían en dimensiones diferentes, en dos mundos paralelos donde cada elemento parecía alejarlas más del centro de unión pero ¿se puede dar de nuevo esa conjunción de coordenadas espacio-temporales? 

Todos los días (Luimelia)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora