Yelena regresó de la tienda con platos desechables, galletas, latas de atún y avena. Habían pasado dos días en el mismo apartamento gris y vacío. Le parecía raro que ni Clint ni el FBI aún no aparecieran. ¿Es que entonces Kate Bishop era una niña insoportable para que sus padres millonarios ni siquiera la buscaran?
Yelena, después de satisfacer su estómago, preparó avena y se colocó frente a Kate que, a pesar de tener la libertad para comunicarse, no había dicho nada desde que le reveló la información confidencial.
—Llevas dos días sin comer. No voy a desatar tus manos, así que, haz el favor de cooperar. —sentenció sentándose y tratando de que la arquera tomara el plato y se alimentara.
—Prefiero que me dejes morir —aseguró Kate con tono dramático mirando hacia el techo.
Yelena rodó los ojos.
—No tendría que estar haciendo esto si tu querido líder hubiera aparecido.
—No tenías la necesidad de secuestrarme... ¿Lo entiendes, verdad? No le intereso, ¡déjame libre! —reclamó Kate con tono desesperado.
—Sí le interesas y, de hecho, estás pagando por entrometerte en mi plan. ¡Maldita sea, ni siquiera te registré en el radar y apareciste clavándome una flecha! —también reclamó la rubia.
—Fue necesario, pretendías matar a…
—¿A un inocente? A pesar de las pruebas, ¿Lo seguirás defendiendo?
Kate Bishop suspiró.
—Debo de aclararlo con él —informó neutralmente mirando a Yelena—. Necesito hablar con él.
—Yo tengo todo muy claro. Su destino es pagar por lo cometido.
Kate percibió que la mirada de su secuestradora contenía ira absoluta. Se preguntaba si aquello era realmente el sufrimiento encubierto por la muerte de su hermana, no podía descifrarlos. Además notó que el color de los ojos de la rubia rusa eran verdes, ¿Verdes intimidantes… o hipnotizantes? ¿Ambos? Yelena se dió cuenta que la chica de cabello negro la observaba, por lo que volvió a tenderle el plato de avena a sus manos. Kate finalmente rompió el contacto visual y tomó el plato para consumir la avena.
—Desde que salí de casa de mis padres, no comía esto. A papá le encantaba —Yelena sólo quería que comiera, no esperaba que comenzara a platicar sobre su vida—. De igual manera, no me arrepiento de salir de ahí —pausó para tomar otro sorbo—. Digamos que, desde que murió papá, mi madre y yo no congeniamos. ¿Será que somos iguales? Puede ser. ¿Será que odio su visión sobre la vida y a su novio? Totalmente.
—¡Qué decepción! Ya no podré cobrar por tu rescate —expresó con sarcasmo.
—Podrías hacerlo —dijo Kate sin importancia—. Inténtalo, pídele lo que quieras y te lo dará —volvió a pausar—. Ella realmente ni me mira —continuó la arquera—. Se encarga personalmente de proveer mi tarjeta de crédito, fondos financieros, en fin, lo que se refiere a asuntos monetarios, previene que me quedé en ceros. Pero si hablamos de comunicación y abrazos... bien, ahí sí que hay ceros congelados eternamente.
—Sueltas suficiente información relevante a desconocidos para chantajearte —opinó Yelena con pesadez recargándose en una pared—. Hablas mucho.
—No me gusta comer en silencio —reveló Kate con algo de pena—. Así que… sólo eso.
—Si tienes un dispositivo con el que Clint te localice, es hora de que lo uses —ordenó la rubia minutos después mientras tomaba la laptop.
—¡Sí! Tengo una flecha gps y mi celular… ¡Oh! Una rubia rusa entrenada se encargó de arrancarlos lejos de mí… te pareces a ella —fingió Kate sonreír.

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Mirada Atlantica | Katelena
FanfictionYelena Belova buscaba a Clint Barton. Descubrió que aquella arquera novata sería una pieza clave para terminar con el asesino de su hermana... y de más personas. Nota: Este fic no es canónico ni relacionado a los cómics. Los personajes y situacione...