Caminaba rápido dejando tras de sí el eco de sus tacones, miraba el reloj con apuro y se maldecía una y otra vez; "Esto de administrar mi tiempo no es lo mío" se dijo a la vez que llegaba al King's. Se paró en seco ante la puerta, cogió aire, se atusó y entró decidida con una sonrisa nerviosa.
- ¡Pero y ese pivón! - Escuchó nada más entrar.
- ¡Eres idiota! - Respondió a su hermana que estaba detrás de la barra mientras inspeccionaba lo local.
- No ha llegado aún.
- ¿No? - Volvió a consultar el reloj, eran las nueve en punto. - Qué raro...
- En serio, Luisita estás guapísima, ese vestido rojo te sienta... - La rubia se miró arriba a bajo para después sonreír de forma tímida.
- Se le va a caer la baba cuando te vea.
- Si es que viene. - Respondió ansiosa.
- ¡Claro que va a venir!
- ¡Ay! María, no sé, que después del beso apenas nos hemos visto, que entre su trabajo, su madre y yo y mi vida... ni hemos hablado del beso... y es raro que no esté, ella es muy puntual pero MUY PUNTUAL ¿Se habrá arrepentido? Si me deja plantada salimos de fiesta. - Miró a María que negó con la cabeza. - Por favor - Le suplicó con la mirada. - Que voy a estar muy triste que no todos los días te deja plantada el amor de tu vida.
- No te preocupes, hoy no será ese día. - Reconoció aquella voz al instante.
La rubia se giró ruborizada y la vio, estaba preciosa, llevaba un un vestido corto negro y una sonrisa capaz de incendiar hasta los propios océanos.
- Amelia has venido - Logró pronunciar sin que le temblara la voz, dirigió la mirada a su hermana que pudo leer en su rostro la vergüenza que estaba pasando.
- ¡Amelia! - Salió en su ayuda. - ¡Qué guapa estás!
- Muchas gracias ¿María? - Dudó.
- Sí, sí María, esa yo soy, la mejor Gómez...
- Bueno, en eso igual discrepo un poco... - Y miró a la rubia que volvió a ruborizarse, María sonrió, acababa de ganarse a la hermana con una simple frase.
- Podéis ir yendo... - Les indicó una de las mesas más apartadas del local. - ¿Dos cervezas?
Ambas asistieron y, sin mirarse, se fueron. Se sentaron una enfrente de la otra, Luisita frotaba las manos contra sus piernas mientras la morena no paraba de morderse el labio.
- ¡Aquí tenéis! - María colocó las cervezas y se marchó no sin antes guiñarle un ojo a su hermana.
- Bueno... - Comenzó Amelia, cogió su cerveza e hizo un gesto de brindis que Luisita no tardó en corresponder. - ¿Qué tal la semana?
"Vaya pregunta más absurda" pensó en cuanto salió de su boca pero estaba tan nerviosa y emocionada que no era capaz de razonar, lo único que quería es que la rubia la volviera a besar.
- Bien, mucho lío entre el bar y los estudios.
- Pero ¿todo bien?
- Sí, sí, bien... - Se miraron a los ojos con esa intensidad capaz de acallar los miedos. - No te he dicho. - dijo de pronto la rubia. - pero han puesto ya una fecha para las oposiciones, bueno, es un rumor, aún no lo han hecho oficial pero me lo ha dicho Fede, Fede que es un amigo mío de la facultad, pero solo amigo, no creas que él y yo.. no, yo con él... solo amigos... bueno, pues es que su hermana está en el tribunal y se lo ha dicho así en plan de extranjis, así que, por favor, no digas nada que me mata.
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Todos los días (Luimelia)
Romance¿Cuántos días necesitas para enamorarte? Luisita y Amelia van todos los días a la biblioteca, sin embargo, lo que parece algo rutinario puede ser el comienzo de algo que dure toda la vida. Una adaptación de mi obra teatral "Todos los días" estrenada...